Capítulo IX. Manantial en el Desierto: La historia oculta de Ciudad Juárez
José Mario Sánchez Soledad/Autor
Monseñor Baudelio Pelayo

Las páginas electrónicas de la Diócesis de Juárez nos cuentan que:
“Contadísimas personas tienen en Ciudad Juárez el privilegio de ser recordadas con tanto cariño y respeto. Pocos tienen ganado un lugar privilegiado en el corazón de los juarenses”. Lo anterior fue escrito por monseñor Isidro Payán sobre uno de los principales pilares de la Iglesia diocesana de Ciudad Juárez: monseñor Baudelio Pelayo, singular personaje que, en efecto, ganó a pulso ese cariño, respeto y lugar privilegiado en el corazón de los católicos fronterizos. Sin él, la historia de la diócesis local no sería la misma.
Baudelio Pelayo Brambila nació el 28 de octubre de 1900 en Santa Rosalía, Jalisco, donde vivió una niñez feliz al lado de sus padres Melitón Pelayo y Dolores Brambila, así como de sus 9 hermanos. Cuando tenía 18 años se fue a Guadalajara para ingresar al seminario, pues había determinado ser sacerdote.
Ahí estudió hasta 1924, cuando fue invitado a estudiar al Seminario de Chihuahua, donde concluyó su formación para ser ordenado sacerdote el 3 de abril de 1926.
Fue maestro de latín en el Seminario de Chihuahua y luego nombrado párroco del Santo Niño en esta misma comunidad, donde fue llamado en 1937 para ser párroco en Santa Rosalía de Camargo, Chihuahua, justo en tiempos de la persecución religiosa. Fue en 1939 cuando Don Baudelio Pelayo fue enviado a servir a Ciudad Juárez como párroco de nuestra Señora de Guadalupe, para atender la propia Ciudad Juárez, así como los pueblos del Valle de Juárez y Villa Ahumada.
Al ser nombrado párroco de Nuestra Señora de Guadalupe se dio cuenta que el templo no era lo suficientemente grande para la afluencia de los fieles, por lo que decidió construir otro con mayor capacidad. El 12 de octubre de 1942 se colocó la primera piedra. El 11 de diciembre de 1945, Don Antonio Guízar Valencia consagró la iglesia dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe, su altar y las reliquias de los santos mártires Emérito y Casta incluidas en él.
El 10 de abril de 1957 este templo fue elevado a la categoría de Catedral, y considerado como tal a partir del 7 de septiembre del mismo año. Unos años después se empezaron a detectar algunos daños, especialmente en la cúpula, y se le hicieron reparaciones en 1961. En 1973 se determinó que era muy riesgoso seguir utilizando la Catedral y el 4 de febrero comenzó su demolición. Para poder reconstruirlo se solicitó el permiso a la Secretaría del Patrimonio Nacional, que tardó más de dos años en concederlo.
La Catedral fue puesta en servicio el 7 de septiembre de 1977, bendecida conjuntamente por el cardenal Joseph Hoeffner, arzobispo de Colonia, Alemania, que había cooperado a su reconstrucción y el obispo diocesano Don Manuel Talamás Camandari. Pero fue hasta septiembre de 1979 cuando se concluyó totalmente la reconstrucción. Las actuales torres de la catedral juarense son parte de aquella construcción. En 1963, monseñor Pelayo la había entregado formalmente al padre Isidro Payán.
Quizá la obra más importante del padre Pelayo fue la fundación de la Congregación de Misioneras de María Dolorosa, con la cual apoyó una de sus principales preocupaciones pastorales: la atención a los más pobres, niños y ancianos de la ciudad, desde siempre abundantes y en la cual ya trabajaba con mujeres de la Cofradía de Seglares de San Vicente.
El 24 de febrero de 1947 la Santa sede aprobó la congregación que fue erigida canónicamente el 17 de septiembre de 1947.
Pero antes de fundar esta congregación monseñor Pelayo había ya construido incontables templos, así como obras sociales. A la par de las obras materiales, don Baudelio edificó pacientemente la comunidad espiritual de Ciudad Juárez con la fundación de asociaciones como la Acción Católica, la Legión de María y la Adoración Nocturna.
Por su incansable labor espiritual y material en favor de la iglesia particular de Ciudad Juárez, el padre Pelayo recibió sendas distinciones de la Santa Sede, solicitadas por su entonces obispo monseñor Antonio Guízar y Valencia. El 24 de septiembre de 1936 fue nombrado “Camarero de Honor” por parte de Pío XI, pero de acuerdo con los cánones de la Iglesia en ese entonces, el título se extinguió con la muerte del Papa.
Luego Pío XII le extendió el nombramiento de “Camarero Secreto Supernumerario” en octubre de 1940, el que igualmente expiró con la muerte del Papa en 1958.

Enseguida, el ya obispo de Ciudad Juárez, Don Manuel Talamás Camandari pidió al Papa Juan XXIII una nueva distinción para el padre Pelayo, a quien se le nombró “Prelado doméstico” el 13 de noviembre de 1958. Para la gente sencilla de Juárez, tales nombramientos fueron motivo suficiente para llamar al padre Pelayo Monseñor, como un sentido de respeto, cariño y admiración por su testimonio de vida.
El 22 de febrero de 1969, monseñor Pelayo fue nombrado párroco de Nuestra Señora de Lourdes, comunidad de la cual se retiró en junio de 1972, por la enfermedad que lo llevó a la muerte el 26 de octubre de 1975. Entonces sus restos fueron depositados en el panteón Jardines Eternos, pero 25 años después, en el año 2000, fueron exhumados y trasladaos a la Capilla de San Antonio de Padua en Senecú, donde actualmente descansa, justo en el corazón de su más preciada obra.

Monseñor Baudelio Pelayo, cimiento de la diócesis de Ciudad Juárez en el Siglo XX
Monseñor Pelayo llevó en sus hombros la Iglesia de Ciudad
Antes de que nuestra comunidad fuera erigida como diócesis y monseñor Baudelio Pelayo se une a la lista de grandes sacerdotes que estuvieron al frente de la parroquia de Guadalupe como Don Ramón Ortiz, quien hizo también una labor muy destacada durante gran parte del siglo XIX.
El padre Pelayo estuvo acompañado en su titánica labor de pocos sacerdotes y debido a que en esa época el clero diocesano escaseaba, invitó a congregaciones religiosas a apoyarle en la atención a los fieles. Una callada, pero ardua labor realizó en ese entonces un grupo de sacerdotes Siervos de María, entre quienes se encontraban Juan Gasperini, Lorenzo Pelattiero, Lorenzo Maggion, Jorge Posenatto y por supuesto Fray Franco Tentori, otro corazón de la Diócesis de Ciudad Juárez.
Unos cuantos años antes de la erección canónica, sirvieron aquí sacerdotes enviados por el Arzobispo de Chihuahua Antonio Guízar y Valencia, algunos de ellos hoy padres jubilares: El padre Alarcón y Leonardo Lucero atendían la parroquia del Sagrado Corazón. Anselmo Franco e Ignacio Villanueva, en Cristo Rey; Baudelio Pelayo y Jorge Gustavo Fong en la parroquia de Guadalupe, Juan Figueroa y Raúl Medina en Nuestra Señora del Sagrado Corazón, mientras que en parroquias foráneas estaban el padre Rogaciano Olvera (Casas Grandes), José Waldo Vega (San Buena Ventura), Vicente Machado (Ignacio Zaragoza) y José Amador en Temósachic.

Las obras de monseñor Pelayo:
– Asilo de Ancianos (calles Degollado y Sarabia) 1946
– Orfanatorio de Guadalupe, 1946
– Congregación de Misioneras de María Dolorosa, 1947
– Asilo de Ancianos Senecú, 1948
– Ciudad del Niño 1954
Templos construidos:
– Nuestra Señora del Rosario, 1942
– Nueva parroquia de Guadalupe (Catedral), 1945
– Capilla San José (Catedral), 1946
– Nuestra Señora del Carmen, 1950
– Capilla San Juan Bosco, 1953
– Cristo Rey y Convento de Capuchinas, 1955
– Santa Rosa de Lima, 1955
– N.S. de San Juan de los Lagos, 1956
– San Antonio de Padua (Santa Rosa), 1957
– Capilla San Pío X, 1957
– El Espíritu Santo, 1960
– Obra negra de Dios Padre, Sagrada Familia y San Francisco de Asís.
Congregaciones religiosas llegadas a la diócesis en tiempos de Baudelio Pelayo:
– Carmelitas Misioneras de Santa Teresa, 1939
– Orden de los Siervos de María, 1949
– Clarisas Capuchinas de Cristo Rey, 1950
– Religiosas de Nuestra Señora de la Caridad, 1956
PIES
1 Monseñor Baudelio Pelayo, cimiento de la Diócesis de Ciudad Juárez en el siglo XX
2 Construcción de la Parroquia de Guadalupe y sus torres, hoy Catedral de Ciudad Juárez.
3 La parroquia de Guadalupe el 8 de diciembre de 1954. Diócesis de Ciudad Juárez.
4 Su Santidad Pío XII promulga la erección de la Diócesis de Ciudad Juárez en 1957































































