M.C. Luis Alfredo Romero/ Comunicólogo
Con frecuencia nos llegaron a decir que la política es para gente “que anda metida en esas cosas”. Pero nada más lejano de la realidad pues, como dice el Papa Francisco, la política es la manera más sublime de ejercer la caridad.
De entrada aclaremos que política es la búsqueda, mediante el diálogo y la acción, de la solución de problemas comunes o dicho de otra manera, es la construcción del bien común.
Problemas lacerantes que nos agobian diariamente y que son incrementados en nuestra mente al ser multicitados por los medios masivos de comunicación son muchos, pobreza, aborto, coronavirus, violencia, corrupción, desempleo, individualismo, apatía social, trata de personas, migración etc. Todo pareciera indicar que estamos irremediablemente condenados al mal.
Ante esta realidad cabe preguntarnos por qué tenemos este tipo de sociedad si hace solamente unos años nuestro país era distinto. Y no me refiero solamente a nuestra querida frontera, donde podíamos caminar sin miedo a cualquier hora de la noche o de la madrugada, no, sino a México entero. Experiencias personales las tengo de los lugares a donde me llevó el ejercicio de mi profesión como México DF, Chihuahua, Parral, Ciudad Juárez y Culiacán. En esos lugares se vivía y se trabajaba y se divertía la gente sin temor. Se estudiaba y se aprendía y todos aspirábamos a una mejoría de vida mediante el esfuerzo y la dedicación
Doctrina Social de la Iglesia
La respuesta a nuestros males la podemos encontrar desde la lógica de la Doctrina Social de la Iglesia. Un divorcio entre la fe y la vida cotidiana empezó a permear desde la época de la posguerra a mediados de la década de los cuarentas hasta nuestros días. Poco a poco nos fuimos acostumbrando a vivir una fe sin obras, la fe fue desencarnada de la realidad y nos conformamos a vivir una fe particular, individual y privada, desconectada de grupos y totalmente ausente de tomar partido con nuestra realidad social. El pensamiento social de la iglesia que fue robusto durante los treintas ha desaparecido y nos urge reencontrarlo.
Vocablos como solidaridad, justicia social, salarios justos, caridad y desarrollo primero fueron hechura del pensamiento social de la iglesia y una vez sustraídos, ahora son utilizados por todos los partidos políticos. La apertura de la iglesia, de los grupos y asociaciones es urgente para que podamos ser partícipes de una iglesia en salida que va al rescate de la sociedad mediante los valores y principios cristianos.
No se trata de formar una partido político, sino que en los grupos donde interactuemos pueda permear el pensamiento cristiano: fábrica, universidad, taller, sindicato, consultorio o tiendita, porque evangelizar es llevar la buena nueva a todos los ambientes y transformar desde adentro, que nuestra meta sea renovar a la humanidad sabiendo de antemano que no estamos condenados al mal, sino que podemos y debemos, con nuestras acciones concretas, construir el reino de Dios en la tierra.
Un método
El método de la Doctrina Social de Iglesia es ver, juzgar y actuar y hubo una época entre los sesentas y setentas posconciliares en que algunos obispos, sacerdotes y laicos, aplicaron este método y tuvieron una acción participativa y de muchos frutos en la sociedad.
Dios trabaja a través de nosotros y el Espíritu Santo sopla, inspira y da fortaleza. ¿Estamos listos para empezar a construir el reino transformando la realidad actual? es algo que en conciencia debemos preguntarnos, y pensar más allá del bien mío para pensar en el bien de todo México, dejando atrás el individualismo y la apatía.
Para muchos llevar el evangelio a la vida social se puede convertir en su vocación de cristianos y podrán incidir en el trabajo, la política, la economía, la educación, la ciencia y la cultura, tomando siempre en cuenta la dignidad de la persona, para que sus acciones de solidaridad y subsidiariedad se puedan proyectar a la construcción del bien común recordando lo que dicta la Segunda de Santiago “las obras son prueba de que se tiene fe” O bien, recordar lo que el Papa Francisco dice en Evangeli Gaudium “los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación política destinada a promover de manera orgánica el bien común”