Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo: Reciban el Espíritu Santo…
Lectio Divina correspondiente al 05 de junio, Domingo de Pentecostés … Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Juan 20, 19-23.
Aquel mismo domingo, por la tarde, estaban reunidos los discípulos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: -La paz esté con ustedes. Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos, se llenaron de alegría de ver al Señor. Jesús les dijo de nuevo: -La paz esté con ustedes. Y añadió: -Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo. Sopló sobre ellos y les dijo: -Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, Dios se los perdonará, y a quienes se los retengan. Dios se los retendrá. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿A qué domingo se refiere el texto del evangelio?
¿Qué estaba sucediendo con los discípulos en ese momento?
¿Con qué palabras saluda en dos ocasiones Jesucristo a los discípulos al presentarse en medio de ellos?
¿Cómo reaccionan los discípulos al ver a Cristo y escuchar su saludo?
¿Qué misión les encomienda?
Al soplar Jesucristo sobre sus discípulos, ¿a quién recibieron y qué poder les da?
Breve Estudio Bíblico
Inmediatamente después de la Pascua vivimos el domingo de la fiesta de Pentecostés donde los cristianos católicos celebramos la venida del Espíritu Santo, el día donde nace la Iglesia. El libro de los Hechos de los Apóstoles narra que después de la cincuentena pascual, las puertas donde se encontraban los discípulos de Cristo son derribadas y ante un gran ruido reciben el Espíritu Santo. Se estaba viviendo la “fiesta de las cosechas” donde los judíos devotos, venidos de todo el mundo, acudían al Templo a dar gracias por los dones recibidos. Al oír el ruido, acuden desconcertados y escuchan sorprendidos las grandezas de Dios en sus propias lenguas. La segunda lectura nos recuerda, a cada creyente, que todos hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo. La fe en Dios es un don, un regalo que, ante la presencia e inspiración del Espíritu Santo se enriquece de dones a la comunidad en cada persona. Hay diferentes dones y servicios que tienen un solo origen que es Dios y un solo fin: ponerlos al servicio de todos, un bien común. El Evangelio nos sitúa en la tarde del domingo de resurrección y nos presenta a unos discípulos replegados a puertas cerradas por miedo a los judíos. Cristo se presenta en medio de ellos mostrándoles sus manos y el costado; rompen en alegría cuando ven al Resucitado y escuchan su saludo de paz. La promesa se ha cumplido (cfr. Lucas 24, 49), Jesucristo los hace participes de la misión de anunciar la Buena Nueva que Él ha recibido del Padre. Los discípulos reciben el Espíritu Santo quien es la vida, la fuerza y la inspiración que hace pasar al creyente del miedo a la alegría, del escuchar al vivir, del recibir al dar, del ver al creer y del creer al testimoniar.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio interioricemos respondiendo, con sinceridad, las siguientes preguntas:
¿Cuáles son los miedos que experimentas y le restan sentido a tu vida?
¿Cuáles son esos perdones que necesitas dar o recibir para abrir y liberarte de las “puertas cerradas” de tu corazón y experimentar del todo el perdón y la alegría que brinda Cristo resucitado?
“La paz esté con ustedes”. ¿Qué provocan en ti estas palabras de Jesucristo?
¿Eres consciente que al recibir el Espíritu Santo eres enviado por Dios para ser su mensajero y testigo en el mundo?
¿En qué nos anima que el Espíritu Santo esté siempre, incondicionalmente, presente en nuestra vida, incluso y, sobre todo, hasta en los momentos más complicados?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Ven, Dios Espíritu Santo,
que la vida es vacía si Tú me faltas.
Rompe en mí los miedos, abre en mí las puertas y libérame de todo pecado.
Dame la fuerza que necesito para vivir, perdonarme y perdonar.
Dame la alegría del encuentro, el don de la fe, la valentía del verdadero testigo.
Ven, amable huésped del alma,
Inspira y habita mi ser.
Del recibirte enséñanos a darnos y,
concede a aquellos que ponen en ti su fe y confianza
tus siete sagrados dones.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que llegue a lo más íntimo del corazón y sea consuelo del alma:
«Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya» (Salmo 103).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Jesucristo resucitado envía a la Iglesia su Espíritu para que cada cristiano sea participe de su vida divina y se convierta en su testigo en el mundo. Para la celebración de Pentecostés, los sacerdotes visten de rojo para conmemorar la llegada del Espíritu Santo evocando a las lenguas de fuego de la Escritura y el amor del Espíritu Santo.
Propuesta: ¡Seamos testigos verdaderos de Jesucristo resucitado! Nuestros hermanos migrantes nos necesitan. Compartamos alimentos, ropa, artículos de limpieza o también puedes ser un bienhechor. Recordemos que todos somos peregrinos de este mundo y nuestro destino y patria es el Cielo. Apoya a la Casa del Migrante en Juárez. Informes al 656 687 0676.
Primera Lectura: Hechos 2, 1-11
Salmo 103
Segunda Lectura: 1 Corintios 12, 3-7. 12-13
Color: Rojo