Ana María Ibarra
Más de 500 matrimonios vivieron con entusiasmo el Congreso Anual de Matrimonios Católicos número 38, evento realizado 25 y 26 de octubre en el Gimnasio de Bachilleres.

Los temas estuvieron enfocados a el lema del evento: Matrimonios, Peregrinos de Esperanza, y fueron impartidos por los predicadores Francisco y Edith Hernández, laicos de Guadalajara; el padre Salvador González Magaña, de la Arquidiócesis de Monterrey y Fray Eduardo Espinosa Chacón, de la Diócesis de Las Cruces.

Reunidas en el amor de Cristo, las parejas participaron llenas de fe y con disposición en sus corazones para recibir el mensaje de Dios a través de los predicadores invitados.
Uno de ellos fue el matrimonio formado por Edith Martínez y Francisco Hernández, de la Arquidiócesis de Guadalajara, quienes invitaron a los matrimonios a mantener la esperanza, o a recuperarla, si es que se ha perdido.
“Muchas cosas suceden dentro del matrimonio, o fuera de él, que nos hacen pensar que este proyecto perfecto, que es vivir el amor de Dios dentro del matrimonio, tiene errores o que Dios no lo pensó muy bien. Pero Dios, con el matrimonio, nos da la oportunidad de ser plenos, felices y caminar juntos hacia el cielo”, explicó la pareja.
Edith y Francisco dijeron que es necesario un diagnóstico dentro de la vida matrimonial para descubrir las dificultades y solucionarlas, y no buscar la separación como salida.

“Al ver los obstáculos que nosotros mismos ponemos a la relación nos damos cuenta de que estamos contribuyendo a que este camino que Dios planeó para nosotros sea tan complicado. Quizá sea el medio en el que me desenvuelvo que no le ayuda a esta visión del matrimonio y me hace pensar que la donación y poner el bien de mi cónyuge en un lugar primordial, es malo”, mencionaron.
El matrimonio señaló la necesidad de poner el énfasis en la esperanza como un camino de reconocimiento del amor de Dios.
“La esperanza es un regalo que Dios nos da, una gracia que nos permite luchar y buscar la solución a los problemas. El matrimonio no es una meta, sino un camino de santificación y salvación de nuestra alma a través de la virtud de la esperanza”.
Los predicadores dejaron a las parejas una propuesta para que hicieran un proyecto de vida como esposos para recuperar la esperanza y ser testimonio para el mundo como esposos y como familia.

Necesitan la Eucaristía
Otro predicador fue Fray Fray Eduardo Espinosa Chacón, de la Diócesis de Las Cruces, quien compartió su testimonio vocacional. Dijo que sus nervios en el momento de la ordenación sacerdotal seguramente son similares al nerviosismo que posiblemente pudieron sentir los ahí presentes, en el momento en que contrajeron nupcias con sus respectivas parejas.
“La vida sacerdotal no es fácil. Es difícil porque te involucras con los sentimientos de las familias. Esto quiero transportarlo a tu matrimonio. Si decidiste el matrimonio, o si no tienes el sacramento y no hay impedimento, cásate, porque necesitas la Eucaristía para fortalecer las dificultades que estés viviendo”, señaló Fray Lalo.
El fraile recordó a los matrimonios que son pastores de sus hijos y la constante respuesta que deben dar ante los retos.
“En este perseverar que debemos tener se nos proponen tres pilares: el respeto, el amor y la fidelidad. Respeto, nunca abras las puertas a una mala palabra, a un grito, porque ya estás traspasando lo que Dios quiere. Si veo el rostro de Cristo en mi esposo o en mi esposa, no debe haber falta de respeto”, señaló el predicador.
El amor, dijo el sacerdote, es Cristo, “es permanecer en ese amor”.
“Jesús da la vida como signo de amor. Dios siempre puede mientras tú quieras permanecer en ese matrimonio en santidad” expuso.
Finalmente dijo que la fidelidad conyugal se basa en el concepto de Dios. Dios es fiel y a pesar de tu infidelidad, Él renueva su Alianza”, concluyó.
El Congreso culminó con una misa presidida por monseñor J. Guadalupe Torres Campos quien, junto con los matrimonios, agradeció a Dios por la experiencia vivida.



































































