El estudio “Niñas, niños y adolescentes reclutados por la delincuencia organizada” de la organización Reinserta, AC. arroja a la luz el problema de la niñez y juventud quebrada al ser captada y reclutada por el crimen organizado. Aquí una visión desde el Valle de Juárez…
Ana María Ibarra
Las secuelas de una época cruda de violencia y la ausencia de los padres de familia que salen a trabajar dejando a sus hijos solos, hacen de niños y jóvenes presa fácil para las organizaciones criminales en el Valle de Juárez y otros sectores de la ciudad.
Esta realidad deja como secuelas sufrimiento y muerte en las familias de estos menores, quienes a su corta edad se encuentran deseosos de poder y fortuna.
Riqueza los atrae
Un ejemplo de esta realidad se vive en El Porvenir. El sacerdote Gary Reyes, párroco de la comunidad Nuestra Señora del Sagrado Corazón, compartió que la falta de oportunidades de trabajo en el poblado lleva a los padres de familia a salir a trabajar al lado americano o a Ciudad Juárez.
“Dejan a los niños solos todo el día a merced de muchas situaciones, de grupos delictivos. La situación de la familia está muy frágil”, compartió el sacerdote.
Añadió que los efectos tanto de la ola de violencia como de la ausencia de los padres, es la presencia de niños y adolescentes que son presa fácil para los grupos delictivos.
“Ahorita se ve mucho joven en El Valle, pero tristemente su pensamiento es el poder y la riqueza”, compartió.
El padre Gary señaló que los niños son reclutados desde muy temprana edad.
“En el Valle Bajo de El Porvenir se ven niños tapando los baches de la carretera para que las personas que transportan migrantes y otras cosas, puedan pasar sin dificultad”, señaló. Es con trabajos pequeños como los atraen, aseguró.
“Les piden que vayan por los burritos, que les cuiden animales, hasta que poco a poco les van pidiendo otros favores como resguardar otras cosas. Y es también desde pequeños que empiezan a tener la imagen de que no les hacen nada, que esas personas son autoridad del pueblo”.
Sin oportunidades…a merced
Si bien en este momento no se han suscitado muertes violentas en menores, el padre Gary compartió que anteriormente fallecían adolescentes de entre 15 y 17 años.
“Gracias a Dios no ha habido asesinatos de jóvenes de esa edad, físicamente, pero están muertos en vida porque siguen caminos oscuros y es muy triste verlos en esa situación”.
Por desgracia, comentó el sacerdote, los padres de familia no pueden hacer nada al respecto.
“El joven en el pueblo no tiene oportunidades, si alguien quiere estudiar tiene que levantarse a las cuatro de la mañana para tomar el camión a Juárez y regresar en la noche al pueblo y hacer lo mismo al día siguiente. Para superarse cuesta mucho, se requiere mucho esfuerzo y perseverancia”, expresó.
Pero, agregó, cuando los padres no pueden apoyar, adentrarse al crimen organizado es la opción más viable.
Olvidados
Por otra parte, el padre Gary dijo que El Valle de Juárez está completamente olvidado por las autoridades, particularmente el municipio de Praxedis G. Guerrero, donde no existen corporaciones policiacas.
“Los niveles de gobierno no pueden hacer nada y los padres de familia tampoco, si quieren salvar a sus hijos tienen que sacarlos del pueblo, es la única alternativa”.
Agregó que son precisamente los grupos delictivos quienes “resguardan” a la comunidad.
“Ellos son los que cuidan al pueblo, los que dicen qué hacer, qué no hacer. Hasta la fecha han sido muy respetuosos con las escuelas y la Iglesia. Uno aprende a vivir en medio de la situación del pueblo, es una realidad que no podemos negar. Aprendemos a convivir con ellos, con nuestros límites, pero es una realidad”.
El sacerdote compartió que existen más grupos delictivos que escuelas, pues El Porvenir cuenta con solo dos escuelas primarias, una secundaria y una preparatoria. Por ese motivo algunos jóvenes se van a Estados Unidos.
“Los niños crecen en esta realidad y la ven como aceptable y “bueno”. Es lo que hay. Claro que se sigue luchando, platicamos con las maestras y maestros de la escuela, hay un gran compromiso y preocupación por hacerlos crecer en valores, pero no es fácil”.
Mujeres en riesgo
Actualmente aumenta la preocupación ya que también las mujeres se han integrado a estos grupos.
“Es triste ver a las adolescentes que buscan a una persona así para un “noviazgo”… se sienten seguras con ellos. Desvalorizan formar una familia por lo que ellos les dan. Se ven como un objeto para ellos y son “felices”… pero nacen niños sin papá”.
El sacerdote hizo un llamado a la sociedad en general ya que, dijo, todos somos parte del cambio que requiere la comunidad.
“Podemos culpar al gobierno, pero es responsabilidad de la familia educar a los hijos en valores. No podemos permitir que las realidades que vivimos se vean como normales. El llamado es a las instituciones, como la Iglesia, que tenemos la responsabilidad de educar en la fe, en el amor a Dios y del prójimo. Al gobierno, que ponga los medios y estructuras para formar a los niños y jóvenes”, puntualizó.
Niños captados para
el consumo de drogas
En el poblado de Loma Blanca, el Centro de Evangelización Las Alitas lleva a cabo una misión enfocada a los niños, adolescentes y jóvenes.
Si bien en toda esa área se enfrenta a la presencia del crimen organizado, Gabriel Rodríguez, uno de los fundadores de la obra, compartió que en su contacto con niños y jóvenes no han descubierto, actualmente, que menores sean reclutados por agrupaciones delictivas.
Sin embargo, reconoció que en la época que se denominó la más cruda de la violencia en la frontera, vivieron la experiencia de que dos jóvenes que acudían a Las Alitas fueron asesinados.
“En ese tiempo siempre tuvimos abierto y convocábamos a los niños a jugar. Nos sentíamos seguros. No creemos que estos dos jóvenes estuvieran envueltos en nada turbio, ni que hubieran sido presas del crimen”, afirmó sobre los asesinatos ocurridos, uno hace un año y el otro hace dos, aproximadamente.
“Eran jóvenes uno de 16 años y el otro de 20 años. Desde chicos los teníamos y pensamos que no estaban dentro de ningún grupo, pero eso no se puede saber. Eran jóvenes de corazones buenos”, resaltó.
Para Gabriel, estos jóvenes fueron víctimas de la violencia desatada.
No obstante, ya que su misión se ha extendido a los poblados de San Isidro y Guadalupe, Gabriel compartió que los jóvenes que asisten al centro desde esos lugares tienen dificultades ya que son detenidos por los grupos que ‘lideran’ la región.
También han ocurrido otras afectaciones.
“Una de nuestras jóvenes en una ocasión no pudo asistir ya que hubo una balacera – en Guadalupe-que duró dos horas y nadie podía salir. Eso es lo que nos toca vivir.
Gabriel dijo que una realidad es que los muchachos, a partir de los 13 años comienzan a buscar dónde trabajar y es en algunos trabajos -como bloqueras- donde los adolescentes son captados para el consumo de drogas.
Sin embargo, reiteró que no puede asegurar que sean reclutados como criminales.
Para saber…
De acuerdo a estimaciones oficiales, alrededor de 460 mil niños podrían estar sirviendo al crimen organizado en la comisión de diversos delitos como narcotráfico, usados como halcones para el espionaje, secuestro, tortura y homicidios. Unirse a las filas de la delincuencia resulta la única opción de vida para dejar atrás la denigrante pobreza, la ausencia de educación, la falta de actividades para darles herramientas para su vida, dice el estudio de Reinserta.