Al sumergirse en el Internet en busca de un espacio de pertenencia, los menores pierden la capacidad de relacionarse persona a persona, advierten
Ana María Ibarra
En busca de pertenencia, los jóvenes se adentran en las redes sociales como un espacio de encuentro e interacción. Sin embargo, pierden la capacidad de relacionarse persona a persona. Aunado a esto, los riesgos aumentan conforme más tiempo se encuentren sumergidos en el Internet.
Para reflexionar sobre este tema se entrevistó a Perla Olivares y Rafael Rodríguez, presidentes diocesanos del movimiento de Renovación y con una certificación como conferencista GuardiaNet.
Las redes sociales se actualizan constantemente con contenido que atrae, principalmente, a los adolescentes y jóvenes, quienes son atrapados ya que es la manera en que buscan tener amigos y seguidores.
“Buscan pertenecer, se la pasan contabilizando los likes que reciben y están al pendiente de las novedades”, compartió Perla.
Si bien se puede creer que las redes sociales acercan a las personas que están lejos, se corre el riesgo de alejarse de quienes están cerca.
“Podemos estar en cuatro paredes como familia, pero lejanos. Este riesgo es generacional, no sólo son los jóvenes, también los adultos e incluso adultos mayores”, añadió Rafael.
Para el matrimonio, cuando los hijos son pequeños y dependen todavía de sus padres, el que ellos caigan en las redes sociales es porque como familia se encuentran carentes de una convivencia diaria y del tiempo necesario.
“Cuando era niño salíamos a jugar, a correr, y terminábamos el día cenando en familia. Ahora no existen esos momentos de convivencia en el que papá y mamá se sienten a la mesa con sus hijos a disfrutar los alimentos. Lejos de platicar y convivir, estamos con el teléfono a un lado e ignorando a la persona que está frente a nosotros”, sentenció Rafael.
Caritas felices, sólo una pantalla
La pérdida de las relaciones humanas en los jóvenes, resaltó Perla, los imposibilita para hacer amigos e incluso para pedir ayuda ante una necesidad.
“La pantalla es solo eso, pantalla. Publican caritas felices, pero internamente viven otra realidad, ese es el riesgo de las pantallas. Pueden tener muchas necesidades, pero no saben cómo acercarse, están distraídos”, mencionó Perla.
Por su parte, Rafael explicó que las habilidades interpersonales son importantes al inicio de la vida laboral y para compartir sentimientos.
“Por un lado, las empresas solicitan la facilidad para relacionarse de manera personal y en este tiempo es complicado que el joven lo haga. Por otro lado, durante la vida padecemos eventos que generan heridas, y la manera en que podemos ir sanando es a través de los amigos, compartiendo con ellos. Es un riesgo no ser capaces de expresar los sentimientos”, afirmó Rafael.
Peligros en Internet
Perla señaló que las redes sociales son una ventana a la pornografía, que daña el cerebro tanto como una droga, y necesita estar siendo estimulado con cantidades altas de dopamina.
“Los daña en la afectividad. No les interesa tener una novia o un novio, porque sólo les satisface lo que ven en las redes. El daño que les ocasiona es al nivel de la heroína”, dijo Perla.
“Las redes sociales dirigidas a los adolescentes, como Instagram y TikTok, del 100% de su contenido, el 70% tiene una connotación sexual. Es importante que como papás estemos al pendiente de lo que están viendo nuestros hijos. Se ha llegado a comprobado que los niños tienen su primer contacto con pornografía alrededor de los nueve años”, refirió Rafael.
Durante un retiro para jóvenes en el que se les retuvo el celular por dos días, Perla y Rafael se dieron cuenta que los mismos jóvenes se sintieron libres.
“El joven ni siquiera sabe que es esclavo del celular, de las redes. Éste es un llamado a los papás, porque si los jóvenes y niños no tienen un ejemplo de cómo convivir o cómo jugar, no dejarán el celular. Los jóvenes están ansiosos de relacionarse, de platicar, pero no saben cómo empezar”, señaló el matrimonio.
Asimismo, afirmó que el reto es conocer y a hablar el idioma que los jóvenes utilizan en las redes sociales y las redes mismas.
“El no conocer abre una brecha que separa al papá del hijo porque no hablamos el mismo idioma. Tenemos que darnos a la tarea de conocer qué es lo que están viendo, qué están jugando, qué les interesa, para hablar su lenguaje, entendernos y no alejarnos. Porque vendrán nuevas redes y la brecha se hará más grande”, afirmó Rafael.
Y concluyó: “La relación interpersonal que se va rompiendo con el exceso de uso de las redes sociales se va incrementando en la medida en que nosotros lo permitamos. Tenemos que aprender y meternos, y si no sabemos hay que preguntar. En nuestras manos está su educación y su desarrollo”.
“Éste es un llamado a los papás, porque si los jóvenes y niños no tienen un ejemplo de cómo convivir o cómo jugar, no dejarán el celular”
Perla Olivares y Rafael Rodríguez, guías certificados de GuardiaNet
Consejos
- No regalar un celular a niños y adolescentes. Así no tendrán acercamiento a las redes sociales.
- Si papá o mamá decide prestar su celular a su hijo, es necesario que tenga filtros o bloqueo de páginas no adecuadas o que los pongan en peligro.
- Platicar con los hijos sobre los riesgos que puede haber en las redes sociales.
- Dedicar tiempo a los hijos para convivir.
- Poner reglas básicas como no ir a la habitación con el celular o cualquier dispositivo.
- Que los maestros busquen más interacción en sus clases y eviten las clases virtuales.
- Fomentar en la escuela el trabajo en equipo y la colaboración persona a persona.
- No satanizar las redes sociales. El Internet bien utilizado puede ser de beneficio.
- No decir un “no” sin un “sí”. No se puede negar el uso del celular sin ofrecerle otra alternativa: ver una película, ir al parque, platicar como padres e hijo, un juego, una actividad física.