Presencia
El Senado aprobó en fast track, en lo general y en lo particular, la llamada “supremacía constitucional”, ley mediante la cual se hacen intocables por parte de la SCJN las reformas que dicte el Congreso. Con 85 votos a favor y 41 en contra se aprobó blindar los cambios constitucionales para hacer improcedentes los juicios de amparo, la acción de inconstitucionalidad y la controversia constitucional contra modificaciones o adiciones a la Constitución Política.
Para la oposición en México, esta ley implica la instauración de una dictadura en México por parte de Morena. Por ello la pregunta de esta semana es:
¿Qué opina de la aprobación en el Senado de la llamada “supremacía constitucional” y qué implicaciones tendrá para la justicia en México?
Y hablando de…Constitución de piedra (¿o apedreada?)
Cimentado en una popularidad incuestionable el anterior presidente llegó a declarar “no me vengan con que la ley es la ley” (6/4/22). Ahora, bajo la cobija de treinta y cinco millones de votos la sucesora manifiesta que la democracia es hacer la voluntad del pueblo y sólo están plasmando en la constitución esa voluntad, y están previniendo que nadie pueda evaluar lo que ella y sus partidarios entienden por voluntad del pueblo.
Si ya le reforma judicial es un gran error llevado a la Constitución, la reforma que ahora se discute (y que posiblemente esté aprobada para cuando usted lea estas líneas, pues todo lo están haciendo con suma prisa), es el clavo que le faltaba al ataúd de la República.
La Constitución es el documento que contiene los principios con los que una nación acuerda regirse, y de la cual derivan todos los demás ordenamientos aplicables a sus autoridades y ciudadanos, y a sus relaciones. Ciertamente las comunidades evolucionan y es indispensable ir adaptando e incorporando normas a ese gran acuerdo, sin embargo, los cambios deben fortalecer la democracia, los derechos humanos, y el estado de derecho en sí mismo.
La reforma que se discute abre la puerta para que se modifiquen completamente las reglas del juego por una mayoría sin tomar en cuenta, no sólo la opinión, si no los derechos de quienes no forman parte de esa mayoría.
En la Alemania de la inter guerras, un grupo que se consideraba mayoría y representante de los legítimos intereses del pueblo alemán decidió imponer un ideario, proscribir ciertas actividades como comprar mercancías a personas pertenecientes o relacionadas con una raza o ideología “no alemana”. Con el supuesto objetivo misericordioso de proteger a las personas pertenecientes a grupos minoritarios de la rabia popular que podía atacarlos, fueron recluyéndoles en campos de concentración donde se les proporcionaba trabajo, alimento y habitación. En esa Alemania, todo eso fue legal.
Si a partir de la reforma de inimpugnabilidad, si un grupo que se considere auténtico representante de la voluntad del pueblo mexicano decide establecer en la constitución que todas las mujeres deben usar burka, proscribir las religiones o prohibir el béisbol, no habrá manera de combatir tales atrocidades, todos tendremos que obedecer.
Si alguna disposición vigente protege a la persona de abusos semejantes, bastará con borrarla del derecho vigente y modificar la Constitución para establecer que “cuando se trate de cumplir la voluntad popular” sí se podrá aplicar retroactivamente una ley.
Estamos presenciando el desmantelamiento de nuestra república, esta es una amenaza mayor que el narcotráfico, los desastres naturales y las crisis económicas. Si en el siglo pasado supimos que detrás de todo el aparato de poder sólo contaba la voluntad de quien ocupara la presidencia, estamos muy cerca de que esa persona salga de atrás y sea la única que cuente, sin que nadie pueda rechistar.
En estas circunstancias espero que al menos se nos permita seguir hablando de…
Sergio Madero Villanueva/ Abogado
Detrás de esta denominación tan “intelectual” se esconde la intención de todas las visiones autoritarias de imponer ideas ajenas a la Naturaleza Humana y a la convivencia en armonía entre el bien común y los legítimos intereses de la Persona Humana.
Podemos concebir el derecho como un instrumento al servicio del Hombre o al servicio de las ideas caprichosas de la élite que se turna en el poder.
En el primer caso, los contenidos de las normas legales se subordinan a principios propios de la visión cristiana del Hombre y su Dignidad, tales como la Solidaridad, la Subsidiariedad, el Bien Común o el Destino Universal de los Bienes, lo que permite crear condiciones aptas para la plena realización de las personas.
En el segundo caso, la élite que se encuentra en el poder, haciendo aun lado la sabiduría que surge de los valores de la Cristiandad, busca imponer a la sociedad ideas alejadas de la Naturaleza Humana para dar paso a la creación de condiciones de mediatización y control social, lo que impide u obstaculiza la plena realización humana.
Lamentablemente, la llamada reforma de “supremacía constitucional” se encuentra en el segundo caso. Esta reforma se ha hecho con la intención de hacer de la Constitución Política de nuestro país, un instrumento para imponer ideas ajenas a la verdadera Naturaleza Humana.
En estos casos, cabe recordar lo que nos dice al respecto la Doctrina Social de la Iglesia:
“La justicia, en efecto, no es una simple convención humana, porque lo que es «justo» no está determinado originariamente por la ley, sino por la identidad profunda del ser humano.”.
Rubén Trejo Ortega/Abogado
La Cámara de Senadores aprobó el pasado 25 de octubre del 2024, la Supremacía Constitucional que busca establecer la improcedencia de amparos y controversias contra reformas a la Constitución, reformas de la llamada “4ta. transformación”. Esta reforma es precisar que no procederán las acciones de inconstitucionalidad ni las controversias constitucionales contra reformas aprobadas por el Congreso, así como evitar que el Juicio de Amparo sea utilizado para impugnar estas modificaciones.
Dicha medida surge como mecanismo para brindar reformas constitucionales recien aprobadas, como la elección de jueces, que ha recibido al menos 2 suspensiones por Jueces Federales, y desean hacerla en forma retroactiva, a fin de impedir las impugnaciones contra la Reforma Judicial.
Sabemos que hay pleito de los Poderes Ejecutivo y Legislativo contra el Poder Judicial -lo nunca antes visto- sin embargo, esta Supremacía Constitucional va en contra de todos los ciudadanos mexicanos, y pone en riesgo el equilibrio de poderes en el País, así como la independencia judicial y la división de poderes.
La reforma engaña al pueblo, porque le quita a los ciudadanos sus armas para defenderse del abuso y actos arbitrarios de una autoridad.
Imaginen un México dónde ya no se pueda interponer ningún recurso legal para defender por un acto arbitrario, injusto e ilegal.
Por dar sólo unos ejemplos: Imaginemos a un ciudadano detenido por aliento alcohólico, y se trata de un error o equivocación, ya que dicho ciudadano no tiene aliento alcohólico, ya no se le permita ampararse contra dicha detención arbitraria e ilegal, y cuando por fin queda en libertad ya no tiene trabajo, ni honorabilidad, ni familia, etc., y esa persona puede ser cualquier ciudadano.
O bien, ¿qué haría una micro, mediana o macro empresa para defenderse por un cobro injusto por parte del SAT, y no cuenta ahora con ningún recurso para defenderse?, esto ocasionaría, seguramente, el fin de dicha empresa.
En estos casos, ya no van a existir las controversias, porque la autoridad dictaría o realizaría algún acto injusto, y la contraparte, en este caso, los ciudadanos ya no vamos a tener defensa, esto, no fomenta la cultura de la Paz sino al contrario.
Irma Del Real/ Abogada mediadora