Ana María Ibarra
Silvia y Yoselin son dos mujeres migrantes que han sido apoyadas por la organización Sembrando Hoy, Cosechando Mañana para que sus hijos continúen con su educación. Para ellas, el apoyo ha sido muy valioso, pues saber que sus hijos continuaran sus estudios les da tranquilidad. Y por ello están muy agradecidas.
Desde Guatemala
Con tres hijos, Silvia llegó de Guatemala hace un año y aunque estaban desorientados y no contaban con ningún recurso para hacer vida en la ciudad, la madre de familia decidió quedarse en Ciudad Juárez.
Afortunadamente encontraron a la organización de la hermana Antonia Aranda.
“No contábamos con nada. Gracias a la organización que nos ha apoyado mis hijos están estudiando. Ellos entraron a la escuela en enero de este año. Dos a primaria, segundo y sexto; y una en secundaria”, compartió Silvia.
Para que sus hijos lograran ingresar a la escuela, Silvia tuvo que mudarse de casa, ya que en la colonia Parajes de Oriente ninguna escuela tenía cupo para sus hijos, por lo que llegó a la colonia La Presa.
“En la organización nos ayudaron con despensa y con el proceso y la cuota de la escuela de los niños, además con los útiles. No tuvimos dificultad para que los aceptaran en la escuela, aunque ya era enero”, señaló Silvia.
La madre de familia añadió que la organización gestionó a través de la COESPO para que les dieran apoyo para los uniformes.
“Le avisaron a la hermana Antonia que había este apoyo y ella nos envió para que nos ayudaran con los uniformes. Los niños tienen MediChihuahua en la escuela, la hermana Antonia también nos apoya con la cuestión de la salud”, dijo.
Bien integrados
Silvia mencionó que sus hijos no han recibido ningún tipo de rechazo en la escuela por ser migrantes, al contrario, la maestra comparte mucho con los alumnos sobre la migración y de que ella también emigró a Ciudad Juárez.
“La mayoría de los niños dicen que emigraron y no hay nada de discriminación. No tengo planes de irme a Estados Unidos, lo que pasamos para llegar aquí fue muy duro, mi pensar era que estudiaran y estoy muy tranquila porque ya están estudiando. Ya me acomodé en el trabajo y mi meta es quedarme aquí”, expresó.
Los hijos de Silvia también estudian inglés en línea, con unos dispositivos que les proporcionó la organización; las clases las ofrecen desde Michigan las religiosas de la congregación Hermanas Siervas del Inmaculado Corazón de María, a la que pertenece la hermana Antonia.
“Me siento bien contenta, porque cuando conocí a la hermana Antonia me sentí más segura, ella nos empezó a apoyar, a visitar. Me siento contenta y agradecida”, expresó.
A través del grupo de religiosas inter congregacional, Silvia recibe apoyo económico que le ha servido para la comida de sus hijos y en un momento para comprarle una computadora a su hija de secundaria.
Silvia tiene pendiente hacer gestiones en el ICHEA, para presentar su examen de primaria …y quizá, en un futuro, seguir estudiando.
Llegó de El Salvador… para quedarse
Por su parte, Yoselin llegó hace cuatro años desde El Salvador. Venía con su hijo Ángel con la intención de cruzar a Estados Unidos, pero como no tiene familiares de aquel lado, decidió quedarse en Ciudad Juárez.
“Llegamos en pandemia y el primer año no llevé a mi hijo a la escuela porque estaba cerrada. Cuando abrieron las escuelas fui a llevar al niño y no hubo problemas para inscribirlo”, dijo.
La asociación les ha apoyado con útiles escolares y otros beneficios, especialmente para que el niño persevere en sus estudios. Pero también le ofrecen despensa y en ocasiones el pago de renta.
“Hay momentos difíciles, he batallado para encontrar trabajo. Tengo artritis reumatoide y me han apoyado con medicamentos y la cita con el doctor”, relató.
Por cuestiones de trabajo, hay ocasiones en que Yoselin no puede llevar a su hijo a la escuela, es por eso que se gestionó para que el niño de diez años fuera admitido en la Ciudad del Niño, donde estudia el cuarto de primaria y se queda durante la semana.
“También me ayudaron para que yo hiciera el examen de la primaria en el ICHEA, y si lo pasé. Hice el de secundaria, pero aún no recibo los resultados. En mi país hice estudios de primaria y secundaria, y no terminé la preparatoria. Tengo que hacer los exámenes aquí porque no tengo quien me mande los documentos”, platicó.
“Me gustaría seguir estudiando, quiero otro trabajo mejor, donde no trabaje los fines de semana y poder dedicarles tiempo a mis dos hijos”, compartió ilusionada.