Card. Felipe Arizmendi Esquivel/ Obispo emérito de San Cristóbal
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Gran revuelo y conmoción causó el hecho de que un señor, enojado contra el dueño de una carnicería, violentamente agarró un inocente perro que allí estaba y lo arrojó a un cazo de aceite hirviendo; murió el perro. Ya está el cárcel al autor del hecho y recibirá una condena de seis años por ese delito. ¡Qué bueno que nuestras leyes protejan a los animales! Son criaturas de Dios y merecen todo nuestro respeto. Hay que seguirnos educando para dar a los animales el trato justo que merecen.
Sin embargo, me sorprende que muchos de los defensores de animales no defiendan, con mayor empeño, a las criaturas recién concebidas en el seno materno y que luchen por lo que llaman “derecho al aborto”. ¿Importa más un perro que un ser humano? ¡A dónde hemos llegado! La ciencia ha demostrado que, al poco tiempo de la concepción, ya está conformado lo esencial del cuerpo humano y, si no se le impide, llegará a crecer y nacer como cualquier otra persona humana, con todos sus derechos. Esto no es cuestión sólo de religión, sino ante todo una comprobación de la ciencia.
Al que mató ese perro le impusieron seis años de cárcel. No estamos pidiendo que se meta a la cárcel a las mujeres que, por diversos motivos, deciden abortar. Hay que darles toda la atención que necesitan, pero igual derecho tiene el ser humano que llevan en su seno, y que no pidió venir al mundo, sino que está allí y no es un tumor maligno.
Es bueno que se dé a los animales el trato justo y digno que merecen, pero ¡no exageremos! Me ha tocado ver, en unos vuelos aéreos, que algunos pasajeros llevan su mascota junto con nosotros, como uno más, con su asiento y todo. ¡Y no se quiere traer hijos al mundo! Se alegan muchas razones, pero en el fondo no es sólo la cuestión económica, sino un problema antropológico, que valen más las cosas, la “madre tierra” y los animales, que los niños. Con razón varios países de Europa están ahora propiciando campañas para que las parejas decidan tener más hijos. Japón acaba de apoyar con millones de dólares el que se puedan tener más niños. Han visto que, si siguen sin niños, los países se hacen viejos y tienen que venir de otras culturas para sobrevivir aun económicamente. Se están dando cuenta que la postura de la Iglesia en estas cuestiones no estaba equivocada.
Discernir
El Papa Francisco, en una entrevista a la Revista AMERICA MAGAZINE, expresó: “Sobre el aborto te digo estas cosas que repito ahora. En cualquier libro de embriología se dice que un poco antes del mes de la concepción ya están delineados los órganos en el feto chiquitito y el DNA. Antes que la madre se dé cuenta. Por tanto, es un ser humano vivo. No digo una persona, porque se discute eso, pero un ser humano. Y me hago dos preguntas. ¿Es justo eliminar un ser humano para resolver un problema? Segunda pregunta: ¿es justo alquilar un sicario para resolver un problema?” (28-XI-2022).
En cuanto al invierno demográfico, ha dicho: “Creo que el tema de la natalidad es central para todos, sobre todo para el futuro de Italia y de Europa. En efecto, el nacimiento de niños es el principal indicador para medir la esperanza de un pueblo. Si nacen pocos significa que hay poca esperanza. Y esto no sólo tiene consecuencias económicas y sociales, sino que mina la confianza en el futuro” (3-XII-2022).
Actuar
Respetemos a los perros y a todos los animales; son criaturas de Dios. Pero no demos más valor a los animales que a los niños. Un niño en el seno materno es lo más sagrado que se debe cuidar y proteger.