Alma de Jesús Bueno/Laica Consagrada
Escribí hace unas semanas sobre la maravillosa experiencia que Dios quiso regalarme al ser invitada a un viaje-peregrinación con motivo de la Pascua, el cual vino a ser como un segundo parte aguas en mi caminar con Jesús. En esta segunda entrega les comparto que de Roma volamos a Viena, y de ahí a Croacia. Viajamos dos horas por carretera y llegamos a Medjugorje.
Ahí vivimos un taller de oración con un grupo de 50 personas muy variado en vocaciones, nacionalidades y culturas, todos unidos ahí por una razón: invitados por María Reina de la Paz.
Estas son cuatro experiencias profundas que quiero compartir de esta vivencia en Medjugorje:
- La subida al monte Krizevac. Un monte alto donde se rezan las estaciones del Viacrucis. Lo subí con dificultad, y de inicio había pensado en no subirlo. Mas una moción de que una gracia especial recibiría en la cima del monte me hizo disponerme a subirlo. En una de las estaciones vi a una de las personas del grupo ir descalza, y eso puso en mi corazón el subir también descalza las estaciones que faltaban. Le pedí a Dios me confirme de alguna manera si ese sentir era de Él. Llegamos a la siguiente estación, “X estación, Jesús es despojado de sus vestiduras” esa fue la confirmación para mí, y aunque dudé, me quité los tenis y las calcetas y subí lo que faltaba del Viacrucis descalza. Me invadió una sensación de frescura, libertad, y alegría de estar haciendo lo que Dios me pedía. Al llegar a la cima me encontré con la XV estación, ¡la Resurrección!. Jesús Resucitado vino a mi encuentro y me lleno de alegría. Aún sigo asimilando esta experiencia y fortaleciéndome en ella.
- Los días en Masna Luka. Es un lugar hermoso, más arriba en las montañas, donde está un monasterio de franciscanos, ahí estuvimos todo el grupo casi 3 días. Un fraile franciscano, sacerdote y terapeuta nos dio unas reflexiones muy especiales sobre la paz. Vivimos un día de silencio, momentos de oración profunda y una vigilia antes de volver a Medjugorje. Era la primera vez que se vivía una experiencia así, ahí en ese hermoso lugar. Fuimos privilegiados.
- Estar presente en dos apariciones de la Virgen a una de las videntes. Como parte del retiro pudimos estar en dos momentos en que la vidente Marija, tuvo la manifestación de la Virgen. Desde mi experiencia puedo decir que se siente una presencia especial, que toca el corazón, una fuerza que sana y que transforma, que nos mira y nos bendice. Ese es mi testimonio.
- La vivencia Medjugorge. Terminado el retiro, nos quedamos unos días más en Medjugorje, tuvimos la gracia de ir a la parroquia, donde todos los días se reúne el pueblo y los peregrinos, a las 5 de la tarde hasta las 8 de la noche, para rezar el Rosario, vivir la Eucaristía y estar en un momento de adoración a Jesús Eucaristía en el altar, con música en los diferentes idiomas, y todos los presentes de diferentes países y culturas unidos en un mismo sentir: estar con Jesús y con Mamita María.
Más experiencias y vivencias. Cada día, cada lugar, cada momento, cada oración, cada persona, cada momento compartido, fue un regalo de Dios.