Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Muy buenos días les saludo con todo afecto. En este domingo, en el evangelio de san Mateo se nos hace una invitación muy, muy concreta y algo elemental para cada cristiano son de las palabras muy fuertes de Jesús, directas: “el que quiera venir conmigo, el que quiera seguirme, que se niegue así mismo, tome su cruz y me siga”
¿Por qué Jesús hace esta afirmación, esta invitación? porque revela a sus discípulos su pasión, su muerte. El hijo del hombre va a ir a Jerusalén, va a padecer mucho, va a sufrir de parte de los ancianos sumos sacerdotes, etcétera, va a morir en la cruz, va a padecer y al tercer día va a resucitar. Les anuncia la cruz. Esto para los discípulos les escandaliza, lo que Pablo después llama el escándalo de la cruz, se escandalizan y luego y luego piensan todos, sobre todo Pedro, siempre el impulsivo de Pedro, “esto, Señor, no te puede pasar, aquí estamos para defenderte, no te puede pasar eso, no, como oponiéndose al proyecto de Dios.
Pero Jesús con fuerza lo detiene: ¡apártate de mí satanás, apártate! y es entonces cuando viene esta frase: “el que quiera seguirme, el que quiera ser mi discípulo que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga”.
Tomar la cruz
Hermanos, no nos debe escandalizar la cruz, no nos debe atemorizar el sacrificio, al contrario, como discípulos seguidores de Cristo estamos llamados a abrazar la cruz de Cristo, niéguese a sí mismo es negarme a mis pecados, a mi egoísmo. mi soberbia, mi comodidad. A veces en ese sentido escandalizarme en la cruz es optar por una vida cómoda, una vida agradable, una vida sin sufrimientos, una vida light, ligera, donde no hay sufrimiento, donde todo es gozo, materialmente hablando. Inclusive niéguese a sí mismo, tome su cruz, abrazar la cruz de Cristo, seguir a Jesús.
Por eso celebramos en la liturgia, y sobre todo en la Eucaristía, el Misterio Pascual de Cristo, que su Pasión, Muerte y Resurrección. El cristiano, el que sigue a Jesús debe seguir a Jesús en su Pasión, en su Muerte y en su Resurrección. Todo el Misterio Pascual, no nada más la resurrección, o no nada más la Pasión no, tome su cruz, sígame, morir al pecado, morir al egoísmo. Por eso no te escandalices, no te niegues a seguir a Jesús abrazando la cruz de Cristo.
Hostia viva
Por eso san Pablo, en la Carta a los Romanos, en la segunda lectura nos exhorta : “los exhorto hermanos por la misericordia de Dios a que presenten sus cuerpos, sus vidas como hostia viva, santa, agradable a Dios. Ofrecernos desde el sacrificio, desde la Pasión, muerte y resurrección. Ser una hostia viva, santa y agradable a Dios, unidos a Cristo, en intima unidad con Cristo y en la iglesia, no yo solo, no por mi cuenta, no a mi conveniencia, no nada más poquito. Un compromiso total y pleno. Pero para esto tenemos que desear que arda en mi corazón el deseo de seguir a Jesús, el deseo de alimentarme de Jesús, de seguirlo, amarlo, seguir sus pasos. Te seguiré hasta donde quiera que vayas, mi Jesús. Por eso respondemos con el salmo responsorial: “mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío. Mi alma, mi ser, toda mi persona esta sedienta de ti. Quiero beber de tí para que mi vida cristiana sea íntegra, plena, sea esa hostia viva, santa, agradable a ti. Hay que dejarnos seducir, como escuchamos en la primera lectura del profeta Jeremías: “me sedujiste Señor, y me dejé seducir, dice el profeta. Dejarnos seducir por Dios, por su amor, por su misericordia, cercanía, por su vida, por su espíritu. Eso implica renuncia al pecado. al egoísmo y total confianza en Él, depositarme plena y totalmente en sus manos, seguirlo con toda generosidad para ser su instrumento y discípulo, para ser fiel, anunciarlo. proclamarlo con valentía y entonces llevar esa salvación a todos los rincones a todos los sectores, parroquias, a todos los ambientes de nuestra diócesis. Que esta palabra de Dios nos aliente, fortalezca en nuestra fe. No tengas miedo a seguir a Jesús, no tengas miedo en aceptar la cruz de Cristo negándote a ti mismo, muriendo en la cruz con Jesús, y resucitando a una plena de gracia y de amor.
Eventos importantes
Por otra parte quiero compartirles algunos acontecimientos importantes que estamos celebrando. Tendremos tres acontecimientos muy, muy importantes los próximos días. Para empezar, el próximo viernes 8 de septiembre celebramos, primero el 60 aniversario de nuestra diócesis. Los invito a elevar una acción de gracias por todo el amor que Dios ha derramado en nuestra diócesis durante estos 60 años, a través de los 4 obispos, incluyéndome, su servidor, que hemos compartido la vida aquí en esta iglesia particular, todos los sacerdotes, algunos ya en el cielo que han partido, y los que hoy están con nosotros, sacerdotes generosos y entregados. Todo el enorme potencial de los consagrados y consagradas, un tesoro en nuestra iglesia diocesana, la vida consagrada. Y el ejército tan bello, noble, trabajador, precioso de los laicos. Un tesoro que tenemos en nuestra diócesis todos juntos la conformamos y gracias a Dios por todo lo que nos ha dado y nos seguirá dando, ahora por los 60 años, después, muchos años más que sigamos trabajando todos unidos, en comunión, y como he dicho siempre, una iglesia misionera, una iglesia que anuncia el evangelio por todas partes.
Y en esa misma celebración en El Señor de la Misericordia, el viernes 8 a las 6 de la tarde, como ya todos ustedes saben, voy a ordenar a 6 presbíteros. Es una bendición, un regalo de Dios. Seis nuevos presbíteros para nuestra diócesis. Bendito sea Dios. Tenemos necesidad de presbíteros y estos 6 nuevos presbíteros nos dan un respiro y serán enviados a parroquias donde creemos que hay necesidad y creemos que van a ser un bálsamo de ayuda pastoral para aquellas parroquias donde los enviaremos. Los esperamos viernes 8 de septiembre a las 6 de la tarde en El Señor de la Misericordia.
Y también sábado 9 y domingo 10 de septiembre los invitamos a la kermés en el Seminario. Asistan, participen, colaboren, convivamos. Que sea una gran fiesta en favor del Seminario. Ahí te espero, ahí voy a andar yo para saludarte, para compartir contigo estos momentos de canto, baile, teatro, música, comida, oración, Eucaristía, lucha libre. En fin, de todo, carrera también. Los esperamos y que todo esto nos alegre en el Señor y nos bendiga siempre. Amén.