Roberto O’Farrill Corona/ Periodista católico
El milagroso icono de la Virgen Madre de Dios, conocido en Grecia como Pandanassa, traducido al ruso como All-Tsaritsa, se conserva en el monasterio Vatopedi de la ciudad monástica del Monte Athos desde el siglo XVII, y en Rusia dos copias fieles del sagrado original desde 1997: una en el monasterio Novospassky, emplazado en el sureste de la periferia de Moscú, y otra en el monasterio femenino Vvedensky Vladychny de la ciudad de Serpukhov, a cien kilómetros al sur de Moscú. Este icono ha sido pródigo en multitud de milagros concedidos por la intercesión de la Virgen María en la curación definitiva y total del cáncer.
Escrito en madera sobre fondo de oro, el icono presenta a la Virgen María de cuerpo entero, sedente sobre dos almohadones en un amplio trono. De su señorial aspecto, que es el de una reina, se deriva su título de Pandanassa, del griego Reina de todo, pues ella es a su vez un trono para su Hijo, quien siendo el rey del universo reposa mayestático en el brazo izquierdo de la reina. Detrás de ambos, los arcángeles san Miguel y san Gabriel, identificados por sus siglas en griego, son custodios del divino Niño y de su sagrada Madre. De los arcángeles irradian aureolas delineadas en rojo en tanto que del niño Jesús y de María emanan nimbos blancos circundados en rojo.
La Virgen viste túnica blanca, como símbolo de su pureza, y la cubre un amplio maphorion rojo oscuro, con ribetes dorados, que resalta su soberanía. Tres brillantes estrellas en sus hombros y en su frente manifiestan su perpetua virginidad. Sus elegantes ropajes los complementa un par de finas zapatillas rojas bordadas en blanco que reposan delicadamente sobre un mullido descansa pies también rojo. Con su cabeza levemente inclinada hacia su Hijo, dirige una noble y penetrante mirada hacia quien los observa mientras con su mano derecha le presenta, solemne, al Redentor del mundo.
El Niño Jesús, de amplias entradas en la frente y con arrugas que revelan su sabiduría, aunque es niño luce con aspecto de adulto por la misión tan madura que habrá de hacer realidad. Viste túnica blanca como símbolo de la Revelación y de la Gracia y lo cubre un manto dorado correspondiente a su divinidad. Con su mano derecha indica que ha de resucitar al tercer día y en su mano izquierda envuelve el rollo de las Escrituras Sagradas que revelan que él es Dios con nosotros.
Una antigua tradición del Monte Athos refiere un milagro de conversión obrado por este sagrado icono cuando un joven procedente de Chipre ingresó a la iglesia principal del conjunto monacal y comenzó a practicar un ritual de hechicería, pues era adepto a la magia negra y al ocultismo. En cuanto comenzó, de inmediato se detuvo al ver que el icono se tornaba resplandeciente, que del rostro de la Virgen emanaba una gran luz y que una fuerza lo empujaba hacia el suelo provocándole un deseo incontenible de postrarse ante el Icono, una experiencia mística que le hizo arrepentirse de su adherencia al mal y que le confirió la gracia de la conversión.
Tras conocerse el milagro, muchos varones peregrinaron al Monte Athos en busca de la intercesión de la Virgen Pandanassa hasta que uno de ellos, invadido de tumores cancerosos, luego de implorar su salud, al instante quedó curado del cáncer; de inmediato lo notificó a los monjes y con entusiasmo esparció la noticia, lo que provocó que multitud de enfermos acudiesen al monasterio en busca del mismo prodigio.
Fueron tantos los milagros, que los monjes solicitaron que fuesen notificados, los documentaron en los archivos monásticos y escribieron algunas copias del sagrado original para que más personas se viesen beneficiadas. Al enterarse, el patriarca ortodoxo ruso solicitó dos copias del icono para Rusia.
Los dos iconos llegados a Rusia, llamados All-Tsaritsa, confirmaron por sí mismos su sacralidad cuando al ser colocados en sus respectivas iglesias emanaron mirra abundantemente y perfumaron ambos recintos religiosos, fenóneno que se repite el 15 de agosto de cada año, festividad de la Dormición de la Virgen María.
El icono del monasterio Novospassky, con frecuencia es llevado al Centro de Oncología Infantil de Moscú, donde los niños quedan curados de inmediato con la confirmación clínica de que los medicamentos son incapaces de tales resultados.
Así se suele implorar tal milagro a la milagrosa imagen: “Oh, Purísima Madre de Dios, Soberana de todo, escucha nuestros suspiros tan llenos de dolor, ante tu milagroso icono. Vuelve tu mirada a tus hijos que sufren de enfermedades incurables, quienes se postran con fe ante tu santo icono”.