Ana María Ibarra
La gran noticia de la resurrección de Jesús fue recibida con regocijo por los fieles juarenses, que acudieron a la vigilia más importante de todas las vigilias, la Vigilia Pascual presidida por monseñor J. Guadalupe Torres Campos.
Concelebrada por los sacerdotes de la Catedral, el padre Eduardo Hayen y el padre Arturo Martínez, la vigilia se realizó el pasado sábado 19 de abril. Después de horas de silencio y espera, la noche más hermosa para los cristianos inició con la bendición del fuego nuevo en el exterior del templo, donde el obispo Guadalupe hizo lo propio marcando primero el cirio pascual.
Fueron los sacerdotes quienes llevaron el cirio pascual por el pasillo central y, detrás de él, monseñor Torres camino con su cirio encendido del fuego nuevo. “Cristo, luz del mundo”, se entonó en el trayecto rumbo al altar del templo, mientras que el fuego se iba compartiendo con los fieles, quienes portaban sus propios cirios y velas.
El pregón pascual, himno emotivo que narra el triunfo definitivo de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, fue entonado mientras los cirios iluminaban la Catedral.
Después, se proclamaron algunas lecturas del antiguo testamento con su salmo, siendo este momento un paseo por la historia de la Salvación.
La hora del triunfo llegó y se dio cuenta de ello con el canto del Gloria, el repicar de campanas y el encendido de las luces.
A ese momento le siguió la proclamación de alguna lectura del nuevo testamento, para luego dar paso al canto del Aleluya, pregonando así la Resurrección del Señor.
¡Cristo ha resucitado!
“Les doy una gran noticia, ¡Cristo ha Resucitado!”, expresó el obispo con júbilo al iniciar su homilía, en la que resaltó la importancia de la llamada Noche Santa, la más hermosa, la Vigilia de vigilias. O, en palabras de San Agustín, la madre de todas las vigilias
“Es una noche bellísima. Por eso hemos cantado el pregón con ese tinte alegre de regocijo. Hemos proclamado a Cristo luz del mundo. Debemos pregonar en vida, dar testimonio, alegres, gozosos en Jesús que ha resucitado y está vivo”, celebró monseñor Torres.
El obispo motivó a vivir en una vigilia permanente, en oración.
“Es la Pascua del Señor. Participamos de su triunfo, de su victoria, por eso el fuego, por eso la luz. Seamos alegría, gozo, porque Cristo vive. Hoy, el Señor pasa de la muerte a la vida. Alabemos al Señor por su victoria”, motivó.
También llamó a vivir una vida nueva, “al haber sido incorporados a Cristo por el Bautismo”.
“Hemos muerto con Cristo y estamos seguros de que viviremos con Él. Traemos muchas preocupaciones, pero vivamos la victoria de Cristo. La luz de Cristo habita en nuestros corazones”, señaló.
Enseguida, los fieles participaron de la bendición del agua y, nuevamente, compartieron la luz para encender sus cirios y renovar sus promesas bautismales.
El obispo y los sacerdotes bajaron a esparcir agua bendita sobre los fieles en recuerdo del bautismo recibido.
Para concluir la celebración de la vigilia pascual el obispo expresó:
“Hemos vivido esta vigilia en el jubileo de la esperanza. Jesucristo es la esperanza que no defrauda. ¡Cristo ha resucitado, aleluya, aleluya!”.