La fraternidad y el servicio universal despertaron su llamado a la vida consagrada

Diana Adriano
La historia de fray Isaac Mota, joven franciscano juarense, refleja cómo la fe y la experiencia comunitaria pueden despertar un llamado vocacional profundo y transformador. Desde sus primeros años, fray Isaac sintió inquietudes espirituales mientras era coordinador de Confirmaciones en la capilla Nuestra Señora de Fátima, que lo llevaron a acercarse a la vida religiosa, experiencias que él mismo describe con gratitud y entusiasmo.
“Fue un congreso juvenil que se realizó en el Gimnasio Universitario, llamado Juventus, donde durante la Eucaristía y específicamente en la homilía del padre Alfonso García Martínez, sentí que el Señor echaba sus redes sobre mí”, compartió fray Isaac.
En esa homilía, el sacerdote narró su propia historia vocacional y destacó cómo un canto llamado “Abrome Señor a la gracia” cautivó su corazón. Cuando el coro comenzó a interpretarlo, fray Isaac recuerda haber sentido que Dios lo miraba y le pedía entrar en su vida. “En ese momento le pedí que fuera mi Señor y que habitara en mi corazón”, añadió.
Su camino vocacional continuó inspirándose en los santos y en películas que retrataban la vida consagrada, como “Hermano Sol, Hermana Luna”, de 1972, que lo hicieron cuestionarse sobre la existencia de los frailes franciscanos. Motivado por esa curiosidad, fray Isaac buscó información y descubrió que, efectivamente, aún existían hombres que seguían las huellas de Cristo al estilo de san Francisco de Asís.
Fue entonces cuando contactó con la fraternidad de la parroquia Mártires Mexicanos, donde recibió la guía del hermano Antonio Segoviano. Gracias a su acompañamiento, fray Isaac comenzó a enamorarse de la espiritualidad franciscana y a discernir con claridad su vocación a la vida consagrada.

Su camino hacia la vida franciscana
El entrevistado relató cómo la fraternidad y el servicio universal fueron lo que lo atrajo especialmente a la espiritualidad franciscana.
Fue bajo la guía de Antonio Segoviano que fray Isaac inició entrevistas y orientaciones que le ayudaron a profundizar en su vocación. Posteriormente se trasladó al centro vocacional en Celaya, Guanajuato, donde participó en charlas sobre discernimiento, franciscanismo y vocación.
Tras concluir esa etapa cursó un año de aspirantado en Guanajuato, seguido por un año de postulantado en Acámbaro, un año de noviciado en El Pueblito, Querétaro, y seis años de profesión temporal en Querétaro, León, Chihuahua y El Paso, Texas.
Al finalizar este recorrido, fray Isaac decidió entregarse de todo corazón al carisma franciscano para toda su vida, realizando sus votos perpetuos el 2 de agosto de 2018.
Entre los mayores retos que enfrentó al iniciar su vida como franciscano mencionó la distancia de su hogar y el dejar atrás a su familia y amigos.
“A veces no contaba con el dinero para poder viajar hasta el centro del país, pero todo esto lo fui superando gracias a tantas personas que me ayudaron: mis padres, mi familia, mi parroquia de Cristo Redentor y la capilla de Nuestra Señora de Fátima. Todas estas personas fueron muy buenas conmigo; Dios se hizo presente en ellas”, compartió.
Inspiración franciscana y mensaje a los jóvenes
Fray Isaac Mota compartió cómo la vida de san Francisco de Asís sigue siendo fuente de inspiración en su camino religioso.
“San Francisco fue un hombre universal, un hombre radical, que constantemente buscó a su Señor; una persona que se despojó de sí mismo para que su Dios y su todo lo envolvieran en su amor. Un santo que nos muestra en sencillez la grandeza del hombre”, señaló.
Asimismo, explicó cómo su visión de la vida y del servicio a los demás ha cambiado desde que ingresó a la Orden Franciscana. “Ahora mi servicio se adhiere al servicio que realizó san Francisco de Asís. Mis manos están sostenidas por otras manos con el ideal de reconstruir la iglesia, un servicio para todos, un amor que habrá de amar todo y a todos”, afirmó.
En su mensaje a los jóvenes que sienten inquietud por la vida religiosa, fray Isaac los animó a no tener miedo.
“La vida religiosa es otro camino para hacer el bien, un camino en el que junto con otros y otras, que llamarás hermanos y hermanas, harás presente el reino de Dios aquí en la Tierra. Un servicio constante que se concretará en hospitales, asilos, parroquias, misiones, monasterios, escuelas, orfanatos, prisiones, atención a leprosos, y servicio a los jóvenes. Servirás al mismo Cristo que está en la cruz y que te pide que le des de beber”, dijo.
Finalmente, fray Isaac invitó a quienes sienten un llamado vocacional a la vida religiosa, especialmente a la franciscana, a dar el primer paso sin dudar. “Si tienes inquietud vocacional, contáctanos. No lo dudes”, concluyó.
Contacto
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En frase…
“La vida religiosa es otro camino para hacer el bien, un camino en el que junto con otros y otras, que llamarás hermanos y hermanas, harás presente el reino de Dios aquí en la Tierra”
Fray Isaac Mota


































































