Samuel Pérez/ Instituto Bíblico San Jerónimo
Lectio Divina correspondiente al 05 de diciembre, Segundo Domingo del Tiempo de Adviento… Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lucas 3, 1-6
El año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, Herodes rey de Galilea, su hermano Filipo rey de Iturea y de la región Traconítida, y Lisanias rey de Abilene, en tiempos de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, la palabra de Dios vino sobre Juan, el hijo de Zacarías, en el desierto. Y fue por toda la región del Jordán predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz que grita en el desierto: preparen el camino del Señor; nivelen sus senderos; todo barranco será rellenado y toda montaña o colina será rebajada; los caminos torcidos se enderezarán y los desnivelados se rectificarán. Y todos verán la salvación de Dios. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el texto del evangelio y para una mejor reflexión hagámonos las siguientes preguntas:
¿Quién predicaba en nombre de Dios y dónde lo hacía?
¿Qué tipo de bautismo es el que predicaba Juan, el hijo de Zacarías?
¿Qué es lo que llama a realizar el oráculo del profeta Isaías?
Al preparar el camino del Señor, ¿qué es aquello que todos verán?
Breve Estudio Bíblico
Estamos viviendo el tiempo de Adviento y la liturgia de la palabra alimenta nuestro espíritu y nos llama a prepararnos para la vendida de nuestro Redentor por medio del arrepentimiento de nuestros pecados y la conversión. Son espléndidas las expresiones que Dios dirige a su pueblo angustiado, representado por Jerusalén vestida de luto. ¡Basta ya de luto! El nuevo vestido que Dios le ofrece es fulgurante y sublime: el esplendor de la gloria y el manto de la justicia. Dios a dispuesto que todo este en armonía para que su pueblo camine alegre y seguro bajo su gloria.
En la segunda lectura, tanto la invitación que nos hace San Pablo como este tiempo de Adviento que estamos viviendo, es el estar preparados para el Día de Cristo (Parusía), manteniéndonos limpios e irreprochables y colaborando en la propagación del Evangelio sabiéndonos amados por Él. Esta es la obra de salvación que Dios, nuestro Padre, ha comenzado en cada uno de nosotros y la llevará a término.
El Evangelio según san Lucas inicia mencionando a varios personajes con un poder político entre la sociedad para ubicarnos en la historia. Además, resalta la presencia de Juan como un nuevo tiempo de misericordia y gracia de Dios. La vocación de Juan en Bautista en el desierto está íntimamente ligada a la expectación del Mesías. Toda ella consiste en predecirla, precederla y prepararla, predicando un bautismo de arrepentimiento y conversión para el perdón de los pecados e inaugura así, el tiempo de Jesucristo. Preparar el camino del Señor nivelando los senderos significa llevar a cabo un cambio radical de nuestra vida en Cristo y así, todos veremos la salvación de Dios.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Vida Eterna:
Puesto que Dios dispuso “que sean aplanadas las montañas y se rellenen los valles hasta aplanar la tierra, para que Israel camine seguro bajo la gloria de Dios”, ¿cuáles son aquellas montañas y esos valles para aplanar y caminar seguro en mi vida bajo la gloria de Dios?
¿Me estoy preparando para la venida de Cristo a través de la Eucaristía, la oración, la caridad y la lectura de la Sagrada Escritura? Si no es así, ¿qué me lo impide?
¿Qué cambios estoy dispuesto a realizar en mi vida y en mi entorno para que la salvación de Dios se haga presente?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
¡Ven, Señor, no tardes!
¡Basta ya de luto!
Vísteme con el esplendor de tu gloria.
Consuela a quienes sufren y se sienten solos.
Muestra tu grandeza a cuantos vivimos bajo el cielo.
¡Ven, Señor, que te esperamos!
Solo Tú,
llenas de frutos los desiertos y dispones todo en armonía.
Ayúdame a escoger siempre lo mejor valorando las cosas de la tierra y,
poniendo el corazón en las del cielo.
Amén.
- Contemplación:
Para favorecer la contemplación podemos repetir varias veces durante la semana un versículo de la Sagrada Escritura para que prepare nuestro corazón para la venida de nuestro Redentor:
«Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor» (Salmo 125)
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
En este segundo domingo de Adviento el alimento de la Palabra nos llama al arrepentimiento de nuestros pecados y a la conversión. Hagamos vida este llamado expresando con gestos nuestra verdadera voluntad y la esperanza en la venida de nuestro Redentor.
Propuesta: Dios te ama y te espera. Más que una frase, es un hecho. Su venida es inminente, prepara tu vida y tu espíritu arrepintiéndote de tus pecados. Dios no te pide lo imposible, te lo da. Acude al sacramento de la Reconciliación y experimenta lo bueno que es el Señor. Es el mejor regalo que puedes dar y te puedes dar.
Primera Lectura: Baruc 5, 1-9
Salmo 125
Segunda Lectura: Filipenses 1, 4-6. 8-11
Color: Morado