Rafael Manuel Tovar/ Periodista
El equipo de Zenit ha investigado el manejo que el periódico El País, de España, ha hecho durante tres meses de sus informaciones sobre la Iglesia Católica. El diario presentó 42 notas periodísticas sobre casos de pederastia cometidos por eclesiásticos y 31 artículos sobre actuación de la Iglesia, donde frecuentemente retoca la información a su conveniencia. Aportó 3 informaciones eclesiales positivas.
Parte 2: Sensacionalismo
El periódico El País da las informaciones sobre viajes del Papa con dos tendencias: tomar los puntos que respaldan las posiciones de la ideología socialista o callar la información. Sus lectores, muchísimos en España, tienen así una visión mínima y desfigurada de la Iglesia Católica.
Un caso. Sobre la visita del Papa a Lisboa para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud, El País presentó la agenda de la visita el día anterior a su llegada y solo ofreció una galería de imágenes el 3 de agosto sobre sus actividades. Y el 5 de agosto expuso un artículo titulado “El Papa pide perdón”, explicando que “Francisco reconoce en Lisboa el gravísimo daño causado por quienes aprovecharon su poder dentro la Iglesia para abusar sexualmente de menores a los que debían cuidar y formar”, añadiendo otro artículo el 7 de agosto donde informa que se reunió con 13 personas, “víctimas de abusos sexuales de la Iglesia en Portugal tras escuchar sus testimonios”. No hubo más información de los tres días que el pontífice estuvo en Portugal.
Cabe la reflexión sobre si, de verdad, el Papa no hizo otra cosa que aparecer en ceremonias con víctimas de abusos. ¿No habló de Jesucristo, de la oración o de la caridad? Eso sí, el diario resaltó el gesto del Papa con las víctimas de abusos en los dos artículos, uno exclusivamente centrado en el tema de la pederastia de los religiosos en Portugal.
David Pride, en un artículo del 5 de octubre de 2023, presenta la investigación del Instituto Poynter, donde aconseja hacer siempre una lectura lateral para investigar la confiabilidad de la fuente. Sugiere tener en cuenta quién dirige el medio informativo y sus tendencias políticas, porque un sello distintivo del buen periodismo es la objetividad y, si el informador está impulsando líneas ideológicas, serán poco legítimas sus notas periodísticas. Curiosamente, del 31 de agosto al 4 de septiembre, el Papa viajó a Mongolia como informó ampliamente Zenit. Pero El País no dio noticias del viaje. ¿Por qué un informativo calla ese viaje a un país de régimen definidamente izquierdista y pobre? Si observamos que detrás del El País está el Partido Socialista Obrero Español, orgullosamente ateo, solo puede interpretarse que no conviene que sus lectores vean al Papa tomando una posición que, se supone, solo es propia de los socialistas.
Durante el viaje del Papa a Marsella, en la tercera semana de septiembre, El País presentó un artículo, que acentúa la denuncia del pontífice sobre “el fanatismo de la indiferencia” con los inmigrantes a Europa, recalcando que “Francisco apela a políticos y católicos ante el drama de Lampedusa y de los naufragios en el Mediterráneo”. Desde luego que la información olvida las motivaciones religiosas del mensaje papal, reduciéndolo a líneas socioeconómicas y al clasismo europeo.
Umberto Eco insistió en que los periódicos no son un órgano al servicio del público, sino un instrumento de formación del público o que, más bien, deberían serlo. ¿Qué formación reciben los lectores de El País sobre la visión de una institución religiosa y social, que perdió su puesto en la política mundial con la pérdida de los territorios pontificios? Las informaciones sobre mensajes religiosos del Papa son manejadas por el informativo con rasgos despectivos o eliminando su esencia espiritual, recortada en actuaciones humanas.
El de 11 agosto de 2023, publicó un artículo de opinión donde se pregunta “Por qué el papa Francisco se niega a convocar un nuevo Concilio Ecuménico en la Iglesia”, escrito por un periodista que fue sacerdote, nacido en 1932. Considera que el máximo pontífice condenó a los movimientos dentro de la Iglesia que se resisten a aceptar la conversión y vuelta a los orígenes. El artículo es crítico y enfoca sus comentarios a desprestigiar la línea de actuación del pontífice. Es bueno tener una opinión crítica, aunque es válida cuando se contrapone la opinión opuesta, que nunca apareció en El País.
Timothy Garton, en un artículo de Letras Libres del reciente mes de septiembre de 2023, advierte que el buen periodismo tiene las cualidades de ser libre de censura, diverso y fidedigno. Frente a estos ideales periodísticos, existen algunos medios que hacen su propia censura, muy fuerte, sin diversidad de opinión, creando desconfianza en el lector.
Así se nota la inclinación en el artículo publicado por El País el 4 octubre de 2023, titulado “El Papa advierte del impacto de la crisis climática y critica la lentitud en abandonar los combustibles fósiles”, a propósito de la entrada oficial de la Santa Sede en el histórico acuerdo de París sobre el cambio climático, con referencias a su carta «Laudato si». La posición del diario es que el Papa “fulmina en un documento al negacionismo”. Insiste en que “por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes”. El artículo toma así cariz medioambientalista que, aunque es real en el documento, le priva de su visión cristiana y religiosa, limitada a la simple mentalidad ecologista con visión atea.
El País ofrece ocasionalmente noticias favorables a la Iglesia, con poca frecuencia, como el 19 septiembre, que informó sobre un acto de sentido social: “La Sagrada Familia de Barcelona crea un fondo social al que destinará el 2,3% de sus ingresos”. Pero deja caer la crítica de que “la Junta no renunció a construir la escalinata de la fachada de la Gloria, que supondría echar a mil vecinos”.
Un artículo sobre el proyecto Trust in News, del Reuters Institute for the Study of Journalism, publicado el 21 de septiembre de 2023, expone la investigación sobre la disminución de la confianza de los lectores en los informativos y señala que “gran parte del público se declara abierto y receptivo a diversos enfoques”, aunque resalta que los lectores de diarios “valoran las iniciativas que impulsan mayor transparencia y disminución de sesgos”.
Los sesgos de El País se manifiestan en cómo maneja las informaciones sobre las acciones del Papa para reimpulsar la vida espiritual y cristiana. Fue el caso del inicio del Sínodo, que comenzó el 4 de octubre, que solo aparece en la edición española cincuenta horas después, el día 6, con un artículo donde se resume un punto totalmente marginal “El Papa inaugura el primer sínodo de la Iglesia en el que votarán las mujeres”, con afirmaciones que manifiestan desconocimiento del contenido que se tratará en la asamblea, pues se informa que es “una especie de cónclave de los obispos”, donde la palabra cónclave es ilógica y donde se olvida que no solo asisten obispos esta vez. Además, dice que “no tiene un argumento concreto sobre la mesa, a diferencia de otras ediciones”. Admite que “se debatirá sobre la sinodalidad”, palabra tan fuerte que requiere muchas aclaraciones, que el periodista no expone.