Durante la visita del Papa Francisco a Ciudad Juárez, hace medio año, Nicolás, un niño de 7 años enfermo de leucemia, recibió un gran regalo: el Santo Padre rompió el protocolo, bajó del papamóvil y lo bendijo.
El pequeño, quien presenta el Síndrome de Down, fue diagnosticado hace dos años con leucemia. Fue invitado por Apanical y el Instituto Down a participar en la bienvenida al Santo Padre en el Aeropuerto, junto con sus padres Sergio y Susana Vélez, así como sus hermanos.
“Cuando va pasando el papa yo levanto a Nicolás en mis dos brazos, lo agarro de la pierna y de la espalda, lo levanto y le digo ‘papa, bendíceme a mi hijo’. Fue muy impresionante porque el papa nunca le quitó la mirada a Nicolás”, narró emocionado Sergio.
Así, Francisco bajó en ese momento del papa móvil y se acercó para bendecir a Nicolás, pero también para recibir la bendición de parte del niño.
“Le agarró la manita izquierda, le da la bendición a Su Santidad y ya después el papa le dio un beso en la cabeza, entonces yo le puse mi mano izquierda en el pecho y le dije ‘muchas gracias, Dios lo bendiga”, relató Sergio conteniendo las lágrimas.
Susana, madre de Nicolás, aún no da crédito a ese momento y se dijo agraciada por haber estado cerca del Sumo Pontífice.
“No podía creerlo, yo estaba viendo cómo el papa bendecía a mi hijo, pero nunca lo toqué… me quedé muda”, expresó.
La familia Vélez atribuye a su fe y a la bendición del papa la recuperación de Nicolás, quien ya está en remisión completa.
A causa de la leucemia que le detectaron cuando tenía 5 años, Nicolás estuvo cerca de tres meses en el hospital, donde bajó mucho de peso por lo que ya no podía con su propio cuerpo, dejó de caminar y era transportado en silla de ruedas.
“Mes y medio después de la bendición del papa, Nicolás empezó a caminar de nuevo”, dijeron contentos ambos padres de familia.
Tratamiento
Nicolás lleva un año y dos meses de tratamiento, la mitad de lo que durará su programa de recuperación. Todos los lunes recibe quimioterapia y aunque no habla, siempre le da ánimo a su familia para seguir adelante.
“La fortaleza que nos demuestra todos los lunes, la sonrisa después de sus quimioterapias es lo que nos motiva a no bajar la guardia, es el mejor ejemplo: que él quiere seguir luchando para vivir”, dijo sergio.
Familia unida
Como todos los niños en su condición, Nicolás tiene días buenos y malos.
“Sabemos que somos bendecidos y que Nicolás es un niño con mucho ángel, pero la bendición del papa nos ha ayudado mucho como familia”, comentó Sergio.
“La fe es importante para podernos mantener unidos, concentrados, con paciencia y fortaleza para superar situaciones muy difiles que nos han tocado vivir”, puntualizó.