Lectio Divina correspondiente al 10 de abril del 2022, Domingo de Ramos/ de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo… Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/ Instituto Bíblico San Jerónimo
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lucas 22, 14—23, 56.
Hacia el medio día las tinieblas cubrieron toda la región hasta las tres de la tarde. El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgo por la mitad. Entonces Jesús lanzó un grito y dijo: -Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y dicho esto, expiró. El oficial romano, viendo lo sucedido, alaba a Dios diciendo: -Verdaderamente este hombre era justo. (Extracto del Evangelio tomado de la Biblia de América)
* Para realizar la Lectio Divina se recomienda la lectura del evangelio según san Lucas 22, 14—23, 56.
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para favorecer la comprensión del texto:
Llegada la hora de cenar, ¿qué hace Jesucristo con sus discípulos y qué mandato les da?
¿De qué discutían los discípulos y qué enseñanza les da Cristo? ¿Qué sucede con los discípulos en el monte de los Olivos y qué hace Judas?
Al ser arrestado Cristo, Pedro lo seguía de lejos, ¿cuál fue su comportamiento en todo el proceso?
¿Cuál fue la declaración de Jesucristo ante el sanedrín por la que decidieron llevarlo a Pilato sin necesidad de testigos? ¿Qué palabras expresa Jesucristo estando ya crucificado? ¿Qué sucedió con el soldado romano que custodiaba a Cristo? ¿Qué sucede con el cuerpo de Cristo?
Breve Estudio Bíblico.
El Domingo de Ramos es la gran puerta para la celebración del Misterio Pascual con la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén, es decir, su Pasión, Muerte y Resurrección. La Liturgia de la Palabra en la primera lectura presenta con el cántico del profeta Isaías al siervo fiel y obediente que, en la esperanza del triunfo definitivo de Dios, soportará adversidades y humillaciones en el cumplimiento de su misión. En la segunda lectura, san Pablo con un hermoso himno acentúa el triunfo glorioso de Cristo en la muerte de cruz y la gloria de su resurrección por la que queda constituido Señor de cielos y la tierra.
El Evangelio presenta el relato de la pasión según san Lucas donde Jesucristo va caminando obediente y libremente al cumplimiento de su éxodo hacia la muerte. En los últimos momentos con sus discípulos, los exhorta a escuchar sus últimas enseñanzas y a imitar su ejemplo. Se resalta el gesto de extrema comunión y amor al entregarse en el pan y en el vino que se reparte. El punto de partida es en el contexto de la fiesta judía y en la intención de las autoridades judías de llevarlo a la muerte. Estas autoridades políticas y religiosas se sentían incomodas ante las enseñanzas y denuncias de Jesús, no estaban dispuestos a renunciar al poder y a los privilegios. Esto desprende una persecución en su contra, le juzgarán, le condenarán y le clavarán en la cruz. El momento de su muerte es narrado con precisión ante un fuerte grito de Cristo y la afirmación de un soldado romano que lo reconoce como un hombre justo. Se cierra la crónica cuando un hombre bueno reclama su cuerpo y, acompañado por las mujeres que seguían a Cristo, lo colocan en un sepulcro. Después de todo lo que ha sido el testimonio del Evangelio, la conclusión es clara: Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios y trasciende los umbrales del pecado y la muerte para la salvación de los hombres.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el relato de la pasión según san Lucas, interioricemos y respondamos sinceramente a las siguientes preguntas:
Durante esta Cuaresma, ¿he sido de los discípulos que han abandonado a Jesucristo o soy como las mujeres que lo acompañan en el camino de la cruz?
Hoy en día, ¿quiénes son “los crucificados” en nuestra sociedad por la indiferencia, abandono, injusticias y falta de compasión?
¿Vivo con la actitud de un soldado romano que se siente superior, denigra y hace más pesado el camino de la cruz a sus semejantes? O ¿soy como el cirineo que acompaña y ayuda a cargar la cruz?
¿Soy en el mundo ese José de Arimatea que ante el dolor de sus prójimos se compadece y ayuda?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
¡Gracias por tu inmenso amor y abrirnos la oportunidad de llegar al Padre!
¡Gracias por compartirnos a tu Madre, María Santísima!
¡Gracias por los cirineos que ayudan a cargar la cruz de tantos hermanos!
¡Gracias por los que, como José de Arimatea, se compadecen del dolor de quienes sufren!
¡Gracias por los sacerdotes y religiosas que con su entrega nos ayudan a vivir el Misterio de tu amor!
¡Gracias por tantos laicos que con amor y su servicio nos ayudan a vivir mejor este tiempo santo!
Gracias porque por todos ellos, Señor,
hay más Cristos y menos crucificados.
Amén.
- Contemplación:
En este tiempo santo de reflexión y recogimiento interior repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura para acompañar a nuestro Señor Jesucristo y experimentar el Misterio de su amor:
«Padre, si quieres, aparta de mí esta amarga prueba; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22, 42).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
En esta Semana Santa, guardemos silencio e interioricemos para reflexionar, contemplar y vivir el inmensurable amor de Dios en la oración y en las celebraciones litúrgicas. ¡No perdamos esta oportunidad de encuentro con Nuestro Señor Jesucristo!
Propuesta: Seré ese “cirineo” que ayude a cargar la cruz de mis hermanos desde la oración por quienes sufren, el acompañamiento y visita a un enfermo, siendo compasivo y caritativo con mis hermanos, siendo un portador de amor en mi familia y en mi entorno social. Seamos ese cirineo que hoy tanto necesita nuestro mundo y así, lograr que existan más Cristos y menos crucificados.
Primera Lectura: Isaías 50, 4-7
Salmo 21
Segunda Lectura: Filipenses 2, 6-11
Color: Rojo