Capítulo X. Manantial en el Desierto: La historia oculta de Ciudad Juárez
José Mario Sánchez Soledad/Autor
Don Juan Sandoval Iñiguez nació el 28 de marzo de 1933 en el poblado jalisciense de Yahualica, que pertenece actualmente a la diócesis de San Juan de los Lagos, pero que en aquel tiempo pertenecía a la diócesis de Guadalajara. Su familia constaba de doce hermanos, uno de los cuales también es sacerdote perteneciente a los Misioneros de Guadalupe asignado desde hace más de 25 años a trabajar en Corea del Sur. Realizó los estudios elementales en el instituto “Amado Nervo”, en su pueblo natal, después ingresó al Seminario Conciliar de Guadalajara. Al concluir los estudios en este último, en 1952, viajó a Roma para asistir a la Pontificia Universidad Gregoriana, en la cual obtuvo el grado de licenciado en filosofía y doctor en teología. Percibió la ordenación sacerdotal el 27 de octubre de 1957. Entre 1961 y 1988 ocupa diversos cargos en el Seminario Conciliar de Guadalajara, entre estos: director espiritual, prefecto de disciplina, prefecto de la facultad de filosofía, vicerrector, y finalmente rector.

Conforme pasaron los años y la ciudad creció en tamaño, las comunidades de la Diócesis de Ciudad Juárez demandaban la presencia del señor obispo que ya no era suficiente. Fue entonces cuando don Manuel Talamás Camandari decidió solicitar al Papa el nombramiento de otro obispo para Ciudad Juárez. Así, el 8 de marzo de 1988, hizo público el nombramiento como obispo coadjutor de Ciudad Juárez a don Juan Sandoval Iñiguez, hasta entonces rector del Seminario Mayor de Guadalajara.
Don Juan Sandoval Iñiguez fue preconizado obispo coadjutor con derecho de sucesión de Ciudad Juárez el 3 de marzo de 1988. Recibió la ordenación episcopal el 30 de abril del mismo año de manos de monseñor Manuel Talamás Camandari en el Centro Cultural Universitario. Desde ese momento Don Juan Sandoval sirvió por cuatro años, dos meses y once días, como obispo coadjutor a la diócesis con derecho a sucesión, y el 11 de junio de 1992 fue promovido como obispo titular. Don Juan fue obispo de Ciudad Juárez hasta el 21 de abril de 1994, cuando fue nombrado arzobispo metropolitano de Guadalajara. Tras su designación de arzobispo fue elevado al grado cardenalicio el 26 de noviembre de 1994, recibiendo el birrete del papa Juan Pablo II. Se desempeñó como arzobispo de Guadalajara hasta el 7 de diciembre de 2011, día en que fue aceptada su renuncia por el papa Benedicto XVI nombrando su sucesor al cardenal Francisco Robles Ortega.
Como obispo coadjutor participó en el VIII Sínodo de los obispos en octubre de 1990 y ya como titular de la diócesis fue invitado por el Papa Juan Pablo II a participar en la IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo en octubre de 1992.
En 1993 don Juan Sandoval celebró el primer Rosario Viviente en el Estadio Universitario con la asistencia de 30 mil personas.
En este mismo año se inicia la publicación del periódico diocesano Presencia, el cual fue impulsado por don Juan Sandoval.
Las prioridades por las que don Juan trabajó, mientras estuvo a cargo de la diócesis fueron: “las vocaciones y el Seminario, la atención a los laicos comprometidos y la construcción de templos en los nuevos asentamientos humanos”, así lo expresó el propio don Juan en su homilía de despedida el 14 de mayo de 1994.
Don Renato Ascencio León, tercer obispo de Ciudad Juárez
Tras el nombramiento de Don Juan Sandoval Iñiguez como arzobispo de Guadalajara quedó vacante la sede episcopal de la Diócesis de Ciudad Juárez. Por eso, el Papa Juan Pablo II dispuso, el 16 de octubre de 1994, que monseñor Renato Ascencio León fuera su tercer obispo.
Don Renato Ascencio nació en León, Guanajuato el 11 de mayo de 1939. Sus padres fueron Moisés Ascencio y Ramona León. Ingresó al Seminario de León en 1953 y la ordenación sacerdotal fue el 12 de junio de 1965. Después de ordenado se le nombró prefecto del Seminario Menor de León, además de ser prefecto de filosofía y secretario del Seminario. En 1968 fue enviado a especializarse en Teología Litúrgica en el Instituto Benedicto de San Anselmo en Roma, la cual concluyó en 1970.

A su regreso fue nombrado Rector del Seminario de León de 1970 a 1977. En 1977 se le nombró párroco del Señor de la Salud en Irapuato y al mismo tiempo Vicario Episcopal de la región Guanajuato- Irapuato. De 1980 a 1983 estuvo en el Colegio Mexicano en Roma como Vicerrector y ecónomo. En 1984 fue nuevamente párroco de la parroquia del Señor de la Salud y Vicario de Pastoral de la diócesis. Se le nombró obispo de la Prelatura de Madera, Chihuahua en 1988. El 10 de noviembre de 1994, después de seis años en aquella prelatura, llegó a la Diócesis de Ciudad Juárez. A escasos días de tomar posesión de la sede diocesana, don Renato inició actividades, acompañó a los diferentes movimientos en sus eventos y recorrió las comunidades. Al iniciar su ministerio episcopal en 1998, don Renato anunció la promulgación del Plan Diocesano de Pastoral, enfocado a la formación y el cual no sólo contiene la participación del Consejo del Presbiterio, sino también la de más de 700 laicos que dieron sus aportaciones. Fue el 28 de noviembre de 1998 cuando don Renato Ascencio León promulgó el Plan Diocesano de Pastoral el cual fue estructurado sobre dos pilares: por una parte, sobre los decanatos, un nivel de Iglesia que permite a los presbíteros organizarse mejor en el servicio ministerial y, a los consagrados y laicos crecer en su ser y quehacer de Iglesia. Y por otra, sobre las áreas prioritarias de pastoral: vocacional y juvenil, evangelización y catequesis, familiar y social.
En el decreto don Renato exhortó a los fieles, en especial a los agentes de pastoral, a poner todo su empeño, entusiasmo y generosidad para realizar con gozo el Plan Diocesano de Pastoral. Desde el mes de noviembre del 2000 hasta 2006, monseñor Ascencio desempeñó el cargo como presidente de la Comisión Episcopal de la Movilidad Humana, desde donde se pronunció en contra de los abusos que sufren los connacionales en Estados Unidos.
Al terminar dicho cargo, en octubre del 2006, el Papa Benedicto XVI lo nombró miembro del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Inmigrantes e Itinerantes.
El 9 de septiembre de 2007, con motivo del inicio del Jubileo de Oro de la erección canónica de la Diócesis de Ciudad Juárez, don Renato Ascencio dio a conocer primera carta pastoral “Un rostro nuevo para la catequesis en nuestra diócesis”. De las prioridades pastorales del Plan Diocesano de Pastoral, don Renato eligió la catequesis, ya que el área de Evangelización y Catequesis “son trabajos pastorales esenciales y urgentes”, sobre todo impulsar más la catequesis.
Don Renato tuvo que enfrentar como pastor de la Iglesia de Ciudad Juárez la terrible problemática de la violencia causada por la guerra del narcotráfico que se desató a partir del 2008. Gracias a su dirección y a la constante oración ante el Santísimo y el rezo del Santo Rosario, la población ha desarrollado resiliencia para atravesar la crisis.
Durante estos años se realizaron campañas de fomento del rezo del Rosario y desde octubre del 2010 se iniciaron capillas de Adoración perpetua en la diócesis local.
El periódico de la diócesis, Presencia, nos relata un testimonio al respecto: “Hace tres años había una violencia tremenda, un frío tremendo. Sin embargo, Dios eligió el mes de octubre para iniciar su obra y como fruto hemos tenido una disminución de la violencia”, afirmó el señor Gilberto Prieto, coordinador general de la Adoración Perpetua en la parroquia de La Sagrada Familia.
Recordó que fue en el año 2010 cuando la comunidad se organizó para echar a andar esta capilla que funciona 24 horas al día, siete días de la semana.
“Hubo críticas porque se vivía un gran temor… eran tiempos de terribles hechos delictivos, pero aun así empezamos. Había incluso algo de temor entre los adoradores, que poco a poco fue desapareciendo y hoy son 9 las capillas de adoración perpetua en la diócesis… vemos que gracias a ello la violencia ha disminuido”, dijo.
































































