Lectio Divina correspondiente al 13 de junio, Domingo XI del Tiempo Ordinario … Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Jorge Sánchez/ Instituto Bíblico San Jerónimo
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Marcos 4, 26-34
Decía también: Sucede con el reino de Dios lo mismo que con el grano que un hombre echa en la tierra. No importa que él esté dormido o despierto, que sea de noche o de día. El grano germina y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da fruto por sí misma: primero un tallo, luego la espiga, después el trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto está a punto, en seguida se corta con la guadaña, porque ha llegado la cosecha.
Proseguía diciendo: ¿Con qué compararemos el reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? Sucede con él lo que con un grano de mostaza. Cuando se siembra en la tierra, es la más pequeña de todas las semillas. Pero, una vez sembrada, crece, se hace la mayor de todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra.
Con muchas parábolas como éstas Jesús les anunciaba el mensaje, adaptándose a su capacidad de entender. No les decía nada sin parábolas. A sus propios discípulos, sin embargo, les explicaba todo en privado. (Texto tomado de la Biblia de América)
Breve Estudio Bíblico
Este domingo el Pan de la Palabra nos presenta al profeta Ezequiel (17, 22-24) quien nos brinda un hermoso poema en el cual Yahvé promete que a partir de un pequeño retoño, que será puesto en tierra fértil, brotará un frondoso árbol que será morada de toda clase de aves; así, nos invita a reflexionar sobre cómo de un pequeño pueblo de Israel saldrá el Mesías que dará reposo y paz a las naciones, cumpliéndose así la profecía de Ezequiel.
A través del Apóstol San Pablo en su Segunda Carta a los Corintios nos llega el llamado a guiarnos no por lo que vemos, sino por lo que percibimos a través de la luz de la fe. Nos estimula también a esforzarnos en agradar a Cristo en espera del día en que habremos de ser evaluados de acuerdo con nuestro comportamiento terrenal.
En el banquete de la Palabra el Evangelio de Marcos nos habla de dos parábolas; en ellas Jesús ejemplificó el reino de Dios de manera sencilla para que su enseñanza fuera fácilmente entendida por las multitudes que le seguían. En una de ellas da centralidad al fruto como producto de una buena tierra más que al cuidado del sembrador, donde nosotros somos esa tierra que, de ser buena para recibir su Palabra, daremos en su momento el fruto adecuado. En la segunda parábola utiliza una analogía basada en la más pequeña de las semillas y cómo se transforma en la hortaliza más grande con un frondoso follaje y conectándonos con el profeta Ezequiel, la parábola también habla de cómo aves anidan en su sombra. Es pues así que debemos pensar que Jesús es, Él mismo, el Reino de Dios.
Meditar la Palabra
Después de haber leído el texto del evangelio y para una mejor reflexión hagámonos las siguientes preguntas:
Jesús dice que el Reino es como una semilla y que la tierra da fruto por sí misma, ¿Cuándo les dice que ha llegado el momento de la cosecha?
Para que todos sus oyentes entendieran Jesús se expresaba en parábolas ¿Con qué otra parábola Jesús les explica el Reino de Dios?
¿De qué manera les explicaba a sus propios discípulos?
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
¿Soy esa tierra fértil en la que, cuando recibe la Palabra, ésta crece y da fruto?
¿Tengo momentos de oración en privado donde trato de dialogar con el Maestro buscando que a mí también me explique su Palabra como a sus discípulos?
¿Estoy consciente de lo que dice el Apóstol Pablo, que un día seré llamado al tribunal de Cristo?
El Señor se esforzó para que todos entendiésemos el Reino de Dios y viviéramos en él ¿Yo pongo de mi parte para vivir mi fe, para vivir en el Reino?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús, gracias por siempre buscar formas de explicarme el Reino,
Acrecienta mi fe para que a través de ella encuentre
al necesitado, al olvidado, al que sufre y padece
y en ellos vea al Reino de Dios;
que a través de la caridad y las buenas obras
te encuentre y sea un verdadero discípulo tuyo
Amén.
- Contemplación:
Para la contemplación podemos repetir varias veces un versículo de la Sagrada escritura para que entre e ilumine nuestro corazón.
«Caminamos a la luz de la fe y no de lo que vemos» (2Cor 5, 7)
Hagamos el propósito de repetir este versículo durante la semana.
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Esta semana el Pan de la Palabra nos trata de explicar el Reino de Dios, nos hace ver lo importante de ser tierra fértil y como el reino a través de nosotros puede llegar a ser tan grande que cubra su sombra a nuestros hermanos que sufren y claman justicia.
Propuesta: Hoy se nos invita a dejar crecer el Reino en y a través de nosotros, por lo que tratemos de seguir las enseñanzas del Maestro, si las ponemos en práctica nos acompañaran cuando estemos en el tribunal del Señor. Recordemos el doble mandamiento del Amor y cuidemos y protejamos al olvidado y necesitado.
Esta semana buscaré en su Palabra, en la Biblia, un diálogo con el Señor. Debe ser un diálogo que me lleve, que me impulse a compartir con los demás: mi tiempo puede ser útil en actividades de mi familia, de mi parroquia y si puedo apoyaré el programa “Todos en la Misma Barca”, compartir es una forma de amar. Estas actividades propuestas son una manera de hacer crecer el Reino de Dios, de ser tierra fértil.