Mons. J. Guadalupe Torres Campos
Les saludo con mucho amor de padre y Pastor. Para mí es un gusto poder dialogar con ustedes a través de la reflexión de cada semana. Estamos en el Domingo 10º del tiempo ordinario.
Queridos hermanos, el evangelio de hoy nos propone tres puntos a reflexionar: el primer punto es la aceptación o el rechazo a la persona de Jesús. Muchos creen, pero otros no; los que creen lo siguen para donde quiera que va, lo escuchan con atención y muchos de los que creen llevan a sus enfermos para que los sane, pero otros, los fariseos, escribas, se resisten a creer, entonces hablan mal de Jesús, lo critican y hoy señalan dos cosas: una, que se ha vuelto loco, otra, que está poseído por satanás, ¡Mentiras!, no hallan cómo desacreditar a Jesús y esto es falta de fe, dureza de corazón, oponerse al plan de Dios.
Tres enseñanzas
Queridos hermanos, la primera enseñanza es que nuestra fe sea sólida, nuestra confianza en Cristo sea fuerte: creo en Jesús, acepto su Palabra al cien por ciento, sin titubeos.
El segundo aspecto que el evangelio de San Mateo nos propone es que se nos perdonarán todos los pecados, siempre y cuando me arrepienta, me convierta, cambie. Todos mis pecados se me perdonarán, pero Jesús hace una afirmación muy fuerte diciendo: el que blasfeme contra El Espíritu Santo nunca tendrá perdón. ¡Qué fuerte esta expresión! Entiendo que esta situación de blasfemar contra el Espíritu Santo es cuando no se cree en la salvación… al Espíritu Santo no lo dejo obrar en mí y en automático me cierro al perdón, entonces la respuesta de la Palabra de Dios es creer, y en consecuencia dejarme guiar por el Espíritu Santo.
Ya lo decíamos desde Pentecostés: ser dóciles a la acción del Espíritu Santo porque así la acción misericordiosa de Dios obra en mí. Entonces está el llamado dejarme guiar por el Espíritu Santo.
El tercer punto del evangelio, le dicen a Jesús ‘Ahí está tu madre, ahí están tus hermanos que quieren saludarte’ y Jesús dice: ‘el que cumple la voluntad de mi Padre, esa es mi madre, y esos son mis hermanos’. Cumplir la voluntad de mi Padre es la tercera enseñanza del evangelio de hoy. María, nuestra Madre, es la primerísima en darnos ejemplo, es la primera en escuchar a Dios y es la primera en cumplir la voluntad de Dios
Dejarnos envolver
Por otra parte, en la primera lectura del Génesis, Jesús se encuentra con Adán y le hace una pregunta ¿Dónde estás Adán? y yo hoy la aplico a mí. El Señor hoy nos pregunta a todos: ¿dónde estamos?, ¿Estamos con Dios, somos fieles?.
Escuchamos en el génesis una promesa de victoria… Dios da una luz de esperanza, promete un salvador, que luego sabremos que es Jesús, Cristo, el Hijo de Dios que se encarna, padece, muere, resucita y nos salva. Por eso la realidad del pecado, pero también la experiencia de la misericordia, del perdón de parte de Dios.
Queridos hermanos, en este domingo pidamos a Dios el don de la fe, del perdón, de la fidelidad, creer en Jesús, aceptar al Espíritu Santo y comprometernos a cumplir siempre la voluntad de Dios. Pero para eso la formación, la oración, la catequesis, prepararnos para dejarnos envolver por la voluntad de Dios, cumplirla con su gracia y la fuerza del Espíritu Santo.
Que hoy tengamos una jornada de domingo hermosa, tranquila, siempre con una actitud positiva de entrega, de amor en familia, y que la celebración del domingo, día del Señor, se traduzca en una semana de amor, fraternidad y fe en Cristo Señor. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo esté con ustedes.