La Navidad es amor, la Navidad es vida, la Navidad es familia, la Navidad es unidad. Los regalos que nos ofrecemos con los amigos y sobretodo en la familia, son la expresión del regalo de la vida, son expresión del mejor regalo, que es Dios para nosotros…
Mons. J. Guadalupe Torres Campos
¡Feliz Navidad! Hemos logrado este acontecimiento de una manera muy extraordinaria. He celebrado la misa de Navidad, de Nochebuena en Catedral y desde ahí he tenido la oportunidad de ofrecer la Eucaristía por toda la diócesis, deseando que Cristo nazca en toda la comunidad, que Cristo, el Niño Dios, pequeñito, aparentemente frágil, hermoso, pero fuerte, lleno de amor, nazca en todos los corazones.
Nos estuvimos preparando durante varias semanas en la oración, en la vigilancia, como nos estuvo pidiendo san Juan Bautista: que estemos vigilantes y orantes para haber llegado a este momento de la Navidad.
La Navidad, sin duda alguna es un momento para haberlo vivido y estarlo viviendo todo este Tiempo de Navidad en familia, acudir por supuesto a la Iglesia. Hemos celebrado Nochebuena y Navidad y luego estaremos celebrando otros acontecimientos de Navidad como es La Sagrada Familia el siguiente domingo a Navidad y todo eso nos alegra, todo eso nos entusiasma y nos invita a que, habiendo recibido al niño Dios que ha nacido en nuestras vidas, nos lleve a ser mejores, a ser mejores personas hombres y mujeres de bien para que haya justicia, haya paz, haya armonía.
Me sigue impresionando cómo todavía para nosotros es una riqueza, es un tesoro celebrar la Navidad y me impresiona cómo en algunos lugares lamentablemente se reduce a un momento de regalos o de fiesta, que no es la Navidad, no se debe reducir a eso, va más allá. Es la presencia de Dios con nosotros, el Emanuel, como anuncio.
Desde el primer domingo de Adviento nos dice la Escritura: le pondrás por nombre Jesús, Él salvará a su pueblo. Efectivamente Jesús es Salvador, es celebrar la salvación, es celebrar que hemos sido salvos en ese niño que nos ha nacido, en su ternura, en su bondad y en su misericordia, a propósito que celebramos esta Navidad en el marco del Año de la Misericordia, porque ese niñito que nos ha nacido es el Señor de la Misericordia que nos muestra su amor.
Por eso la Navidad es amor, la Navidad es vida, la Navidad es familia, la Navidad es unidad. Los regalos que nos ofrecemos con los amigos y sobretodo en toda la familia, son la expresión del regalo de la vida, son expresión del mejor regalo que es Dios para nosotros. Y nuestro mejor regalo a Dios es nuestra vida, nuestra fe, nuestra confianza en Él manifestada en el amor a los demás.
Por eso qué bueno que estemos celebrando estos días de Navidad en armonía, en paz, en regocijo, en familia, con los amigos al juntarnos, convivir y descansar para retomar las fuerzas y seguir adelante cada día.
Por eso con todo mi amor, con todo mi cariño de padre y pastor, al dirigirme a ustedes en estas fiestas de Navidad les deseo mucho amor, les deseo muchas bendiciones de parte de Dios, les deseo paz en sus corazones.
Y contemplar el Nacimiento, contemplar a María, la mujer de la esperanza, la mujer madre tierna que nos consuela; contemplar a san José, el esposo, el padre amoroso fiel que cuida a la familia, que la protege; y contemplar al Niño Dios, hermosísimo, es contemplar el misterio de la Salvación, el misterio del amor de Dios. Que eso se quede, que eso se guarde y también se proyecte, se manifieste con nuestros sentimientos, palabras, actitudes, con nuestra vida hacia los demás. ¡Proyecta la Navidad en amor hacia los demás!
Nuevamente te saludo, te mando un abrazo y te deseo lo mejor. Feliz Navidad llena de amor y de paz, llena de Dios para todos ustedes. Dios los bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.