Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo con mucho cariño con amor de Padre y pastor. Espero se encuentren bien, felices, bendecidos por el Señor. Llegamos prácticamente al fin de la Cuaresma, hemos hecho un camino cuaresmal intenso de reflexión, de oración, un camino de conversión con Jesús. Nos hemos preparado a través de la oración, del ayuno, de la limosna y la misericordia y así damos inicio hoy a la Semana Santa, bien preparados para vivir intensamente con mucha fe, los misterios de Cristo.
Hoy Domingo de Ramos, un día muy bonito muy significativo, la pregunta sería ¿Cómo llegamos a estos misterios?, pregúntatelo.
Dos momentos
En la celebración de hoy hay dos momentos: uno, propiamente la bendición de ramos y otro, prácticamente la celebración eucarística. El primer momento normalmente la hacemos con procesión, hoy no por las circunstancias de pandemia, hemos decidido hacer una entrada solemne, sencilla, reunidos con fe como comunidad para iniciar todos juntos los misterios de Pascua, que esa sea nuestra motivación.
En el evangelio del inicio, de san Marcos, se nos narra la entrada triunfante del Señor Jesús a Jerusalén, que se caracteriza con alegría y gozo ¡Hossana! ¡Hossana! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Queridos hermanos, nuestra actitud debe ser esa siempre: darle la bienvenida a Jesús, acogerlo en nuestro corazón, en nuestra vida personal, como Iglesia, como familia, como sociedad, no sólo es recordar aquel momento, sino hoy recibir a Jesús.
Dice la antífona entre la bendición de ramos “Los niños hebreos, llevando ramos de olivo salieron al encuentro del Señor”, tú y yo somos niños en el sentido de la pureza, y todos debemos salir con nuestros ramos de olivo, con fe y alegría preparados al encuentro del Señor. Te invito a vivir ese primer momento de la celebración con alegría y gozo.
Enseñanzas de la Pasión
En la segunda parte de la celebración, primero quiero hacer notar la oración colecta, en la que hay dos cosas muy importantes: nos dirigimos a Dios Padre diciendo “Tú que quisiste que nuestro Señor Jesucristo, nuestro Salvador, se hiciera hombre padeciendo en la cruz para salvarnos”, eso es lo que celebramos. Dios Padre envía a su hijo que se hace hombre, y que padece en la Cruz para salvarnos. Por eso, litúrgicamente, es Domingo de Ramos de la Pasión del Señor, y le pedimos en la oración colecta: “Concédenos seguir las enseñanzas de su Pasión”.
Eso quiero que lo medites porque le da sentido a la celebración de estos misterios de la Semana Santa. Concédenos seguir a Jesús en su Pasión, en su Muerte de cruz, y en su Resurrección, concédenos seguir las enseñanzas: Qué me enseña, qué me deja, qué implica para mi vida, contemplar a Jesús crucificado, pero también prepararnos para contemplar a Jesús resucitado.
En la primera lectura de Isaías, muy hermosa, dice el profeta como anunciando lo que le va a pasar a Jesús: “El Señor me ha hecho oír sus palabras yo no he opuesto resistencia”, pero el Señor me ayuda, es el siervo de Dios, se refiere a Jesús, un Jesús obediente hasta la muerte de cruz. Aprender las enseñanzas de la Pasión implica esto: escuchar a Dios, escuchar su palabra que me pide no poner resistencia; Jesús no puso resistencias y por mi debilidad, tengo que quitar esas resistencias con la confianza de que el Señor me ayuda.
Contemplar a Jesús
Dice el Salmo responsorial ¡Dios mío! ¡Dios mío porque me has abandonado! y allí se resaltan dos aspectos de la Pasión y luego en la carta de San Pablo a los filipenses San Pablo nos invita a contemplar a ese Jesús que está por encima de todo, que está crucificado, y que lo reconozcamos como el Señor.
Que en estos días hagamos eso: reconocerlo con la fe, con el corazón, con la vida.
Luego viene una narración de la Pasión del Señor según el evangelio de San Marcos. donde, les recuerdo, hay que hacer una pausa en la lectura y ponernos de rodillas para contemplar a Jesús muerto
Celebramos así la Pasión del Señor en el Domingo de Ramos y le pedimos a Dios Padre, que la Pasión de su Hijo nos atraiga su perdón. Te invito a vivir estos momentos, te invito a asistir a los oficios, dejar un poco atrás la virtualidad y asistir a tu parroquia, en tu comunidad y vivirlos intensamente con fe y devoción. Si está en tus manos, ir presencialmente.
Que el Señor te bendiga, te fortalezca y tengan unos días santos bellísimos.
La bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo, los acompañe.