Lectio Divina correspondiente al 17 de abril del 2022, Domingo de Pascua de la Resurrección… Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Jorge Sánchez/ Instituto Bíblico San Jerónimo
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Juan 20, 1-9
El domingo por la mañana, muy temprano, antes de salir el sol, María Magdalena vino al sepulcro. Cuando vio que habían retirado la piedra que tapaba la entrada, regresó corriendo adonde estaban Simón Pedro y el otro discípulo a quien Jesús tanto quería, y les dijo: –Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto. Pedro y el otro discípulo fueron rápidamente al sepulcro. Salieron corriendo los dos juntos, pero el otro discípulo se adelantó a Pedro y llegó antes que él. Al asomarse al interior comprobó que las vendas de lino estaban allí; pero no entró. Siguiéndole los pasos llegó Simón Pedro que entró en el sepulcro, y observó que las vendas de lino estaban allí. Estaba también el lienzo que habían colocado sobre la cabeza de Jesús, pero no estaba con las vendas, sino doblado y colocado aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó. Y es que hasta entonces, los discípulos no habían entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que resucitar de entre los muertos. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿Quién llega al sepulcro de Jesús antes de que salga el sol?
Al darse cuenta que el sepulcro estaba abierto y que no estaba el cuerpo de Jesús ¿Qué hace María Magdalena? ¿Cuál es la reacción del apóstol Pedro al enterarse que no sabían dónde estaba el cuerpo del Maestro?
Cuando entra Pedro al sepulcro ¿Qué es lo que observa?
¿Qué le sucede al discípulo que acompaña a Pedro al entrar al sepulcro?
¿Qué era lo que no habían comprendido los discípulos de la Escritura?
Breve Estudio Bíblico.
La pascua es quizás la festividad judía más importante, por lo que Jesús y los Doce han celebrado con anticipación esa fiesta y es el motivo por el cuál visitó Jerusalén junto con sus discípulos; recordemos que Jesus nació, creció y vivió como judío. La madrugada que nos narra san Juan ocurre en las afueras de Jerusalén donde se encuentran algunos sepulcros, entre ellos el que José de Arimatea dispuso para su amigo Jesús. La narración inicia protagonizada por una mujer que es ejemplo de fe y seguimiento al Maestro. María, nacida en Magdala, mejor conocida como María Magdalena es quién, aun dentro de la oscuridad llega al sepulcro; su sorpresa es grande pues la pesada roca que se utilizaba para sellar las tumbas había sido removida y Jesús no estaba ya ahí. Su reacción fue inmediata: corre a avisar lo ocurrido a Simón Pedro, líder del grupo de discípulos. Encontrándose con Pedro y el discípulo amado, ambos salen corriendo hacia el sepulcro. Importante era tanto en aquella época como lo es ahora, que hubiese testigos (al menos dos, ver Deut 19,15), es por eso de gran valor testimonial lo que juntos vieron: el sepulcro vacío. Este acontecimiento lejos de llevarlos a pensar que el Maestro había sido sustraído, significó un hecho lleno de esperanza: ¡El Maestro no está ya ahí! ¡El Maestro resucitó! El discípulo ve y cree, para ellos no se requiere una presencia física del Resucitado (que vendrá después), para ellos fue suficiente lo que vieron. En ese momento entienden lo que las Escrituras decían de Jesús y que además él les había anticipado, es hasta entonces que lo comprendieron: ¡Resucitó!
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
María de Magdala, mujer ejemplo de fe y valentía para todos los cristianos, acude entre las sombras de la madrugada y venciendo el temor de ser apresada por seguir a Jesús, es la primera en llegar al sepulcro. Su primera reacción es dar testimonio de lo que encontró ¿Nosotros somos valientes al defender nuestra fe ante los demás? ¿Qué necesito hacer para también yo dar testimonio cristiano?
Para los discípulos solo bastó ver las vestiduras de Jesús para creer ¿Me basta con ver cada día el milagro de la vida, la alegría del amor, mi familia, mi comunidad, mi Iglesia? o ¿requiero ver grandes y “mágicos” milagros para creer?
Los discípulos, como buenos judíos, ya conocían las Escrituras, pero les faltaba creer. Esa combinación fue necesaria para fortalecer a nuestros Apóstoles, pilares del cristianismo, cimiento de nuestra Iglesia ¿vivo un cristianismo verdadero? ¿cómo estoy yo en mi fe? ¿cómo estoy en mi lectura y conocimiento de las Escrituras?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
¡El Mesías ha resucitado!
Señor Jesús, dame fe y humildad para creer
ayúdame a ver en los acontecimientos la esperanza de la resurrección
quiero compartir la gloria de tu triunfo ante la muerte.
¡El Mesías ha resucitado!
Señor, dejaste un camino para seguirte
dejaste el ejemplo y testimonio de fe
ayúdame a imitar de María Magdalena esa valentía para seguirte.
¡El Mesías ha resucitado!
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe:
« Éste es el día del triunfo del Señor. ¡Aleluya! » (Salmo 117)
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Estamos iniciando el tiempo de Pascua, tiempo de gozo y alegría porque a través de la pasión, muerte y resurrección de Jesús hemos alcanzado el cumplimiento del misterio de la salvación.
Propuesta: Esta semana compartamos nuestra alegría de Pascua con los demás, vayamos más allá de nuestra familia cercana, visitemos o llamemos a nuestros amigos y familiares lejanos, compartamos con ellos ese gozo de la resurrección: ¡Resucito! ¡Resucitó!
También debemos, como cristianos, realizar acciones de caridad congruentes con nuestra fe y los bienes que hemos recibido de Dios, compartamos de nuestros dones a través del programa diocesano “Todos en la Misma Barca” para que los más necesitados reciban ayuda y, en consecuencia, también ellos alaben a Dios.
Primera Lectura: Hechos 10, 34. 37-43
Salmo 117
Segunda Lectura: 1 Corintios 5, 6-8
Color: Blanco