Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Queridos hermanos, les saludo con gran cariño de padre y pastor. Deseo se encuentren bien disfrutando del día del Señor, en familia. Estamos en el domingo tercero del Tiempo Ordinario, vamos caminando con fe y esperanza.
El evangelio de hoy es muy importante porque Jesús nos da cuatro pilares de su predicación, que hay que tomar muy en cuenta y aplicarlo a nuestra vida cristiana.
El evangelio de san Marcos comienza diciendo que después del arresto de Juan el Bautista -lo arrestaron porque es incómodo para Herodes, a quien le dijo ‘estás en pecado’…Ya sabemos que predica Juan un bautismo de penitencia, y le escuchamos decir el domingo pasado ‘Este es el Cordero de Dios’-. Entonces dice san Marcos que Jesús se fue a Galilea, donde comienza su predicación y su vida pública.
Dice: ‘para predicar el Evangelio de Dios, la Buena Nueva’, eso quiere decir ‘Evangelio’: la Buena Nueva. Jesús es la Buena Nueva, es la palabra que se da a conocer y todo lo que Él hace y dice, todo lo que realiza es una Buena Nueva en aquel momento para los que van a escuchar y hoy para todos.
Decía que son cuatro pilares muy importantes, toda una catequesis que hay que aplicarlo toda la vida:
Primer pilar: ‘Se ha cumplido el tiempo’, no solo el tiempo cronológico, jueves, lunes o domingo, la hora, -dirá san Juan-, la salvación aquí está. ‘Se ha cumplido el tiempo’ es en un sentido amplio, del Padre que promete un Salvador y ya está aquí, y eso también hay que aplicarlo hoy: se cumple el tiempo para abrir mi corazón a la Palabra a Cristo, a seguirlo, a ser discípulo.
Segundo pilar: ‘El Reino de Dios está cerca’. Jesús es el Reino, pero de justicia, de paz, de verdad, reino de bondad, reino de amor, y Jesús predica y te invita a ti a ser parte del Reino de Dios, que está cerca de ti, pero no lo dejes pasar, acepta la invitación que te hace al decir ‘el Reino de Dios está cerca’, es invitación muy directa diciendo: vengo contigo a ofrecerte la paz y la salvación, y al yo tomar conciencia de esa pertenencia mía, libre, consciente, implica compromiso, respuesta un amor a Dios y al prójimo.
Tercer pilar de su predicación: ‘Conviértanse’. Esa presencia cercana del Reino me invita a convertirme. Dos aspectos de la conversión: un cambio, una metanoia, cambiar en mis actitudes y pensamientos de pecado y maldad, hacia el bien. Pero también un volverme a Dios. Me alejo de Dios, y al pedirme ¡Conviértanse!, es una invitación a volver a Dios.
Creo que el convertirme es tarea diaria. Lo aplico a mí mismo, hoy estoy llamado a convertirme de mis pecados, de mi egoísmo y volverme a Dios y a Cristo.
Y cuarto pilar de la predicación de Jesús es: ‘Crean en el evangelio’, como conciencia de que se ha cumplido el tiempo. Creer en el evangelio es creer en Jesús y creerle a Jesús. Si leemos los evangelios hacen referencia constantemente a la fe y hoy en este cuarto pilar nos invita a creer.
Son cuatro pasos, cuatro pilares, que se resumen en amar a Dios, amar a tu prójimo.
Y viene el llamado personal que Jesús hace a sus discípulos. Jesús caminaba por la orilla del lago, vio a Simón y Andrés trabajando, eran pescadores, echando las redes, les dice directamente: ‘Síganme y los haré pescadores’. Ahí está el anuncio, pero también la invitación, y el ejemplo está en los primeros discípulos Andrés y Simón, trabajando.
Tú estás trabajando en tus quehaceres y Jesús sale a tu encuentro. Y debemos sentir la mirada de Jesús, escuchar su invitación: ‘Sígueme, cambia tu vida y te haré pescador’, nos invita a colaborar con Él en el Reino.
Hermosamente dice el texto: ‘Dejando las redes, lo siguieron. ¿Qué nos pide el Señor? Disponibilidad, docilidad para seguirlo. Enseguida vio a Santiago y Juan, también trabajando en la barca y los llamó igual y dejaron a su padre y fueron con Él.
Es un domingo por una parte vocacional, por otra parte misionero, por testimoniar mi fe en el seguimiento de Jesús.
Que tengan un domingo maravilloso, una semana de bendiciones y que la bendición de Dios Todopoderoso permanezca siempre con ustedes.