Luis Felipe Pérez Esquivel/ Caridad y Verdad
Hace algunos años me encontraba junto a mis compañeros de equipo de algún retiro juvenil, sentado en el piso, en círculo. Durante la dinámica debíamos pasar un cerillo encendido de una persona hacia otra y lograr darle la vuelta al círculo. Era la última dinámica del día y hacía un poco de viento lo que hacía más difícil pasarlo. La parte más importante de la dinámica era pasar este cerillo que se acompañaba de la frase: “Encendido lo recibo, encendido te lo doy.” En ese momento no entendí completamente la profundidad de esta frase, pero la experiencia me ha acompañado siempre.
Con los años entendí la importancia del trabajo en equipo y de mantener encendida la llama para cuando llegue el tiempo poder pasarlo. Esto no es un trabajo sencillo, ya que para mantener el fuego encendido se necesita esfuerzo, compromiso y pasión por el trabajo que se realiza y muy importante; tener la misión clara de que, en algún momento, cuando Dios así lo quiera, tendremos que pasar esa llama a alguien más. Esta situación me recuerda mucho al período de transición por el que pasamos en nuestra ciudad, en las pasadas elecciones decidimos quiénes nos representarán y recientemente nuestros representantes tomaron posesión del cargo para el que fueron elegidos.
La etapa de campaña ya terminó, es momento de trabajar en representación de Todos los ciudadanos. No importa el partido al que pertenezcamos o por el cual simpaticemos, todos esperamos resultados. Por el contrario, parece que esta llama se ha ido apagando y nos hemos acostumbrado a pasarla así. Basta un breve recorrido por la ciudad para ver un sinnúmero de problemas: entre banquetas vencidas por la hierba, basura y baches es fácil enfadarse y culpar a las autoridades y deslindarse de la responsabilidad. Por supuesto la participación de las autoridades es fundamental para el funcionamiento ordenado de la ciudad, y debemos exigirles, revisarles y al mismo tiempo participar de las decisiones.
Del mismo modo, nosotros también somos responsables de las condiciones en las que se encuentra la ciudad. Es momento de encender de nuevo el fuego y eso requiere trabajo en equipo y sobre todo participación.
El papa Benedicto XVI, estando al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una nota sobre los católicos y la vida política nos dice: “Las actuales sociedades democráticas… exigen nuevas y más amplias formas de participación en la vida pública por parte de los ciudadanos, cristianos y no cristianos.” y continua: “La vida en un sistema político democrático no podría desarrollarse provechosamente sin la activa, responsable y generosa participación de todos”
El mensaje es claro: participemos de la vida política de nuestra ciudad, busquemos trabajar por el bien común en nuestra cuadra, nuestra colonia y nuestra ciudad. Conozcamos a nuestros representantes, revisemos y reconozcamos cuando hacen un buen trabajo. Pidamos a Dios Fe para saber que está con nosotros, Esperanza para creer que se puede lograr, y Caridad para trabajar por ello. Encendamos el fuego y mantengámoslo encendido para un día poder decir: “encendido lo recibo, encendido te lo doy”.