Oración inicial
Señor, Dios todopoderoso, que nos mandas abrir camino a Cristo, el Señor; no
permitas que desfallezcamos en nuestra debilidad los que esperamos la llegada
saludable del que viene a sanarnos de todos nuestros males. Por nuestro Señor
Jesucristo. Amen.
Lectura Del santo Evangelio según Mateo 11,28-30
Reflexión
- Los libros sapienciales representan la sabiduría divina en la figura de una mujer, una madre que transmite a los hijos su sabiduría y les dice: «Adquieran sin dinero, sometan la cerviz a su yugo, que sus almas reciben la instrucción, pues está muy cerca al alcance de ustedes. Vean con sus propios ojos que he penado poco y conseguí mucho descanso”. (Sir 51,25-27). Jesús repite esta frase: “¡Encontrarán descanso!”
- Justamente, por esta manera suya de hablar a la gente, Jesús aviva su memoria y así el corazón se alegra y dice: “¡Ha llegado el Mesías tan esperado!” Jesús transformaba la añoranza en esperanza. Hacía dar a la gente un paso más. En lugar de agarrarse a imágenes de un mesías glorioso, rey y dominador, imágenes que los escribas enseñaban, la gente cambiaba su visión y aceptaba a Jesús, mesías siervo. Mesías humilde y manso, acogedor y lleno de ternura, que hacía sentir “a gusto” a los pobres en su presencia.
Para la reflexión personal
- La ley de Dios es para mí ¿yugo suave que me anima o un peso que me cansa?
- ¿He sentido alguna vez la ligereza y la alegría del yugo de la ley de Dios que Jesús nos ha revelado?
Oración final
Bendice, alma mía, a Yahvé, el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Yahvé, nunca olvides sus beneficios. (Sal 103, 1-2)