Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo con mucho amor de padre y pastor. Hoy es domingo VIII del Tiempo Ordinario, siempre con alegría y gozo para ir reflexionando en torno a la Palabra de Dios de cada domingo. Hoy el Evangelio de san Lucas nos hace varias preguntas muy importantes que estamos llamados a responder aplicando la Palabra de Dios a mi vida, para que nuestra respuesta a Cristo sea una respuesta positiva, un crecimiento a partir de una conversión.
Comienza con una pregunta muy sencilla que nos hace reflexionar. ¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo?
Ahí la Palabra de Dios me interpela, si no estoy siendo un ciego. Pretendiendo guiar a una comunidad. Y así cada uno, cómo acompañamos al hermano, cómo acompañamos a la familia, cómo acompañamos a una diócesis, a una parroquia, cómo acompañamos al enfermo, al migrante, al necesitado, en esta figura del ciego.
La Palabra de Dios me invita a reconocer mis cegueras. No la del otro, mis propias cegueras, puedo tener una o muchas, pero identificar que estoy siendo ciego por esto o aquello o con estas personas.
Segundo: cambiar, que vea, quitar esa cegueras, del egoísmo, de la soberbia, de la flojera, del pecado, de un vicio, cualquier cosa. Ahí están. Liberarnos de nuestras cegueras para poder ayudar al otro, para poder acompañar al otro; es una palabra clave el acompañar. Yo obispo tengo la misión de acompañar a mi pueblo, a mis sacerdotes, consagrados, movimientos; debo estar libre, debo vivir bien, quitarme mis cegueras y así también tú, padre de familia, cómo guiar a sus hijos, cómo acompañar a su familia; el maestro a sus alumnos, el párroco a sus fieles, el empresario a sus empleados y a todos. Sanar. Liberarme para no hacerle daño a los demás, si no, caerán los dos en un hoyo con mi actuar, negligencia o pecado. ¡Líbrenos Dios de llevar a este hermano mío a un hoyo!
Por eso es importante el cuestionamiento que Jesús nos hace en san Lucas, y más adelante nos da una pauta de qué debemos hacer. Pregunta Jesús ¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? Jesús es sabio y directo.
Exactamente, primero tengo que verme a mí mismo, quitarme esta viga que traigo en mi ojo, este pecado, rencor, mal pensamiento, mala actitud, quitarme yo esta viga para poder ayudar. Y dice, quitar la paja del otro. Yo lo aplicaría, ‘para poder acompañar, ayudar a ver’.
Por eso la Palabra de Dios me invita a evaluarme, a reconocer mis pecados, la viga que llevo, mis cegueras, para poder servir, acompañar y ayudar a los demás, como Jesus.
En el salmo, ‘El Señor es mi pastor’ que me cuida, me alimenta, que carga sobre sus hombros mi herida, también es para mí un llamado, una vocación, ayudar a los demás, pero sin cegueras, sin la viga que llevo en mi ojo.
El tercer aspecto que nos hace reflexionar san Lucas es dar frutos buenos. No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos.
Dios creó al hombre, nos creó a su imagen, entonces por naturaleza tú y yo somos buenos, somos imagen de Dios, pero hay que vivir esa bondad, ser arboles buenos, tomar conciencia, tú eres un árbol bueno, porque Dios esta en ti, por lo tanto, hay que producir frutos buenos.
¿Qué frutos?: el perdón, la reconciliación, la paz, la paciencia, la solidaridad, frutos de amor, caridad y misericordia, …pero si dejo anidar en mi corazón y mente la maldad – lo hacemos por nuestra fragilidad- entonces vienen los frutos malos.
Pidámosle a Dios que nos conceda su gracia, que yo descubra mis cegueras, que descubra la viga que llevo en mi ojo, pedirle ‘libérame, sáname, tócame’ y yo poner los medios, la disciplina, reflexión, la oración, la Eucaristía, la Palabra de Dios, cambiar para poder, dos cosas: dar frutos buenos y acompañar y ayudar los demás, pero desde Cristo.
¡Qué hermosa frase de la antífona de entrada, siempre me gusta leerla porque nos ilumina: ‘El Señor es mi refugio, lo invoqué y me libró’. No busquemos soluciones en otras partes.
Confiemos en el Señor, pongamos nuestra confianza en Dios para poder hacer el bien a cada uno de nuestros hermanos.
Que el Señor te bendiga y te guarde, que te dejes ayudar por su gracia y que la Virgen María te cubra con su manto. Disfruten la familia, de la gracia del Señor. Buena semana para todos. Un abrazo y bendiciones.