Diana Adriano
El pasado domingo 13 de abril, la comunidad católica se congregó en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe para dar inicio a la Semana Santa con la tradicional celebración del Domingo de Ramos en torno al obispo don J. Guadalupe Torres Campos.
La celebración litúrgica inició a las 7 30 horas en el atrio de la histórica Misión de Guadalupe, donde decenas de fieles se dieron cita con ramos en mano para conmemorar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
En un ambiente de recogimiento, Monseñor Torres bendijo los ramos con agua bendita, recordando el significado de esta fecha para el mundo cristiano.
Posteriormente, se llevó a cabo la procesión hacia la Catedral, marcando el inicio solemne de la Eucaristía.
Contraste con la realidad
Durante su homilía, tras la lectura del Evangelio de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, el obispo advirtió sobre la constante presión del mundo moderno, al señalar que “la publicidad nos bombardea con ofertas baratas, que aunque económicas, nos resultan caras espiritualmente, porque nos alejan de Dios y nos desvían hacia la comodidad, el consumismo y un estilo de vida superficial”.
El prelado contrastó esta realidad con la figura de Cristo, “quien se humilló, se entregó por amor y nos invita también a unirnos a su Pasión, a ofrecer nuestras vidas, nuestros dolores, como una ofrenda agradable al Señor”.
El mensaje del obispo también subrayó la importancia de aceptar la invitación de Jesús a sentarse a su mesa, una expresión que calificó como “bellísima”, cargada de amor y confianza.
“Él se entrega por cada uno de nosotros, nos invita a caminar con Él. Decir ‘Bendito el que viene en el nombre del Señor’ es también aceptar el compromiso de amar, de cambiar, de ser mejores, de vivir en fidelidad”, expresó.
En su llamado final, exhortó a los presentes a no caer en el egoísmo, la soberbia o la indiferencia, especialmente frente al dolor del prójimo.
“Es tiempo de conversión, de mirar a Jesús, de no distraernos con otras cosas. El misterio que celebramos nos invita a entregarnos, a decirle: aquí estoy, contigo y por ti”, concluyó.
Durante todo el día, parroquias y templos de toda la diócesis vivieron con fe y devoción esta misma celebración, dando así paso al comienzo de la Semana Santa en unidad, oración y esperanza.