Lectio Divina correspondiente al 25 de abril IV domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor… Reflexión y acción de la Palabra de Dios para este tiempo de Pascua, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/ Instituto Bíblico San Jerónimo
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Juan 10, 11-18
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; no como el jornalero que ni es verdadero pastor ni propietario de las ovejas. El jornalero cuando ve venir al lobo, las abandona y huye. Y el lobo las arrebata y las dispersa. El jornalero se porta así, porque trabaja únicamente por el sueldo y no tiene interés por las ovejas. Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí; lo mismo que mi Padre me conoce a mí, yo lo conozco a él y doy mi vida por las ovejas. Pero tengo otras ovejas que no están en este rebaño; también a éstas tengo que atraerlas, para que escuchen mi voz. Entonces se formará un rebaño único, bajo la guía de un solo pastor. El Padre me ama, porque yo doy mi vida para recuperarla de nuevo. Nadie tiene poder para quitármela; soy yo quien la doy por mi propia voluntad. Yo tengo poder para darla y para recuperarla de nuevo. Esta es la misión que recibí de mi Padre.
(Texto tomado de la Biblia de América)
Breve estudio Bíblico
En este Cuarto Domingo de Pascua la primera lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (4, 8-12) nos presenta el primer discurso del Apóstol Pedro ante el sanedrín donde es interrogado sobre la curación a un hombre enfermo. Ahora, el Consejo de los dirigentes de Israel se lanza en persecución contra la comunidad de testigos y misioneros de Cristo. Pedro, lleno del Espíritu Santo y con gran valentía, de ser el señalado ahora señala y enfáticamente les anuncia el mensaje de la Buena Nueva: Jesucristo es el único salvador. La segunda lectura (1 Juan 3, 1-2) nos ha de llenar de alegría, es un llamado a nuestra esperanza de fe: Somos hijos de Dios y lo veremos tal cual es.
En el Evangelio (Juan 10, 11-18), Jesucristo se presenta a sí mismo como “el Buen Pastor”. En la tradición bíblica, el pastor es figura de liderazgo, cuidado y guía de un jefe sobre su comunidad. A diferencia del “asalariado” que busca su propio bien, que no le importan las ovejas y permite que los lobos las devoren y otras sean dispersadas, el Buen Pastor llega a dar la vida por ellas. Las ovejas son la comunidad de creyentes que manifiestan una relación de familiaridad con el pastor que, al llamarlas, lo reconocen y lo siguen. San Juan nos recuerda esta familiaridad entre el pastor y las ovejas con la comunión entre Jesucristo y el Padre fundamentada en el amor. Entregar voluntariamente su vida y tomarla nuevamente, manifiesta la victoria sobre la muerte y revela este amor hasta el extremo del Buen Pastor por sus ovejas.
Meditar la Palabra
Después de la lectura del evangelio profundicemos haciéndonos las siguientes preguntas:
¿Cómo se presenta Jesucristo a sí mismo?
¿Cómo es el Buen Pastor?
¿Cómo actúa el asalariado con las ovejas?
¿Qué dice el texto bíblico sobre las ovejas?
¿Qué significa que Jesucristo haya entregado y tomado nuevamente su vida?
¿Cuál es la misión que recibió Jesucristo del Padre?
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
¿Es Jesucristo mi Buen Pastor? ¿Es a quién sigo?
¿Estoy atento a su voz? ¿A su Palabra?
¿Estoy dispuesto y comprometido a conocer en verdad a Jesucristo, el único salvador?
¿Mi vida refleja en acciones el amor y respeto hacia otros, sean o no conocidos?
¿Soy un buen pastor para los demás? ¿Por qué?
Responder a la Palabra de Dios
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor, Buen Pastor, Tú que conoces a tus ovejas, Tú que me conoces a mí, no permitas que me pierda entre el bullicio. Calla esas voces que aturden, distraen y roban la paz. No me permiten escuchar tu voz. Me conoces y sabes que está en mí el deseo de conocerte, amarte y seguirte. Haz de este deseo una realidad, que mi vocación seas Tú, que mis acciones sean en ti, por ti y contigo. Gracias por tu amor infinito, porque me cuidas, proteges y estás, siempre estás. ¡Bendito seas Señor, mi Buen Pastor!
- Contemplación
Para la contemplación podemos repetir varias veces un versículo del Evangelio y así guardarlo en nuestra mente y corazón. ¡Créelo!“Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor da la vida por sus ovejas” (Juan 10, 11).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
La acción me lleva a reflejar en mi vida las palabras del Buen Pastor a través de acciones concretas que me ayuden a alimentar mi fe y a vivirla.
Propuesta: Volver a leer durante la semana pausadamente estas lecturas para profundizar, reflexionar y hacer mías las palabras de Dios. A partir de hoy, me dispondré a conocer más a Dios, el Buen Pastor, leyendo un texto de la Sagrada Escritura y participando en lo posible, de la Santa Misa. En mi oración pediré especialmente por los sacerdotes y religiosas para que Dios les conceda el don de la santidad. Recordaré también en mi oración a los seminaristas y pediré para que perseveren en el llamado y disciernan la voz del Señor en su vida. Reflejaré en mi vida el amor del Buen Pastor en quienes se me han confiado interesándome en conocerlos verdaderamente, amarlos y servirlos en el amor de Dios.