Lectio Divina correspondiente al 27 de marzo del 2022, Domingo IV de Cuaresma… Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/ Instituto Bíblico San Jerónimo
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lucas 15, 1-3. 11-32.
Entre tanto, todos los que recaudaban impuestos para Roma y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle. Los fariseos y los maestros de la ley murmuraban: -Este anda con pecadores y come con ellos. Entonces Jesús les dijo esta parábola: Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo a su padre: “Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde”. Y el padre les repartió los bienes. A los pocos días, el hijo menor recogió sus cosas, partió a un país lejano y allí despilfarró toda su fortuna viviendo como un libertino. Cuando lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez en aquella región, y el muchacho comenzó a pasar necesidad. Entonces fue a servir a casa de un hombre de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Para llenar su estómago, habría comido hasta el alimento que daban a los cerdos, pero no se lo permitían. Entonces reflexionó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me pondré en camino, regresaré a casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y contra ti. Ya no merezco llamarme hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros. Se puso en camino y se fue a casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio, salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos. El hijo empezó a decirle: “Padre, pequé contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus criados: “Traigan enseguida el mejor vestido y pónganselo; pónganle también un anillo en la mano y sandalias en los pies. Tomen el ternero gordo, mátenlo y celebremos un banquete de fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando vino y se acercó a la casa, al oír la música y los cantos, llamó a uno de los criados y le preguntó qué era lo que pasaba. El criado le dijo: “Ha regresado tu hermano, y tu padre ha matado el ternero gordo, porque lo ha recobrado sano”. Él se enojó y no quería entrar. Su padre salió y trataba de convencerlo, pero el hijo le contestó: “Hace ya muchos años que te sirvo sin desobedecer jamás tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos. Pero llega este hijo tuyo, que se ha gastado tus bienes con prostitutas, y le matas el ternero gordo”. Pero el padre le respondió: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero tenemos que alegrarnos y hacer fiesta, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado”. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el texto del evangelio, hagámonos las siguientes preguntas favorecer la reflexión:
¿Qué murmuraban los fariseos y los maestros de la ley? ¿Cómo les responde Jesús? ¿Qué le pide el hijo menor a su padre y qué es lo que hace?
Cuando el hijo menor decide volver, ¿Cómo lo recibe el padre? ¿Por qué razón el hijo mayor no quería entrar a la casa? ¿Cómo trata de convencerlo el padre? ¿Lo logra?
Breve Estudio Bíblico.
La Cuaresma es tiempo de reflexión, arrepentimiento y retorno a Dios; es el camino a la Pascua. La primera lectura del libro de Josué atestigua este camino recorrido por el pueblo de Israel cuando dejan atrás el tiempo de esclavitud y tristeza al entrar a la tierra prometida y, con ello, inician nuevos tiempos de libertad y alegría celebrando la Pascua. En la segunda lectura, san Pablo nos exhorta a una reconciliación radical con Dios dejando todo lo viejo atrás e iniciando una nueva vida en quien murió y resucitó por todos, Cristo. Quien vive en Cristo es una nueva creación, abandona todo lo que aleja de Dios y es mensajero de esta reconciliación con su vida. El evangelio presenta una parábola propia de san Lucas donde se revela el inmenso amor del Padre misericordioso con el pecador arrepentido. Jesucristo responde sabiamente con esta parábola como respuesta a las críticas de los fariseos y los maestros de la ley por recibir a los pecadores que deseaban escucharlo y representan al “hijo menor”. En contraparte, el “hijo mayor” es representado por “los justos” que se extiende a todos aquellos que no logran comprender y cuestionan la actitud misericordiosa del padre al recibir al hijo perdido y arrepentido que vuelve. Al mandar ponerle el vestido, anillo y sandalias, expresa su restitución al estado de hijo en casa. Es reflejo de la admisión, perdón y misericordia al pecador arrepentido en el Reino que, renovado con el bautismo y siendo hijo de Dios, retorna, es abrazado y recibido por su Padre, Dios.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Busquemos interiorizar en el mensaje que nos deja el evangelio respondiendo sinceramente las siguientes preguntas:
¿Con qué actitudes de los dos hijos de la parábola me identifico más?
Al igual que “los justos” ¿me causa conflicto comprender la justicia de Dios y su misericordia?
¿Estoy gozando como hijo de la cercanía de Dios Padre o su voluntad me pesa porque la llevo a cabo como siervo y no como hijo?
En esta Cuaresma, ¿qué estoy dispuesto a abandonar para lograr una reconciliación radical con Dios?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Dios Padre,
te doy gracias por tu inmenso amor y misericordia al recibirme
en las tantas veces que me alejo de tu casa paterna y,
ante la intransigencia que cometo al cuestionar tu divina justicia.
María, Madre Santísima,
permíteme caminar contigo esta Cuaresma,
condúceme a una vida nueva, a tiempos nuevos;
a la Pascua del Señor.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que fortalezca nuestra fe en esta Cuaresma:
«Haz la prueba y verás que bueno es el Señor» (Salmo 33).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
En este tiempo de Cuaresma, Dios nos espera como el padre amoroso y misericordioso de la parábola para retornar y reconciliarnos con Él.
Propuesta: Buscaré un tiempo propicio para visitar a Jesús Sacramentado y en ese momento de intimidad y amistad, realizaré un examen de conciencia abandonándome en su amor y misericordia para después acudir al Sacramento de la Reconciliación. ¡Alégrate! Dios es bueno.
Primera Lectura: Josué 5, 9. 10-12
Salmo 33
Segunda Lectura: 2 Corintios 5, 17-21
Color: Morado o rosa