Lectio Divina correspondiente al domingo 26 de enero. III Domingo del Tiempo Ordinario. Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…

Jorge Sánchez/IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lucas 4, 14-21
Después de que Jesús fue tentado por el demonio en el desierto, impulsado por el Espíritu, volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región. Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”.
Ahora hagámonos las siguientes preguntas:
Después de que Jesús es tentado y derrota al demonio en el desierto ¿a qué región es enviado por el Espíritu?
Una vez en la región de Galilea ¿en dónde enseñaba Jesús? ¿En qué poblado de Galilea creció Jesús?
Jesús, como judío cumplidor de la Ley, el sábado estando en Nazaret ¿a dónde fue?
Estando en la sinagoga ¿qué hace Jesús? ¿qué parte de la Escritura le entregan? ¿qué dice esa parte del libro del Profeta Isaías?
Jesús toma la palabra y dirigiéndose a todos los presentes ¿qué les dice?
Interioricemos en el texto
El evangelista nos pone en contexto al recordarnos que Jesús una vez bautizado y fortalecido por el Espíritu ha derrotado al demonio e inicia así su predicación; a partir de ese momento es reconocido por todos y la fama de sus enseñanzas se extiende por la región. Sin embargo, el pueblo aun no le reconoce como Mesías ni mucho menos como Hijo de Dios. Es en su ciudad dónde a través de una lectura del Profeta Isaías Jesús inicia su discreta revelación como Salvador y Libertador; como el Mesías esperado.
La lectura nos muestra la importancia de estar fortalecidos en el Espíritu antes de iniciar cualquier actividad trascendente que pretendamos realizar, ya que encontraremos dificultades y situaciones inesperadas con las que tendremos que enfrentarnos.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
Cuando fuimos bautizados recibimos al Espíritu, ¿estás consciente que con su fortaleza podremos sacar adelante nuestras principales misiones en la vida? una familia unida y centrada en la fe, un matrimonio sólido, un noviazgo responsable, un trabajo o actividad económica alejada de la corrupción son algunos de los frutos de la fuerza del Espíritu.
Es por eso muy importante cultivar nuestra voluntad y acercarla lo mas posible a la de Cristo, el Hijo de Dios, haciendo un esfuerzo por cotidianamente impregnarnos de su vida y enseñanzas. ¿Asiduamente haces una lectura de la Biblia? ¿eres constante en la oración? Si tu respuesta fue negativa estás en riesgo de perder la batalla al creer que todo depende de ti y dejar fuera de tu vida a Cristo.
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Padre bueno y amoroso,
Gracias porque a través de tu Iglesia
en el sacramento del bautismo nos regalas el don de tu Espíritu,
prolongas la salvación y perdón de nuestros pecados,
y nos das la dignidad de ser hijos tuyos.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces durante la semana un versículo de la Sagrada Escritura para que alimente nuestra fe:
«La enseñanza del Señor es perfecta, da nueva vida, trae alegría al corazón »
(Salmo 19, 8.9)
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Como verdaderos católicos y reconociendo las enseñanzas de Jesús cumplamos la misión que nos ha sido encomendada de velar el bien de nuestros hermanos.
Propuesta: Una parte de esa misión es compartir con los necesitados y olvidados. Ante la grave situación que viven las familias migrantes tratemos de compartir con ellos alimentos y artículos de limpieza sin olvidar algún juguete que puede ser la alegría de un niño. Si no puedes entregarlos directamente hazlo a través del Ministerio de Caridad de tu parroquia.


































































