Leonel Larios Medina/ Rector de la Catedral de Parral
Hace unos días veía un video del canal ‘En blanco y negro’ dirigido por Enrique de la Madrid que entrevistaba a un historiador llamado Juan Manuel Zunzunegui, respecto a la verdadera historia narrada y conocida por los mexicanos. Les invito a ver en su totalidad la entrevista de la que aquí, solo comparto algunos esbozos.
El tema parte de la famosa pedida de perdón que exigió el expresidente Andrés Manuel al rey de España por la conquista. Respuesta, que a los días, daba el rey Carlos con guante blanco y más libros leídos. “En el siglo XVI ni existía España, ni México”, era el reino de Castilla y el de Tenochtitlan”. El historiador comparte con ironía que ya se había pedido el famoso perdón, pero al Tlatoani morenista creo que no le dijeron. En 1836, 1910 (Con Porfirio Díaz al celebrar el centenario de la independencia) y 1991 el rey Juan Carlos ante comunidades indígenas. Estar pidiendo varias veces el perdón, esconde en el fondo estar generando conflictos.
En la sociología del s.XIX y s.XX existe el enfoque de las teorías del conflicto, que siempre tienen que polarizar a la sociedad, como Marx, la lucha entre clases y recientemente en nuestro país o eres fifí o eres chairo, y muchos fifís priistas ahora se ponen camisetas de chairos con tal de ganar en las urnas. Parece seguirse la misma dinámica. Querer poner a España la camiseta del malo, del conquistador y abusador de nuestros indígenas.
Al comentar sobre el tema de la Conquista, se nos inocula en la educación pública con libros de textos gratuitos (por que los libros cuestan y no son ni gratuitos, los pagamos con impuestos), que los españoles vinieron a conquistar a México destruyendo la grande cultura Mexica. Cuando eran 800 españoles contra cientos de miles mexicas. Lo que pasó fue que para esos años los mexicas acababan de inaugurar el Templo mayor, sacrificando a muchísimos indígenas de las etnias sometidas como Tlaxcaltecas, por tanto, los mismos oriundos de nuestras tierras odiaban a los mexicas por su explotación y dominio. Vivían aun padres e hijos, cuyos familiares habían sido sacrificados, ese odio que mató a Villa por parte de los ofendidos de Durango.
México es un pueblo mestizo, nunca colonizado. Las universidades y hospitales los pagaba la corona con el quinto real. No se llevaron el oro, sino mucha plata, pero dieron muchas cosas a la nueva sociedad. El grito de independencia no fue para dejar de ser reino, sino para apoyar a Fernando VII contra los Bonaparte. El cura Morelos, fue el único insurgente en promover una verdadera república. Juárez firmó tratados cediendo territorio nacional con tal de seguir en el gobierno, al que llegó sin elecciones populares. Terco como era, provocó la guerra civil en México entre conservadores y liberales. Su gran aliado y seguidor, Porfirio Díaz, le rindió homenaje con un bello Hemiciclo en la Alameda, junto a Bellas Artes. El gran modernizador de México con ferrocarriles, puertos y arquitectura, no recibió los mismos honores. Es cierto, dice el historiador, no supo irse del poder en 1904, y ahora su condena es ser recordado como dictador.
Termina la entrevista con una reflexión. ¿Existe en México una esperanza política? ¿Echarle la culpa a españoles o gobiernos pasados, nos exime de nuestros errores?
La esperanza cristiana es un anhelo de la Vida eterna, pero en política ¿se debe aplicar igual? Queremos que un héroe o heroína nos salven, cuando tenemos manos y voz para demandar al servidor público que toma protesta diciendo: “y si no cumpliera esto, que el pueblo me lo demande”. Seguiremos citando al Chapulín Colorado diciendo: “Ahora ¿quién podrá ayudarnos?”.
Que esos aplausos dejen de ser esperanza política y se conviertan en un compromiso diario por vivir y exigir un verdadero Estado de Derecho.