Lectio Divina correspondiente al 13 de noviembre, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario. Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Jorge Sánchez/ IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lucas 21, 5-19
Al oír a algunos que hablaban del templo, admirados de la belleza de sus piedras y de las ofrendas que lo adornaban, dijo: –Vendrá un día en que de estas cosas que ven, no quedará piedra sobre piedra. ¡Todo será destruido! Entonces le preguntaron: –Maestro, ¿cuándo será eso? ¿Cuál será la señal de que esas cosas están a punto de suceder? Él contestó: –Estén atentos, para que no los engañen. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: «Yo soy, ha llegado la hora». No vayan detrás de ellos. Y cuando oigan hablar de guerras y de revueltas, no se asusten, pues eso tiene que suceder primero, pero el fin no vendrá inmediatamente. Les dijo además: –Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos y, en diversos lugares, hambres, pestes, cosas espantosas y grandes señales en el cielo. Pero antes de todo eso, los detendrán y los perseguirán, los arrastrarán a las sinagogas y a las cárceles, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre. Esto será ocasión para que den testimonio. Hagan el propósito de no preocuparse por su defensa, porque yo les daré un lenguaje y una sabiduría a los que no podrá resistir ni contradecir ninguno de sus adversarios. Serán entregados incluso por sus padres, hermanos, parientes y amigos; y a algunos de ustedes los matarán. Todos los odiarán por mi causa. Pero ni un cabello de su cabeza se perderá. Si perseveran se salvarán. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿Al escuchar Jesús que hablaban de la magnificencia del templo de Jerusalén, ¿qué afirmación hace?
Los que escucharon al Maestro le hacen dos preguntas: ¿cuáles son?
El Maestro responde con un “Estén atentos, para que no los engañen” ¿Quiénes los podrían engañar?
Jesús les habla de un tiempo de persecución e incluso encarcelamiento; pero el Maestro les recuerda que todo esto será ocasión ¿para qué?
¿Qué sucederá con quienes perseveren?
Breve Estudio Bíblico
El Evangelio nos presenta a Jesús en Jerusalén donde escucha cómo hablan de la belleza del templo y toma la iniciativa de hablarles sobre su destrucción, misma que ocurrirá hasta el año 70 (más de 30 años después) por mano del imperio romano. Lo anterior con la intención de deslindar su caída con la llegada del final de los tiempos y los invita a estar en una actitud de vigilancia y fidelidad. Los previene de ciertos falsos profetas que tratarán de confundirlos, al igual que les aclara que habrá eventos desastrosos como guerras, pestes, hambrunas, terremotos y estos no indican que el final de los tiempo este por suceder. El templo de Jerusalén se construyó sobre lo que fue el templo de Salomón (destruido por Nabucodonosor en el año 586 a.C.) cuando el pueblo regresa del exilio en Babilonia se inicia la reconstrucción, el nuevo templo era aun más grande que el de Salomón y sus últimos detalles fueron construidos bajo el reinado de Herodes el Grande. El Maestro trata de evitar que algunos discípulos se fueran a extraviar una vez que esos terribles eventos políticos y de la naturaleza ocurrieran ,por lo que les hace un llamado a no tener miedo, a no asustarse. La narración hace un pequeño giro y Jesús advierte sobre las persecuciones que habrán de venir sobre los cristianos y la importancia del testimonio que ellos den; les advierte que serán encarcelados y algunos morirán; serán delatados por sus amigos y parientes, sin embargo al final está la gran recompensa a su fidelidad: la salvación.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
Jesús predice a sus discípulos la destrucción del templo de Jerusalén y les advierte de los que vendrán a engañarlos, sin embargo, les hace ver que la caída del templo no significa el final de los tiempos, que habrá catástrofes que sucederán, pero su promesa está vigente. ¿Siento que ante los desastres naturales, guerras y desordenes políticos se disminuye mi fe? o ¿sé que la promesa de salvación no depende de que eso ocurra?
La promesa de salvación que nos hace el Maestro depende de nuestra fidelidad y perseverancia ante las vicisitudes de nuestra vida diaria ¿doy testimonio de fe en mi cotidianidad? ¿Afronto mis problemas con la fe puesta en el Señor?
¿Pienso que solo a través de actos espectaculares puedo testimoniar a Cristo o reconozco que llevar una vida sencilla, silenciosa y con actos de amor (caridad) es una forma poderosa de testimoniar mi fe ante los demás?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús,
dame la fuerza necesaria para no entristecer ante los problemas cotidianos,
revísteme con tu sabiduría para no seguir falsas ideologías,
que mi fe crezca cada día para poder dar testimonio tuyo.
Señor,
gracias porque cada día pones sobre la mesa el pan de tu Palabra,
gracias por estar presente en la Eucaristía e invitarme a alimentarme de ti
gracias por que siempre estás ahí para recibir un corazón arrepentido
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe:
« Pero para ustedes, los adeptos a mi Nombre, los alumbrará el sol de justicia» (Malaquías 3, 20)
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
San Pablo, en la segunda lectura, que corresponde a la segunda carta dirigida comunidad de Tesalónica, nos dice “ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien” (2 Tes 3,13) y nos invita a imitarlo, a seguir a Jesús.
Propuesta: Esta semana haré un acto que refleje mi fe, realizaré una buena obra en nombre de Cristo quién realmente vive en cada católico; ante tanta necesidad que vemos en los migrantes donaré alimentos, agua o ropa de invierno en los centros de refugiados que se encuentran cercanos al borde del Río Bravo.
Primera Lectura: Malaquías 3, 19-20
Salmo 97
Segunda Lectura: 2 Tesalonicenses 3, 7-12
Color: Verde