Samuel Pérez/Instituto Bíblico San Jerónimo
Lectio Divina correspondiente al 24 de octubre, Domingo XXX del Tiempo Ordinario… Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Marcos 10, 46-52.
Llegaron a Jericó. Más tarde, cuando Jesús salía de allí acompañado por sus discípulos y por bastante gente, el hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Cuando se enteró que era Jesús de Nazaret quien pasaba, se puso a gritar: -¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí! Muchos lo reprendían para que se callara. Pero él gritaba todavía más fuerte: -¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo y dijo: – Llámenlo. Llamaron entonces al ciego, diciéndole: -Ánimo, levántate, que te llama. Él arrojando su manto, se levantó rápidamente y se acercó a Jesús. Jesús dirigiéndose a él, le dijo: -¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: -Maestro, que pueda ver. Jesús le dijo: -Vete, tu fe he ha salvado. Y al momento recupero la vista y lo seguía por el camino. (Texto tomado de la Biblia de América)
Reflexionar la Palabra
Después de haber leído el texto del evangelio y para una mejor reflexión hagámonos las siguientes preguntas:
Al salir Jesucristo de Jericó acompañado por sus discípulos y por bastante gente, había un hombre al lado del camino. ¿Quién era y qué hizo?
La gente reprendía a Bartimeo para que se callara. ¿Cómo reacciona él? ¿Con qué títulos se refiere Bartimeo a Cristo durante el texto?
Jesucristo al escucharlo se detiene y lo manda llamar. ¿Qué hace Bartimeo? ¿Qué le pregunta Cristo a Bartimeo y qué le responde? ¿Qué es lo que ha salvado a Bartimeo y qué hace al recuperar la vista?
Breve Estudio Bíblico
En la primera lectura el profeta Jeremías habla acerca de la restauración que anuncia el regreso del pueblo de Israel del destierro como un segundo éxodo hacia la tierra prometida. Esto llena de gozo y esperanza al pueblo ya que, al volver a su tierra, además de ir de la esclavitud a la libertad, es pasar del pecado a la gracia de Dios quien los consolará y los guiará. Es en el destierro donde la solidaridad, la igualdad y la libertad se cultivan en el corazón del pueblo. En la segunda lectura, el autor de la Carta a los Hebreos nos revela una realidad profunda del misterio de Jesucristo: es Sumo Sacerdote, misericordioso y solidario con el hombre. Presenta su reflexión sobre el retrato del sumo sacerdote y su aplicación a Cristo. Se define al sumo sacerdote como debe ser en su llamado y en su oficio, es elegido por Dios de entre los hombres para ofrecer dones y sacrificios por los pecados del pueblo y los suyos propios. De esta manera, confirma que Cristo no se apropia de la gloria del Sumo Sacerdocio sino que la recibe por parte de Dios, se solidariza con el hombre al compadecerse de sus flaquezas y al hacerse semejante en todo, excepto en el pecado. La sanación del ciego y mendigo Bartimeo es el último milagro de Jesucristo en el Evangelio de san Marcos. Es un relato de vocación y curación: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Es la pregunta que Cristo le hace al hombre que gritaba, pues era reprendido y callado por sus seguidores. En recompensa de su fe, es salvado, recupera su vista y se convierte en discípulo del hijo de David, su Mesías.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para ahondar más en esta Palabra de Sanación:
¿Mi fe es capaz de ver y reconocer la presencia de Dios en mi vida? ¿Estoy en el camino correcto que me lleva al encuentro con Dios?
La reacción de Bartimeo hacia Cristo en su petición y su voluntad de seguirlo contrasta con la incomprensión y la ceguera de los discípulos. ¿Qué tipo de discípulo soy? ¿El que calla y rechaza o el que acerca a quien llama Dios? ¿Estoy consciente que únicamente por la fe puedo salvarme?
Hoy Jesucristo te pregunta: ¿qué quieres que haga por ti? ¿Qué le respondes?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesucristo,
Sumo y Eterno Sacerdote,
enciende en mi corazón la luz de tu presencia
para que se dispersen las cegueras y tinieblas de mi alma.
Dios mío,
devuélveme la vista espiritual para ver desde tu santa voluntad.
Que tu camino sea mi camino y al verte,
arroje con el manto toda ceguera que me aleja de ti.
Me levante y me acerque a ti para nunca más alejarme.
Permite contemplarte e iluminar la vida de mis hermanos con la luz de tu Palabra.
Amén.
- Contemplación:
Para la contemplación podemos repetir varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que habite en nuestro corazón y alimente nuestra fe:
«Maestro, que pueda ver» (Mc 10, 51).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
A ejemplo de Bartimeo en su insistencia y perseverancia, seamos así en nuestra oración sabiendo que Dios nos escucha y nos pregunta: ¿Qué quieres que haga por ti?
Propuesta: Me uniré orando al menos una hora en la vigilia de oración “40 días por la vida” que se encuentra en la parroquia El Señor de la Misericordia de lunes a domingo de 10 am a 7 pm. Si no puedo estar presente, en mi oración recordaré a los niños no nacidos y pediré por el fin del aborto y toda actividad que atente contra la vida, don bendito de Dios. ¡Ayuda a salvar vidas!
Primera Lectura: Jeremías 31, 7-9
Salmo 125
Segunda Lectura: Hebreos 5, 1-6
Color: Verde