Silvia del Valle/Madre de familia
Poder expresar nuestras ideas es algo muy grande e importante, a veces no podemos hacerlo porque no se nos permite, porque nos da miedo, porque no sabemos cómo, pero cuando encontramos esa voz interior que te hace hablar desde el corazón, buscas los medios para que todos la puedan escuchar.
Cuando de pronto te das cuenta de que los te escuchan coinciden y hasta te buscan para escuchar más porque ellos piensan, sienten, viven igual que tú, te vuelves voz publica y no puedes volver a ahogar esa voz.
En mi caso, me han abierto el medio para expresar lo que pienso, lo que vivo, lo que hay en mi corazón y por eso agradezco tanto por la oportunidad de compartir el ser y quehacer de una mujer, madre y esposa; comunicadora y católica que quiere compartir el día a día con los que la quieren escuchar.
Para mí es muy importante poder compartir todo lo que Dios me ha dado por medio de mi familia, amigos y sobre todo por medio de ese diálogo con Él, que hace que mi vida sea un poco más fácil, para que si a alguien le es de utilidad, pueda tenerlo como una pequeña herramienta para adaptarla a su vida cotidiana.
Por eso hoy te quiero compartir mis 5Tips para encontrar la voz interior de tu corazón y aprender a compartirla, en primer lugar, con nuestra familia.
Primero. Mantén un diálogo constante con Dios.
La oración es la fuente de toda inspiración, ya sea para las cosas extraordinarias o para las cosas más pequeñas y cotidianas. Por medio de este diálogo con Dios podemos conocer cómo debemos actuar y permitirle a Él hablarnos desde el corazón y en el corazón.
Así, todos nuestros actos irán impregnados de Amor y por lo tanto buscaran el bien de los que nos rodean y de nuestros seres queridos. Y ¿por qué no?, hasta de los que nos persiguen o hacen daño.
Es muy impresionante cómo cuando incluso en los momentos en que no sabemos qué hacer, tomar unos minutos para orar te pueden dar rumbo y convertirse en una brújula para seguir avanzando en la vida cotidiana.
Si hacemos este ejercicio con las cosas pequeñas de todos los días, cuando lleguen las cosas extraordinarias que nos pueden quitar la paz, estaremos listos y acostumbrados a dialogar con Dios para escuchar cuál es su voluntad.
Segundo. Cuéntale a Dios todo lo que te pasa
Muchas veces traemos una maraña de pensamientos y sentimientos que no podemos acomodar y que nos generan angustia, miedo o desazón, pero si logramos expresarlos se irán acomodando y clarificando de tal forma que llegará la paz y la cordura para poder actuar mejor.
Dios siempre nos escucha de forma activa, es decir, nos escucha, acoge todo y después nos da una respuesta clara y concreta, por medio de su Palabra.
Tercero. Ahora escucha lo que Él te quiere decir y trata de llevarlo a la práctica
Podemos escucharlo frente al Santísimo, leyendo la Santa Biblia, en una homilía de la Santa Misa, en el consejo de algún sacerdote o amigo, etc. Tenemos muchos medios para escuchar a Dios, solo es necesario abrir el corazón y disponernos para contarle todo y dejar que Él nos hable y estar dispuestos a ponerlo en práctica en nuestra vida cotidiana.
Si esto implica hacer cambios en nuestras actitudes, no tardar en realizar estos cambios, aunque impliquen tiempo.
Si lo que nos dice es que debemos ayudar a otras personas a encontrar el modo de mejorar su vida, hagamos lo posible, primero en nuestra familia, después con las personas que nos rodean en distintos ambientes y por último en lugares que vamos visitando de forma extraordinaria.
¿Cómo lo hacemos? Con nuestro testimonio de vida, que nos lleva a mostrar que sí se puede llevar a la práctica el Amor que Dios nos da y que lo podemos compartir con los demás en los detalles cotidianos, en la ayuda con quien más lo necesita, en la paciencia de escuchar a los que están solos, en la apertura de corazón para dar un consejo, etcétera.
Cuarto. Comparte con tus seres queridos
Es necesario comenzar con nuestros seres queridos, ser sal para nuestra familia, es decir, que podamos darle ese sabor amoroso que Dios nos pide, para después ser luz del mundo con nuestro testimonio, porque hay otras personas que viven en la oscuridad, pero que necesitan ser iluminados por el Amor que Dios tiene para ellos y no saben cómo obtenerlo.
Podemos ser luz para otros, viviendo y actuando desde el Amor y por Amor y con nuestro testimonio. Esto es una gran responsabilidad, pero es lo que nos pide Dios a todos los que recibimos su Amor.
Quinto. Compartir con acciones muy concretas
Debemos realizar acciones muy concretas que beneficien a todos: actitudes que comuniquen el Amor de Dios, palabras que toquen corazones, oídos que escuchen corazones dolidos y corazones dispuestos a amar sin pedir nada a cambio.
Nuestras acciones pueden ser inspiración para los que no saben por dónde seguir y por ello debemos tratar de actuar siempre conforme al Amor de Dios.
Y si alguna vez no logramos actuar así, es licito pedir perdón, levantarnos y retomar el rumbo.