Mons. J. Guadalupe Torres Campos
¡Feliz Navidad hermanos! Sintiendo el gozo de la Navidad que hemos celebrado la noche del 24 de diciembre y el día 25 de diciembre, hoy domingo celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia de Nazareth. Y qué bueno que quedaron juntas las dos fiestas: la Solemnidad de Navidad y la fiesta de la Sagrada Familia.
El Señor nos ha nacido y desde la fe hemos atestiguado el gran amor que Dios nos tiene al darnos a su Hijo, nacido de nuestra Madre Santísima, y el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazareth.
Contemplar al Niño Dios
Este domingo, nos dice la antífona, ‘llegaron los pastores a toda prisa y encontraron a María y José y al niño recostado en un pesebre. Esta antífona nos da el sentido pleno de lo que celebramos esta noche y este día de la Sagrada Familia.
Así como los pastores, llegamos nosotros preparados con esperanza, con gozo, al encuentro del Señor. Muchos otros celebran la Navidad pagana, material, de las luces, del consumismo. Nosotros lo que celebramos es contemplar, encontrarnos con el misterio de la Navidad, y como los pastores, vayamos a contemplar el misterio del nacimiento del Salvador.
Este domingo debemos contemplar este gran ejemplo de la Sagrada Familia, por eso decimos en la oración ‘Concédenos que, imitando sus virtudes domésticas y los lazos de caridad, imitar
al Niño Dios, a María en su obediencia, en su escucha, en su ternura en su amor; imitar a San José en su obediencia, en su pureza de corazón en su gran capacidad de ser un padre amoroso.
Ejemplo de unidad
El misterio de la Navidad, que es un misterio hermosísimo, pleno, de Salvación, también nos da ejemplo de unidad, para una humanidad unida, una Iglesia unida, cada familia unida a ejemplo de la Sagrada Familia de Nazareth.
Nos alegramos, nos damos el abrazo, intercambiamos regalos, pero la plenitud de la alegría es el encuentro con el Niño Dios, con el Salvador, el Emmanuel, el Dios con nosotros que ha venido a nuestro encuentro.
Debemos postrarnos como los pastores y que nos consagremos al Niño Dios y a la Sagrada Familia, pero no sólo estos días. Ustedes, papás, consagren a sus hijos, ofrezcan a sus hijos a Dios, eso es un compromiso, de acompañarlos, de educarlos, de llevarlos en la fe y que esa alegría del nacimiento del Salvador se traduzca en una vivencia de fe, en el bien obrar, en la esperanza, en la oración.
Hijo de Dios
San José y la Virgen, que cada año iban a Jerusalén en torno a la Pascua, fueron y presentaron al Niño Jesús y se regresan a casa, pero el Niño se les queda en Jerusalén, no se dan cuenta y al día siguiente regresan preocupados y lo encuentran en el templo con los doctores, quienes estaban admirados de su inteligencia, de cómo respondía a sus preguntas. Ahí el pequeño expresa que es el Hijo de Dios.
Ya desde chico Jesús conoce y sabe de quien es Él y que está aquí para cumplir lo que su Padre le ha mandado, una respuesta que desconcierta a María y por eso dice el texto: «Todo eso María lo guarda en su corazón y lo meditaba”.
Tantas cosas que nos suceden que a veces no comprendemos, que nos desconciertan. Pero no perdamos la fe, no nos desesperemos. Está el plan de Dios, por eso hay que meditar el proyecto de Dios para nuestra vida y aceptarlo como María.
Y que -como dice el texto- todos crezcamos no sólo en estatura , sino también en gracia, en sabiduría en fe, en esperanza , en caridad.
Queridos hermanos que este tiempo de gozo de la Navidad nos llene del amor de Dios, de su gracia, pero también nos comprometamos a consagrarnos a ofrecerle a Dios lo mejor de nosotros, cumpliendo el mandamiento de amarlo a Él con todo el corazón y a nuestro prójimo igualmente.
Viene el 2022
Hemos vivido estos días de Navidad con gozo, viene la fiesta de los Santos Inocentes y nos disponemos a iniciar un nuevo año, bendecidos por el Señor, con la fiesta de Santa María Madre de Dios y la Jornada por la Paz, el primero de enero.
Hay que darle gracias por todo lo que hemos vivido, regalos que el Señor nos ha dado a través de la vida. Hemos vivido también momentos difíciles, la pandemia que ahí sigue, enfermedades, algunos familiares y amigos que se nos han ido.
Ahora comienza un nuevo año con la esperanza, con la confianza siempre puesta en el Señor que nos bendice. Pidamos su ayuda, su luz, su gracia y caminemos siempre en la presencia del Señor.
¿Cómo vendrá este año? habrá de todo, pero siempre con la certeza, la seguridad que Dios, también camina con nosotros. Dios con nosotros y nosotros Él, pero en familia, trabajando en la Iglesia, acercándonos a Dios en la oración, los sacramentos, la Eucaristía.
Iniciemos un año nuevo con gran esperanza y gozo. Los tengo en mis oraciones, los quiero mucho, los abrazo y les deseo lo mejor. La bendición de Dios Todopoderoso este siempre con ustedes.
¡Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo 2022!