La psicóloga Victoria Nettel nos ayuda a descubrir, junto al Papa Francisco, por qué la misión de los abuelos en la familia es tan importante y cómo la llevan a cabo.
Victoria Nettel de Robles
El Papa Francisco encomendó una misión a los abuelos y las abuelas: salvar el planeta de la falta de esperanza. Dijo también que, por su parte, las familias también tienen la misión de salvar a los «abuelitos» del olvido y el abandono. (discurso 28 de septiembre de 2014 en San Pedro). El Santo Padre presentó esta misión de los abuelos en siete puntos que es importante considerar y reflexionar así se podrán aterrizar en actitudes y acciones concretas.
- ¡Misión imposible! Los abuelos deberán salvar el Planeta de la falta de esperanza.
La esperanza es la actitud propia del cristiano, pues nace de la certeza de la resurrección de Cristo. Esta virtud se va fortaleciendo a través de las experiencias y circunstancias que vivimos, y los abuelos, por esta experiencia de vida, pueden dar cuenta de que la fe les ha permitido enfrentar y superar situaciones que nunca pensaron ser capaces de enfrentar. Su testimonio, sus consejos, su misma historia abren horizontes nuevos y animan a los jóvenes a confiar en que siempre habrá un nuevo amanecer. Pero, además, los abuelos son personas que oran, que rezan cada día por sus hijos y nietos y su oración es poderosa. Con cuánta frecuencia pedimos “abuelita, reza por mí, porque tengo tal problema” y sentimos en nuestro interior que esa oración será escuchada por Dios.
- La misión de transmitir con humildad la sabiduría.
Dijo el Papa: “A los abuelos se les ha confiado una gran tarea: transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo; compartir con sencillez una sabiduría, y la misma fe: ¡el legado más precioso! Dichosas esas familias que tienen a los abuelos cerca» (28 de septiembre de 2014 en San Pedro).
¿Cómo trasmitir la sabiduría con humildad? ¡Es tan fácil cuando los hijos o los nietos son pequeños! Les gusta muchísimo escuchar las historias y anécdotas de la infancia y la juventud de los mayores, pero para esto hay que darnos tiempo para sentarnos a conversar o para platicar mientras realizamos alguna tarea en casa y permitimos al pequeño que participe y “ayude” a cocinar, a lavar, a cuidar el jardín. Porque la sabiduría nace de la experiencia de la vida y no se necesita otro conocimiento que atreverse a narrar con sencillez la propia historia. Y claro, entretejida con la historia de vida se irá vislumbrando la vida de fe, que dejará una huella más profunda que una catequesis.
- La misión de persistir en la fe.
En estos tiempos de prisas y compromisos que roban el tiempo para la convivencia, la reflexión, la oración, para elegir la mejor parte, como le dijo Jesús a Martha en Betania, son los abuelos quienes pueden ser persistentes, insistentes y hasta “tercos” en cuidar la fe de los pequeños. Ellos, que ya han aprendido que hay cosas mas importantes que el trabajo, el éxito económico, la diversión y la tecnología; que saben que la fe es el mejor legado que se puede ofrecer a las nuevas generaciones se esfuerzan en animar, conservar y celebrar la fe, primero con su ejemplo de fe y oración, y además, al enseñar a los nietos a rezar, al cuidar las tradiciones y costumbres que le dan sentido al devenir del tiempo como celebrar las Posadas, el Nacimiento, la Pascua, ofrecimiento de flores a María, rezar el Rosario y la celebración de los Sacramentos. Son los abuelos y los nietos quienes animan a los atareados papás a esforzarse por mantener las tradiciones familiares.
- La misión de las familias: proteger a los abuelos.
El Papa dice que los abuelos deben ser cuidados con amor porque “a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón” (misa de inauguración del pontificado, 19 de marzo de 2013). Y agregó “Un pueblo que no respeta a los abuelos no tiene futuro, porque no tiene memoria, ha perdido la memoria», aseguró el Papa Francisco. Los abuelos han tenido un “rol heroico en la transmisión de la fe en tiempo de persecución”. En nuestra cultura, en las circunstancias actuales, con tantas actividades, tantas necesidades, tantos compromisos qué fácil es ir disminuyendo, poco a poco, el tiempo que le dedicamos a estar con los abuelos. También los abuelos actuales, muchas veces, están igualmente llenos de actividades y compromisos y la brecha se va ampliando. Es importante crear tradiciones nuevas, de acuerdo a las circunstancias de cada familia. Fijar días, momentos de encuentro, planear alguna vacación en grupo, una comida familiar celebrando cumpleaños y otras festividades, pero con la conciencia de que lo realmente importante es convivir.
- La misión de las familias: valorar la sabiduría de los abuelos.
Ya lo dice el refrán “ más sabe el diablo por viejo que por diablo” y aunque los abuelos no tengan tantos estudios o preparación y experiencia profesional como las nuevas generaciones, aunque se hayan ido quedando “atrás” en los nuevos avances tecnológicos, la sabiduría que les da la vida, la experiencia propia y la de otras personas les ayuda a ver con mayor profundidad las situaciones, a tener un panorama más amplio que les ayuda a intuir posibles problemas o dificultades que, si se anticipan podrán superarse oportunamente. No hay que desechar las opiniones o sugerencias considerando de antemano que su visión es anticuada e irreal. Abramos la mente y el corazón a las ideas de esas personas que lo único que lo único que los mueve a atreverse a dar su opinión es el amor.
6. La misión de cuidar de los abuelos hasta el final de sus días. El cuidar a los padres cuando son ancianos es un privilegio que no todos pueden tener. No es fácil lidiar con los abuelos cuando ya los años han hecho estragos en su cuerpo y, a veces, también en su mente, pero es un acto de amor, reciprocidad y gratitud. Esa persona que un día fue la fortaleza y seguridad para la vida de sus hijos es ahora una creatura frágil y necesitada, como lo fue alguna vez ese hijo cundo era sostenido por ella entre los brazos. Llegar hasta el final, brindándoles cuidados, ternura, compañía, tiempo es la mejor forma de corresponder y agradecer a quien nos dio la oportunidad de existir, nos enseñó y ayudó a caminar por la vida. - La misión de velar por su bienestar mental y físico.
El Santo Padre dijo “No deben de haber institutos donde los ancianos vivan olvidados, como escondidos, descuidados […] Las casas para ancianos deberían ser los «pulmones» de humanidad en un país, en un barrio, en una parroquia; deberían ser los «santuarios» de humanidad donde el viejo y el débil es cuidado y protegido como un hermano o hermana mayor. Qué gran labor la de las personas que dedican su vida a cuidar y a ver por los ancianos. Y qué poco se recuerdan a esos abuelitos sin familia que viven en los asilos de ancianos. Una manera muy concreta de cumplir esta misión puede ser visitar un asilo de ancianos y llevar a los niños a compartir un rato con ellos. Talvez no se tenga la fortuna de tener un abuelo o abuela, ¿por qué no adoptar a uno de esos abuelitos abandonados que se sienten felices con un poco de atención.
Dijo el Papa ¡Hace tanto bien ir a visitar a un anciano! Mirad a nuestros chicos: a veces les vemosdesganados y tristes; van a visitar a un anciano, y ¡se vuelven alegres!
Un dulce regalo
Ser abuelo es también un dulce regalo, dicen por ahí que es el premio que Dios le da a los padres por haber cuidado a los hijos que les confió. La llegada de los nietos despierta en el corazón un gozo inexplicable, indescriptible y un amor que conmueve hasta lo más profundo del corazón. No es bueno privar a los abuelos de gozar la ternura y amor de sus nietos ni privar a los nietos del gozo, la ternura y la riqueza de convivir con los abuelos.
Si decides aceptar la misión recuerda: ‘Detrás de un gran hombre hay una gran mujer, en este caso también una gran abuela, y también a un gran abuelo.
FRASE…
“El tesoro de la sabiduría ha sido escondido por Dios a los letrados para darla a nuestros abuelitos.”