Dr. Oscar Ibañez
Recientemente un investigador me compartió sus percepciones sobre un encuentro que había tenido con «maistros», peones y albañiles, todos trabajadores de la construcción.
El escenario era una obra de urbanización por la mañana, donde el frío y la humedad calaban, por lo que algunos se calentaban con una improvisada fogata, otros trabajando, algunos con alcohol y otros fumando yerba.
Una gran mayoría de ellos no habían terminado secundaria, solo primaria, había muchos jóvenes, todos tenían hijos, y en general su ánimo y perspectivas de futuro no eran halagüeñas.
Luego recordé otras historias de gente con quienes convivimos cotidianamente; cuando nuestros hijos eran pequeños, teníamos el apoyo de una viuda, que se había «juntado» con una pareja en su madurez, él trabajaba en la obra como eventual, y poco a poco, junto con sus días sin trabajo, fue cayendo en la adicción a las drogas, lo que empezó a generar violencia intrafamiliar.
Y así podría seguir recordando otras historias compartidas por mi esposa, quién participa en un voluntariado donde atiende a mujeres en situaciones de riesgo y vulnerabilidad; las drogas, el alcohol, y las infidelidades se vuelven temas cotidianos junto con la violencia.
De alguna manera todos tenemos gente cerca con problemas, y al mismo tiempo, lejos. ¿Cómo resolver esa distancia tan pequeña entre las personas? Es probable que muchas veces ni siquiera nos demos cuenta de esta realidad, y por ello, el primer paso quizá sea hacernos conscientes. Si conocemos la realidad y los problemas de los demás, entonces podremos hacer algo al respecto.
Tengo años ejerciendo como ingeniero vinculado al sector de la construcción, en la mayoría de los casos, mi contacto principal es con otros profesionistas, y la interacción con los trabajadores que realizan las obras es nula o marginal, tan cerca, pero tan lejos.
Esa falta de encuentro personal con quienes estamos relativamente tan cerca, hace que ignoremos su realidad y no estemos dispuestos a apoyarlos-apoyarnos rompiendo círculos viciosos que descomponen la convivencia social en ámbitos fuera de lo laboral.
La cercanía que podría generar procesos de enriquecimiento y apoyo mutuo, no se da porque no cuestionamos los roles de convivencia cotidianos, que muchas veces están predefinidos por relaciones laborales, sin considerar la interacción humana que fortalece a la sociedad.
Este tiempo previo a la Navidad nos brinda una excelente oportunidad para romper inercias relacionales, para ponernos en camino y encontrar al Niño Dios en quienes tenemos tan cerca y al mismo tiempo tan lejos.