A todos los sacerdotes, diáconos, religiosas (os), movimientos laicales y por su medio a todo el pueblo de Dios y hombres y mujeres de buena voluntad:
Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Al comienzo de un nuevo año civil, naturalmente se despierta en el corazón del ser humano el don de la esperanza, el deseo de renovarse y elaborar proyectos que ayuden a alcanzar las más altas y nobles aspiraciones que habitan en nuestro interior. Por ello, el futuro se proyecta con deseos honestos de crecimiento y progreso; de modo que, no ignorando el pasado ni el presente,
somos invitados a construir un mundo cada vez mejor, en el que el don de la paz prevalezca como uno de los bienes más preciosos a conquistar juntos, como Iglesia y sociedad.
Con estos deseos sinceros de paz, extiendo con afecto de padre y pastor un saludo y mis felicitaciones de año nuevo a todos los fieles que peregrinan en esta Iglesia diocesana de Ciudad Juárez, como a su vez, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de nuestra ciudad. Deseando que, al haber concluido el 2022, podamos agradecer todos los bienes que, incluso en medio de tantas adversidades hemos recibido, descubierto y adquirido; pero también, deseo que este momento sea una oportunidad en el que, recordado el camino recorrido, podamos a la luz de Dios revisar nuestros pasos, estructuras y proyectos, en los que el Señor nos invita a la conversión y renovación. Para ello, siempre será importante cultivar y pedir los dones de la disponibilidad y generosidad, sin los cuales no se puede avanzar honestamente.
Jesús, príncipe de paz
Como Iglesia católica, celebramos en el primer día del año la Solemnidad de María Madre de Dios y también la Jornada Mundial de la Paz. Así, en este marco celebrativo damos apertura a un nuevo año, inspirados en aquella que es «bendita entre todas las mujeres» (Lc. 2,19), por cuya generosidad y disponibilidad al proyecto de Dios nos trajo al Príncipe de la Paz: Jesucristo,
nuestro Señor. No es coincidencia que ambas celebraciones sean el mismo día,
una reclama a la otra, pues un corazón que está abierto a los valores del Reino se convierte en un artesano de paz, y de ello tenemos un insigne ejemplo en María, Madre de Dios y Madre nuestra.
No podemos ignorar tantos acontecimientos que en el 2022 marcaron los pasos de los juarenses y todos los mexicanos, algunos de los cuales compartimos con todo el mundo: la pandemia de Covid-19 que, dejando estragos no solo en la salud física de muchos, ha traído a su vez consecuencias a nivel emocional, económico, político y en nuestro caso, pastoral. Las situaciones de violencia que no dejan de ser una herida profunda en nuestra ciudad y país, como también el drama migratorio por el que esta ciudad fronteriza atraviesa, siendo testigos de lamentables situaciones de injusticia y dolor.
Ante todo esto, nos hace mucho bien citar las palabras que el Santo Padre, el Papa Francisco ha escrito en su mensaje de este año en ocasión de la Jornada Mundial de la Paz: «aunque los acontecimientos de nuestra existencia parezcan tan trágicos y nos sintamos empujados al túnel oscuro y difícil de la injusticia y el sufrimiento, estamos llamados a mantener el corazón abierto a la esperanza, confiando en Dios que se hace presente, nos acompaña con ternura, nos sostiene en la fatiga y, sobre todo, guía nuestro camino».
Por ello, en sintonía con sus palabras, animo y motivo a todos los fieles católicos de esta diócesis, como a sus ciudadanos, a que juntos construyamos un mundo mejor, porque «es juntos, en la fraternidad y la solidaridad, que podemos construir la paz, garantizar la justicia y superar los acontecimientos más dolorosos… Sólo la paz que nace del amor fraterno y desinteresado puede ayudarnos a superar las crisis personales, sociales y mundiales» (Papa Francisco, Mensaje para la celebración de la 56 Jornada Mundial de la Paz).
Imploro de corazón la bendición de Dios sobre todos ustedes, deseando que les acompañe todos los días de este año que, con la gracia de Dios estamos comenzando. Y que la intercesión de María Santísima, madre de Dios y madre nuestra, nos impulse a responder con generosidad a este llamado de paz.
¡Feliz Año Nuevo 2023!
Cd. Juárez, Chih.; a 20 de diciembre de 2022.
+ J. Guadalupe Torres Campos
Obispo de Ciudad Juárez