Mons. J. Guadalupe Torres Campos
Les saludo con mucho cariño deseando se encuentren muy bien. Estamos en el domingo cuarto de Cuaresma, ya nos vamos acercando a la Semana Santa, a la Pascua; sigamos con intensidad en este camino cuaresmal con oración; ayuno, más que físico, se hace el ayuno interior, espiritual, dejar el pecado, convertirme; y la caridad, la misericordia.
En este domingo de Cuaresma el evangelio de san Juan nos presenta un diálogo entre Jesús y Nicodemo, que hoy puede aplicarse a nosotros. También Jesús dialoga con nosotros, nos platica, lo escuchamos en relación de fe.
Jesús dice a Nicodemo: ‘Así como Moisés levantó a la serpiente, así tiene que ser levantado el Hijo del Hombre’… nos vamos preparando para el Viernes Santo en la celebración de la Pasión, de la Pascua. Veremos ese momento, ya no la serpiente, ahora es Jesús, será levantado el Hijo del Hombre. Por eso cantaremos el Viernes Santo: ‘Mirad el árbol de la Cruz donde estuvo clavado el Salvador del mundo’ y el sacerdote levanta la cruz.
Jesús lo anuncia este domingo a Nicodemo y nos lo anuncia a todos, por lo tanto es un llamado a la fe, a contemplar a Jesús.
El Padre, en la Transfiguración, nos dijo: ‘Escúchenlo, este es mi Hijo’, ahora este Hijo muere en la Cruz, es levantado. En momentos causa a los discípulos miedo, no saben cómo reaccionar, más de uno se rebela, ¡¿Cómo es posible que le suceda esto al Maestro?!, hay muchas reacciones y también nosotros podemos no entender, por eso debemos prepararnos para encontrarnos con Cristo.
Por eso Pablo, hace ocho días nos dijo: ‘les presento un Cristo crucificado, que va a ser levantado’, -como Moisés levantó la serpiente y quien la miraba quedaba curado-, así mirar el árbol de la cruz. Preparémonos para mirar con ojos de fe, de esperanza y amor a Cristo que será levantado. Y explica san Juan: ‘para que todo el que crea en Él, tenga Vida Eterna.’
En el desierto, los que habían sido mordidos por la serpiente, mirando la serpiente levantada, sanaban; no es una mirada vana, es amor a Jesús, a Cristo crucificado y decir ¡Creo!
Por el pecado morimos, el pecado destruye, mata, entonces Cristo nos rescata: lo miro, lo acojo, recibo a Jesús en mi corazón y tendré Vida Eterna.
Y esto es con relación al proyecto de Dios, ¿Cuál es la razón por la que el Hijo del Hombre tendrá que ser levantado? Dice san Juan: ‘Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo’… por amor.
A la luz de la ciencia, de nuestra humanidad, nuestra pequeñez no lo vamos a entender, por eso dijo san Pablo: ‘para unos es locura, para nosotros es gracia y fortaleza…’
Aquí es importante creer, la fe; la respuesta es creer y aquí me remonto al inicio de la Cuaresma, el miércoles de ceniza que dice ‘cree y arrepiéntete, cree y conviértete, cree y acepta a Jesús’.
Entonces debemos creer en Jesús, porque Él no quiere que ninguno perezca, no quiere nuestra muerte, sino que tengamos Vida Eterna.
No fuimos creados para ser condenados, sino para ser salvados. Por eso sigamos orando, ayunando, practicando obras de misericordia, para una conversión.
Escuchaba a mis hermanos sacerdotes que me dijeron ‘tuvimos muchas confesiones a nivel decanato, confesamos a mucha gente’… todas esas prácticas de la Iglesia, la misericordia y el perdón, soy muy importantes, pues Dios quiere que tengamos Vida Eterna.
Aquí hace una observación san Juan, cuando no creo -o sí creo, pero no vivo mi fe-, me desvío del camino; ‘habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas’, esta frase es fuerte y nos interpela. Mi opción es la Luz, que es Cristo, ¿O estoy prefiriendo las tinieblas?
La mejor manera de responder es viendo nuestras obras, nuestra vida, cuáles son nuestras obras y si son buenas, vamos en camino, hemos aceptado la Cruz de Cristo, pero si mis obras son malas, si maltrato, ofendo, hago daño, estoy en pecado, estoy obrando mal, en consecuencia estoy optando por las tinieblas.
Debemos preferir la Luz. Por eso: oración ayuno y caridad en la Verdad, que es Cristo, para acercarnos a la Vida.
Queridos hermanos: los animo a seguir caminando estos días siguientes con fe, esperanza. La clave, desde el Evangelio, es poner nuestra mirada en Jesús, que -como le dijo a Nicodemo- es levantado: mirar a Cristo crucificado, para poderlo contemplar también resucitado.
La bendición de Dios Todopoderoso permanezca siempre con ustedes. Un abrazo.