Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo con mucho amor de padre y pastor, deseo que se encuentren muy bien.
Estamos en el Domingo 16 del tiempo ordinario. Los textos de este domingo son muy hermosos y alentadores, nos dan mucha confianza y esperanza en el Señor Jesús.
El evangelio de san Marcos es continuación del texto del domingo pasado. Los discípulos regresan con Jesús después de haber sido enviados y le cuentan lo que habían hecho: ‘predicamos, fuimos de casa en casa’, le contaron con alegría lo que habían hecho; en eso Jesús les dice ‘vengan a un lugar solitario a descansar un poco’. El tema del descanso. En medio de tanta actividad, de correr de un lado para otro, tareas, actividades, cómo es importante el descanso… y el descanso integral.
Por una parte, está el descanso físico: si estamos cansados del trabajo, necesito tarde libre, descanso mental, convivir con mi familia, desconectarme y dedicarme a otras cosas.
Pero también el descanso en el sentido positivo: descansar a solas con Cristo, también es importante descansar así. Hoy Jesús te invita a estar a solas con Él, después de toda la semana de trabajo, de tantas preocupaciones, cada uno en sus cosas, Jesús hoy nos dice: vamos a un lugar tranquilo, apartado, a descansar un poco.
Busquemos ese lugar apartado del ruido mental, apartado de inquietudes, de problemas tristezas o trabajos, vamos a descansar con Jesús a su lado, junto a Él; buscar ese momento, ir a la capilla del Santísimo y en silencio le platico, me desahogo, voy a su gracia, voy a la Eucaristía, que también es momento de descanso, participar en ella, escuchar la Palabra de Dios junto con la asamblea, comulgar; todo eso son descansos espirituales, son encuentros con Jesús a solas para descansar con Él, tranquilos y retomar las fuerzas y la gracia que el Señor nos da para seguir trabajando.
Dice el texto que se dirigían a un lugar apartado y tranquilo; busquemos ese lugar apartado y tranquilo. Pero en eso la gente se da cuenta a dónde va, lo reconocen, y al desembarcar Jesús vio a una gran multitud que lo estaba esperando. Descansaron un momento, pero enseguida Jesús se encuentra con la multitud, con tanta gente que lo seguía, y continua su labor de profeta, su labor sacerdotal de sanar, predicar, escuchar.
Menciona san Marcos un aspecto importante cuando se encuentra a toda esta multitud: los vio y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor. Es una expresión muy fuerte que a mí como obispo me cuestiona y debe cuestionarnos a todos los sacerdotes, a los papás y maestros, pero especialmente a mí y a los sacerdotes.
Jesús vio a la gente que lo seguía con sus necesidades y dificultades y tristezas, y se compadeció de ellos. ¿A qué me invita el Señor?, a acercarme a todos, mirar a los demás, salir de mí mismo y al encuentro de la multitud de mis hermanos, cada uno compadecernos ¿Y qué significa compadecerme de mis hermanos?
Eso viene en relación a la primera lectura del profeta Jeremías, fuertísima, que nos debe cuestionar a todos: ¡Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer a las ovejas de su rebaño!
Es una expresión de advertencia. Son ovejas del Señor. No son mis ovejas, ¿Atiendo a los demás, me preocupo por los demás?, en vez de que se dispersen ¿los mantengo? Esa es la labor del pastor, del obispo, sacerdote y de quien tiene tarea de acompañar a hijos, alumnos, compañeros y amigos. Este texto nos cuestiona, son palabras fuertes que cada uno puede aplicar a su propia vida.
Termina diciendo el texto: les pondré pastores que los apacienten, que verdaderamente los amen, los alimenten, acompañen. Entonces es lo que nos pide el Señor: ser un buen pastor, a imagen de Cristo, Buen Pastor.
Entonces cada uno debemos decirle al Señor: Dame tu luz, sabiduría y gracia para ser un buen pastor, para tener esas actitudes que Tú tienes, y yo tenerla para con toda mi diócesis y cada quien en su propia vocación.
Queridos hermanos, deseo lo mejor para ustedes y una semana llena de bendiciones. La bendición de Dios Todo Poderoso permanezca siempre con ustedes.