A 50 años de la muerte de un gran sacerdote…

Misioneras de María Dolorosa
Monseñor Baudelio Pelayo Brambila nació en Santa Rosalía, Jalisco, el 28 de octubre de 1900. Proveniente de una familia de profunda fe, fue el mayor de nueve hermanos. Su vocación se manifestó desde temprana edad, llevándolo a formarse en los seminarios de Guadalajara y Chihuahua. Fue ordenado sacerdote el 3 de abril de 1926, en medio de la grave agitación social y la persecución religiosa que vivía México.
Un ministerio marcado por la valentía y la obra
Su ministerio comenzó en los difíciles años de la persecución de 1926, sirviendo con valentía en tiempos en que el culto estaba prohibido.
Demostró ser un pastor que unía la fe con la acción concreta, brindando no solo atención espiritual, sino también impulsando obras materiales. Con su característico espíritu de fortaleza, alegría e iniciativa, llevó adelante una labor pastoral fecunda, ofreciendo respuestas firmes y creativas a las necesidades tanto espirituales como materiales de su comunidad.
En 1937 llegó a Ciudad Juárez para tomar posesión de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe. Su llegada se convirtió en un catalizador pastoral y social para una ciudad en crecimiento, marcada por la necesidad y la pobreza. Monseñor Pelayo respondió a ese panorama de abandono con una caridad desbordante, centrada en los más vulnerables:
- Fundó el Asilo de Ancianos de San Antonio en Senecú.
- Estableció el Orfanatorio de Guadalupe.
- Creó la Ciudad del Niño.
La congregación: Su herencia viva
La obra cumbre de Mons. Pelayo fue la fundación de la Congregación de Hermanas Misioneras de María Dolorosa, en 1947.
Consciente de la necesidad de expandir el apostolado y la caridad en una ciudad en constante crecimiento, dio vida a esta congregación con la misión de ofrecer instrucción religiosa y atención social. Hoy, esta familia religiosa permanece como el legado vivo de su espíritu misionero.
Visionario y constructor de la Iglesia juarense
Monseñor fue un auténtico visionario del desarrollo de Ciudad Juárez. Con un gran celo apostólico, impulsó la construcción de numerosas parroquias, pilares de la vida diocesana, incluyendo la que sería la primera Catedral de Ciudad Juárez.
Apoyó decididamente la erección de la Diócesis de Ciudad Juárez en 1957 y la llegada de su primer obispo, Mons. Manuel Talamás Camandari. Con intensa labor misionera, preparó a sus fieles y a su Congregación para recibir al nuevo pastor.
Fue un sacerdote cercano, humilde, generoso y animador incansable de la fe del pueblo y de sus hermanos en el ministerio.
Monseñor Baudelio Pelayo Brambila partió a la Casa del Padre el 26 de octubre de 1975, justo dos días antes de cumplir 75 años. Su vida es un testimonio de entrega, servicio y amor pastoral. “Su paso por la tierra dejó huellas profundas de Fe, Caridad y Esperanza en el corazón del pueblo.”


































































