En entrevista, el coordinador de la Comisión Diocesana de Liturgia, padre Marcelino Delfín, explica los alcances de la nueva disposición del Papa Francisco para la institución de mujeres en los ministerios de lectorado y acostado
1.El Papa autorizó -oficialmente- que mujeres puedan acceder al ministerio del lectorado y acolitado ¿Qué trae esto a la Iglesia?
Yo diría más bien que la pregunta no iría por ahí, sino más bien qué motivó al Santo Padre Francisco para autorizar la institución del ministerio de lectores aceptando a las mujeres. Y creo que en el fondo hay mucha enseñanza de la Iglesia con diferentes documentos, la Verbum Domini del Papa Benedicto XVI, los sínodos de los obispos de diferentes lugares que ya tocaban este tema, la misma doctrina del Concilio Vaticano II que es la madurez de la doctrina de la eclesiología y es el dinamismo que caracteriza a la naturaleza de la Iglesia, siempre buscando esa madurez, esa responsabilidad que los laicos deben ir asumiendo como protagonistas dentro de la Iglesia con relación a los diversos servicios que hay en ella, llámese la liturgia, llámese la caridad, etcétera. Y además está el documento del papa, la carta apostólica Spiritus Domini, hay que leerla a la par con la carta que el Santo Padre envió al prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, sobre el acceso de la mujer a los ministerios del lector y del acolitado. ¿Qué trae esto a la Iglesia?,. pues el irle descubriendo el sentido de comunión que la caracteriza del ministerio ordenado, del ministerio laical o ministerio no ordenado, el que el laico responsablemente asuma activamente su participación dentro de la Iglesia, es decir, que sean corresponsables todos los bautizados, en la misión que tiene la Iglesia, y creo que esto ha traído a la Iglesia una madurez de toda la doctrina y enseñanza de la Iglesia, pero que siempre es todo un proceso que hay que madurar.
2.¿Puede explicarnos qué es el lectorado y por qué el Código de Derecho Canónico sólo lo citaba, antes de la reforma del Papa Francisco, para varones? Igual con el acolitado.
Creo que aquí habría que distinguir algunos elementos y se me olvidó mencionar en la pregunta uno, el documento Ministeria Quaedam (MQ) donde se reforman las órdenes menores que estaban en orden al sacramento del diaconado y del presbiterado, estaban ligadas estrechamente, por eso el Código de Derecho Canónico especifica, incluso la misma MQ, que (las órdenes) deben recibirla los varones, pero sin dejar de lado que ambos ministerios son laicales, siempre han sido ministerios laicales, y estos que se han mantenido en la Iglesia latina, son el lectorado y el acolitado. Ministeria Quaedam dice que el ministro lector está instituido para leer la Palabra de Dios en al Asamblea litúrgica, por lo cual proclamará las lecturas de la Sagrada Escritura, pero no el evangelio en la misa y en las celebraciones sagradas… para realizar mejor y más perfectamente estas funciones, medite con asiduidad la Sagrada Escritura. Ya la Ministeria Quaedam nos está hablando de unas funciones específicas y de una espiritualidad propia del ministro lector, por supuesto. En este rubro, sobre el acólito dice la MQ: “Es propio de él cuidar el servicio al altar, asistir al diácono o sacerdote en las funciones litúrgicas, distribuir, como miembro extraordinario, la Sagrada Comunión; en las mismas circunstancias especiales se le podrá encargar que exponga públicamente a la adoración de los fieles el sacramento de la Sagrada Eucaristía y hacer después la reserva…
Y retomando sobre el Código de Derecho Canónico, después de una madura reflexión, y después de consultar a las diferentes conferencias episcopales, el santo padre ha modificado o ha re redactado, como queramos decirle, el canon 230 paragrafo primero que antes decían “los varones que tengan” …Y ahora dice, “los laicos que tengan la edad y condiciones determinadas por decreto de la conferencia episcopal puede ser llamados para el ministerio estable del lector y acolito, mediante el rito litúrgico prescrito, sin embargo la colacion de esos ministerios no les da derecho a ser sustentados o reminerados por la Iglesia.
Como nos dicen las notas del anuncio de la Santa Sede, no es novedad que las mujeres participen como lectores o acólitos. ¿En la diócesis local cómo es esta participación femenina?
Sonará curioso lo que digo, pero en la Iglesia, desde la era apostólica, ha sido la mujer quien ha tenido un papel preponderante; para muestra, la Virgen Santísima que está con los apóstoles el día de Pentecostés animándolos, motivando a la Iglesia naciente y la participación de las mujeres, del sexo femenino, es muy amplia. Son muy creativas, muy sacrificadas, muy responsables de los diversos ministerios, no solamente la cuestión litúrgica, sino también en el ministerio de la caridad, de la catequesis en los diversos ministerios que les corresponde realizar en la diócesis y en el mundo entero, la mujer es muy entregada. Claro, con esto no minusvaloro la entrega de los varones, pero verdaderamente la mujer es muy participativa en nuestra vida eclesial y siempre muy consagrada a su servicio, y yo felicito mucho a las mujeres por esa entrega y dedicación en el servicio de la Iglesia.
¿Cómo se modificará localmente la participación femenina en la liturgia con esta nueva disposición del papa?
No tengo la respuesta. Puedo especular, pero quien tiene la respuesta, en todo caso, es el obispo don José Guadalupe Torres Campos, pero considero que no habrá ningún cambio sustancial, sino más bien el papa habla de un reconocimiento en ese sentido ritual, celebrativo, de reconocimiento de la participación en estos dos ministerios específicos, que ya de alguna manera suplementoriamente lo han venido realizando desde hace muchos años. Considero que van a seguir igual, sólo tenemos que esperar si hay alguna disposición de la Congregación para la Doctrina de la Fe, si da alguna orientación, o la cuestión de la celebración, también habría que esperar, pero parece ser que no va a haber algo novedoso, porque el mismo papa ya lo especifica en la Carta Apostólica en forma Motu Proprio Spiritus Domini, que se sigan pues los lineamientos que ya están establecidos.
¿Algo más que se deba agregar a este tema?
Considero que sí. Es un reto para la Comisión Diocesana de Liturgia esta disposición del Santo Padre, sobre todo con relación a los lectores, porque habla de una institución de ellos, que implica ya un mayor compromiso de ellos mismos, llevar una formación más específica, disciplinada, exigente, que es un proyecto que ya como comisión diocesana hemos venido trabajando. Vamos a echarle la culpa a la pandemia, pero ya teníamos programado hacer el equipo y presentar al señor obispo un pre proyecto de formación de lectores, así como se tiene la formación de los ministros extraordinarios de la Comunión, pero vino la pandemia, no nos hemos reunido y ahí está trabado el proyecto, está en espera, pero es un reto para la comisión y también queremos colaborar con el señor obispo en este nuevo encargo que el Santo Padre ha encomendado.
Para saber…
Funciones del lector:
“El Lector queda instituido para la función que le es propia, de leer la Palabra de
Dios en la asamblea litúrgica. Por lo cual proclamará las lecturas de la Sagrada
Escritura, pero no el Evangelio, en la Misa y en las demás celebraciones sagradas;
faltando el salmista, recitará el Salmo interleccional; proclamará las intenciones de la
Oración Universal de los fieles, cuando no haya a disposición Diácono o cantor;
dirigirá el canto y la participación del pueblo fiel; instruirá a los fieles para recibir
dignamente los Sacramentos. También podrá, cuando sea necesario, encargarse de la
preparación de otros fieles a quienes se encomiende temporalmente la lectura de la
Sagrada Escritura en los actos litúrgicos. Para realizar mejor y más perfectamente
estas funciones, medite con asiduidad la Sagrada Escritura» (Ministeria Quedam n. 5).
El Lector, consciente de la responsabilidad adquirida, procure con todo empeño y ponga
los medios aptos para conseguir cada día más plenamente el suave y vivo amor, así como
el conocimiento de la Sagrada Escritura, para llegar a ser más perfecto discípulo del Señor”.
Funciones del acólito:
Es propio de él cuidar el servicio del altar, asistir al diácono y al sacerdote en las
funciones litúrgicas.
- Distribuir, como miembro extraordinario, la Sagrada Comunión.
- En las mismas circunstancias especiales se le podrá encargar que exponga
públicamente a la adoración de los fieles el sacramento de la Sagrada Eucaristía
y hacer después la reserva.
- Cuidar de la instrucción de los demás fieles, que por encargo temporal ayudan
al sacerdote o al diácono en los actos litúrgicos.