Mons. J. Guadalupe Torres Campos
Les saludo con amor de padre y pastor, deseando se encuentren bien de salud. Estamos en el Domingo Quinto de Pascua. Nos vamos encaminando hacia la Ascensión del Señor y a Pentecostés.
El evangelio de este domingo de san Juan toca el tema de la vid y los sarmientos. Decíamos hace ocho días que Cristo dice ‘Yo soy el buen pastor’ y hoy nos dice: ‘Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador’.
La verdadera Vid es a la cual estamos llamados a unir nuestras vidas, estar insertos a la verdadera Vid que es Cristo, y nuevamente Cristo hace esa relación Padre-Hijo de una manera maravillosa: ‘Yo soy la verdadera Vid y mi Padre es el viñador’.
Que de veras tomemos conciencia de Jesús y que estoy llamado a vivir unido a Él. El cristiano no puede permanecer ajeno o alejado de Jesús, sino en unión con Jesús. Si de veras quiero vivir a plenitud mi ser católico-cristiano, solamente lo puedo hacer unido a Jesús y por eso esta parábola -esta relevación de Cristo- es muy importante.
Por otra parte, nos dice, al sarmiento que no dé fruto se le arranca. Estamos llamados a dar frutos buenos: amor, paz, caridad, misericordia, unidad, justicia, en fin, dar frutos de fe, de esperanza y de caridad. Pero nos advierte el evangelio: si no doy frutos que vayan de acuerdo a mi condición de hijo de Dios, entonces como sarmiento seré arrancado. Dice hermosamente: Cristo lo poda, lo cuida para que dé más frutos.
Estamos llamados a la unidad con Cristo y Cristo nos corresponde con su gracia, con su presencia y amor. Para que bebamos de Él la vida la gracia y traduzcamos esa íntima unión con Cristo con hechos, dando frutos abundantes.
Por eso invita de esta manera: permanezcan en mí y yo en ustedes. ¿Cómo quiero vivir mi fe? ¿lejos, apartado, asilado de Jesús y de la comunidad? ¡No!, permanezcan en mí y Yo en ustedes
¿Y cómo permanecer?, con la oración, con la Palabra de Dios, meditar el evangelio ¿Cómo permanecer unidos a la vid y dar fruto?, con los sacramentos… ¿Cómo dar frutos abundantes?, viviendo en comunidad, unido a mi Iglesia, pues dice Jesús ‘Permanezcan en mí y yo en ustedes’, por lo tanto, vuelve a decir Jesús, ‘Yo soy la vid y ustedes los sarmientos’. Utiliza esa figura para motivarnos a seguir unidos a Él.
Y dice el Padre: ‘pidan lo que quieran, y yo se los concederé’.¿Qué necesito para dar frutos? Pídele su gracia, su amor, su palabra para acoger y dar frutos abundantes.
Por eso en la primera carta de san Juan, nos dice fuertemente el evangelista: ‘No amemos solamente de Palabra, amemos de verdad’. Es una expresión fuerte la de san Juan. El fruto máximo de la permanencia con Jesús es el amor. Amar de verdad, no solo de palabra. Y hay que trabajar todos los días, esforzarnos.
Sigue diciendo san Juan en su carta, ‘puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada: cumplir los mandamientos. Amarse los unos a los otros. Por eso la oración, por eso la meditación de la Palabra, orar para descubrir qué nos pide el Señor. Estos son los mandamientos, eso nos pide que trabajemos para lograr la permanencia en Cristo; primero que creamos. Cuando los apóstoles predicaban, la gente se emocionaba y preguntaban ¿Qué debo hacer? ¡Creer! y por eso les decía ¡Bautízate! Y en consecuencia que nos amemos los uns a los otros.
Por eso también Pablo en Hechos de los apóstoles señala otro fruto de esa permanencia en Jesús: las comunidades cristianas permanecían unidas y gozaban de paz. Es algo que hoy nosotros deseamos, anhelamos, debemos trabajar todos unidos: la unidad y la paz como fruto de estar íntimamente unidos a Jesús.
Por eso oramos: Señor Dios, lleva a su plenitud el sacramento Pascual, para que, a quienes te dignaste renovar por el Bautismo, nos hagas abundar en frutos buenos, unidos a Jesús y también caminando juntos como Iglesia.
Te animo a tomar conciencia de que Cristo es la vid y nosotros los sarmientos. Permanezcan en mi amor, nos dice Jesús. Siempre con alegría y gozo los bendigo. Un abrazo, cuídense.