- El Papa Francisco lo explica en su carta ‘Admirabile signum’…y aquí lo presentamos …
Ya en nuestra pasada edición presentamos diez puntos de la carta apostólica ‘Admirable signum’ en la que el Papa Francisco escribió sobre el significado y el valor de la tradición Cristiana de instalar un belén o nacimiento.
El Papa defiende la instlación de los nacimientos en Navidad, como “un ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza”, dice en el escrito, en el cual reitera que “No es importante cómo se prepara el pesebre, puede ser siempre igual o modificarse cada año; lo que cuenta es que este hable a nuestra vida”.
Y con este punto de partida, el papa repasa en su carta una a una todas las figuritas y demás elementos del belén:
El Niño Jesús
“El corazón del pesebre comienza a palpitar cuando, en Navidad, colocamos la imagen”, Para el obispo de Roma, “en Jesús, Dios ha sido un niño y en esta condición ha querido revelar la grandeza de su amor, que se manifiesta en la sonrisa y en el tender sus manos hacia todos”.
La Virgen María
“Su imagen hace pensar en el gran misterio que ha envuelto a esta joven cuando Dios ha llamado a la puerta de su corazón inmaculado.
Francisco se remite a la anunciación para hacer comprender que con su ‘sí’. “María se convertía en la madre del Hijo de Dios sin perder su virginidad, antes bien consagrándola gracias a Él. Vemos en ella a la Madre de Dios que no tiene a su Hijo sólo para sí misma, sino que pide a todos que obedezcan a su palabra y la pongan en práctica”.
San José
“Por lo general, se representa con el bastón en la mano y, a veces, también sosteniendo una lámpara”, señala el Papa sobre uno de los santos a los que más devoción tiene. “Juega un papel muy importante en la vida de Jesús y de María. Él es el custodio que nunca se cansa de proteger a su familia”. Además pone en valor cómo fue “el primer educador de Jesús niño y adolescente” así como el hecho de que “llevaba en su corazón el gran misterio que envolvía a Jesús y a María su esposa, y como hombre justo confió siempre en la voluntad de Dios y la puso en práctica”.
El pesebre
“Al nacer en el pesebre, Dios mismo inicia la única revolución verdadera que da esperanza y dignidad a los desheredados, a los marginados: la revolución del amor, la revolución de la ternura”, comenta el Papa en su carta. “Desde el belén, Jesús proclama, con manso poder, la llamada a compartir con los últimos el camino hacia un mundo más humano y fraterno, donde nadie sea excluido ni marginado”, agrega.
Los Reyes Magos
El Papa se refiere a ellos como “hombres ricos, sabios extranjeros, sedientos de lo infinito, que parten para un largo y peligroso viaje que los lleva hasta Belén”. Francisco detalla que sus regalos tienen un significado alegórico: “El oro honra la realeza de Jesús; el incienso su divinidad; la mirra su santa humanidad que conocerá la muerte y la sepultura”.
Melchor, Gaspar y Baltasar “enseñan que se puede comenzar desde muy lejos para llegar a Cristo”. De ellos el papa destaca que “no se dejan escandalizar por la pobreza del ambiente; no dudan en ponerse de rodillas y adorarlo. Ante Él comprenden que Dios, igual que regula con soberana sabiduría el curso de las estrellas, guía el curso de la historia, abajando a los poderosos y exaltando a los humildes”.
El cielo estrellado
“Pensemos en cuántas veces la noche envuelve nuestras vidas”, invita el Papa que reflexiona sobre cómo “Dios no nos deja solos, sino que se hace presente para responder a las preguntas decisivas sobre el sentido de nuestra existencia: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Por qué nací en este momento? ¿Por qué amo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué moriré?”.
El escenario: las casas en ruinas
Francisco comenta cómo es habitual que la iconografía de los nacimientos recoja edificios y palacios antiguos. “Esas ruinas son sobre todo el signo visible de la humanidad caída, de todo lo que está en ruinas, que está corrompido y deprimido”, detalla el Papa, que va más allá: “Este escenario dice que Jesús es la novedad en medio de un mundo viejo, y que ha venido a sanar y reconstruir, a devolverle a nuestra vida y al mundo su esplendor original”.
Las montañas, los riachuelos y los animales
Para el Papa Francisco, reflejan cómo “toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías”.
El palacio de Herodes
“Está al fondo, cerrado, sordo al anuncio de alegría”, describe el Papa.
Los ángeles y la estrella
“Son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor”, explica Francisco.
Los pastores
“Son los más humildes y los más pobres quienes saben acoger el acontecimiento de la encarnación”, sentencia que el Papa que les presenta en contraposición a “tanta gente que pretende hacer otras mil cosas”.
“Se convierten en los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la salvación que se les ofrece”, subraya. Es más, Francisco está convencido de que “este encuentro entre Dios y sus hijos, gracias a Jesús, es el que da vida precisamente a nuestra religión y constituye su singular belleza, y resplandece de una manera particular en el pesebre”.
Los mendigos
Francisco invita a colocar en el belén las figuras de aquellos que “no conocen otra abundancia que la del corazón”. “Ellos también están cerca del Niño Jesús por derecho propio, sin que nadie pueda echarlos o alejarlos de una cuna tan improvisada que los pobres a su alrededor no desentonan en absoluto”, detalla en la carta apostólica.
Defiende que “los pobres son los privilegiados de este misterio y, a menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros”.
No en vano, el Papa recuerda que el Hijo de Dios “nació pobre”. “Desde el belén emerge claramente el mensaje de que no podemos dejarnos engañar por la riqueza y por tantas propuestas efímeras de felicidad”, señala.
Las otras “figuritas”
El Papa admite en su carta que tanto a los niños como a los adultos “les encanta añadir otras figuras al belén” que no aparecen en los relatos evangélicos como la lavandera, el herrero, el panadero… “Esta imaginación pretende expresar que en este nuevo mundo inaugurado por Jesús hay espacio para todo lo que es humano y para toda criatura”, interpreta Francisco.
Para él, todos estos personajes representan “la santidad cotidiana, la alegría de hacer de manera extraordinaria las cosas de todos los días, cuando Jesús comparte con nosotros su vida divina”.
FRASE…
“Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada”.
Papa Francisco