Seguimos la reflexión y acción de la Palabra de Dios en esta Cuaresma. Aquí la Lectio Divina para el próximo 28 de marzo, cuando se celebra el Domingo de Ramos, inicio de la Semana Santa. Integrantes del Instituto Bíblico San Jerónimo nos guían en este ejercicio …
Samuel Pérez Pardo/ Instituto Bíblico San Jerónimo
- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró. La cortina del templo se rasgó en dos de arriba abajo. Y el oficial romano que estaba frente a Jesús, al ver que había expirado de aquella manera, dijo:
“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”.
(Extracto del texto tomado de la Biblia de América – para una mejor comprensión y profundización se recomienda leer el texto completo.)
Breve Estudio Bíblico
En este Domingo de Ramos, en el Evangelio se presenta la narración de la pasión según san Marcos y con ello responde a lo que constituye el eje de su evangelio: ¿Quién es Jesucristo? Ante la afirmación del centurión podemos conocer la revelación del misterio: “Verdaderamente este hombre era hijo de Dios”. Es una narración sobria y escueta donde los acontecimientos hablan por sí mismos y el protagonista calla. El punto de partida es en el contexto de la fiesta judía y en la intención de las autoridades judías en darle muerte a Jesucristo (Mc 14, 1-2). Estas autoridades políticas y religiosas se sentían incómodas ante las enseñanzas y denuncias de Jesús, no estaban dispuestos a renunciar al poder y a los privilegios. Esto desprende una persecución contra Jesucristo, le juzgarán, le condenarán y le clavarán en la cruz. A este sombrío inicio se contrapone el poco entendido gesto de una mujer en Betania que se anticipa a ungir su cuerpo preparándolo para la sepultura (Mc 14, 10-11). Estas dos escenas introducen la crónica de lo que está por suceder y son culminadas por el gesto de extrema comunión y amor por parte de Jesucristo: entregarse en el pan y en el vino que reparte (Mc 14, 22-25).
Marcos indica con la prisión de Jesucristo que todo acontece para que se cumplan las Escrituras (Mc 14, 49). Las autoridades judías lo condenan por blasfemo y como sedicioso político, sus discípulos simplemente lo traicionan, desaparecen y lo abandonan. Repudiado por su pueblo (Mc 15, 13) queda a la merced de ofensas, golpes y burlas (Mc 15, 16-20). Jesucristo reacciona con el silencio, asumiendo su destino y permaneciendo fiel a la voluntad del Padre. Ante el clamor de las muchas voces que acusan, se burlan, reniegan y gritan: “¡Crucifícale!”, es más impresionante el silencio de Jesús. Cargando con la Cruz, lo llevan al lugar del Gólgota y con ello el momento de su crucifixión y muerte (Mc 15, 21-41). En el camino le dan a un cirineo y un brebaje, lo crucifican junto dos ladrones y se reparten sus vestiduras. El momento de la muerte es narrado con precisión ante un fuerte grito de Jesús y la afirmación de un soldado romano que lo reconoce como el Hijo de Dios. Una breve escena de la sepultura (Mc 15, 42-47) cierra la crónica de la pasión de Jesucristo resaltando nuevamente la intervención de las mujeres. Después de todo lo que ha sido el testimonio del Evangelio de san Marcos y el relato de la pasión, la conclusión es clara: Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios y trasciende los umbrales del pecado y la muerte para nuestra salvación.
Meditar la Palabra
Después de haber leído el texto del evangelio hagámonos las siguientes preguntas:
¿Cuál es el mensaje esencial de la narración de la Pasión y Muerte de Jesús en el evangelio de san Marcos?
¿Por qué razón es juzgado y condenado Jesucristo a la muerte en la cruz?
¿Qué me ha llamado más la atención del comportamiento de los doce apóstoles hacia Jesús?
¿Quién realiza la institución de la Eucaristía? ¿Cómo lo hace?
¿Cuál consideras que fue el mayor sufrimiento de Jesucristo en su Pasión?
- MEDITACIÓN: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Como aquella mujer en Betania, ¿soy capaz de derrochar todo de mií por Jesucristo?
Cada día puedo entrar en comunión con Jesucristo en la Sagrada Misa. ¿Realmente creo que Jesucristo está presente en la Eucaristía? ¿Cómo vivo este momento de intimidad con Dios?
Durante esta Cuaresma, ¿he sido de los discípulos que han abandonado a Jesucristo? O, ¿he sido como las mujeres que lo acompañan y están a la espera de la Resurrección?
¿Cómo me estoy disponiendo a vivir y acoger los acontecimientos que vamos a celebrar en esta Semana Santa?
Ante las situaciones que he experimentado en mi vida, ¿Vivo mi existencia en la esperanza de la Resurrección?
Responder a la Palabra de Dios
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Concédeme, Señor, la gracia de vivir este tiempo santo en un profundo recogimiento interior. A vencer el soberbio enemigo del pecado, la apatía, el desinterés. A no perderme en las cosas mundanas y efímeras. Que, al contemplar la Cruz, reconozca tu inmenso amor, que te reconozca en los cirineos que has enviado a mi vida y me han ayudado a cargar mi cruz. Que derroche el perfume de tu amor en aquellos que son crucificados cada día por el abandono, el desprecio y la injustica. Ayúdame, Señor, a que guarde silencio en estos días para escuchar tu palabra, meditar y vivir el Misterio de tu amor. Ayúdame a renunciar a toda ocasión de pecado y así un día, pueda contemplar tu rostro. Gracias, Señor, por tu amor y entrega total.
- Contemplación:
Para la contemplación podemos repetir varias veces un versículo del Evangelio para que penetre e ilumine nuestro corazón:
“Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15, 39).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Como cristiano debo reflejar a Jesucristo en las acciones de mi vida diaria.
Propuesta: De manera relajada y consciente, voy a leer detenidamente durante la semana estas lecturas. Viviré esta Semana Santa participando, en lo posible, de las celebraciones de la Iglesia. Le diré a una persona que Jesucristo la ama y ha dio su vida para su salvación. Que basta que crea.