Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo con mucha alegría en este domingo extraordinario. Dios nos ama, nos bendice y nos regala este día espectacular para convivir, estar en familia, para encontrarnos con el Señor, alabarlo y bendecirlo.
Estamos en el domingo 22 del tiempo ordinario. Escuchamos en el texto del evangelio de san Marcos cómo a veces nos podemos engañar a nosotros mismos o pretendemos engañar a los demás con actitudes falsas, doble moral, apariencias y cómo Jesús criticaba a los fariseos, los llamó, incluso, hipócritas.
En esta ocasión, estos fariseos critican a Cristo y a los discípulos diciendo que comen con las manos impuras ¿Por qué tus discípulos comen con las manos impuras y no siguen la tradición? A Jesús le molesta esta actitud hipócrita, lo que llamamos una actitud farisea. Aparentamos cumplir todo lo mandando pero en el fondo vivimos de otra manera. Hipocresía y falsedad. Por eso Jesús les contesta: ‘Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes cuando escribió Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón esta lejos de mí. Nos puede pasar a nosotros, honrar a Dios con los labios, de palabra, pero nuestro corazón puede estar lejos de Dios.
Ser fiel a Dios
Hoy, queridos hermanos, se me invita a cambiar mi actitud, ser fiel a la palabra de Dios, lo que diga, cumplirlo, lo que crea y celebre, llevarlo a la práctica, ser coherentes, dar testimonio, poner en practica la Palabra de Dios, llevarla a la vida. Con la Palabra alabamos a Dios, pero también con los hechos, con el corazón y la vida misma.
Jesús señala en este texto de san Marcos lo que realmente debe ser la actitud del cristiano: No es lo que entra lo que hace impuro al hombre, no es lo que comamos o dejemos de comer, sino qué hay en nuestro corazón, en nuestro interior, eso es lo que hay que revisar. Porque en este domingo Jesús nos advierte: lo que sí mancha al hombre es lo que sale de dentro del corazón, y anuncia san Marcos una serie de comportamientos o actitudes que no van de acuerdo con el Evangelio, con Cristo, con Dios; lo que sale de un corazón egoísta y soberbio, es la fornicación, los robos, los malos pensamientos, la codicia, las injusticias, los fraudes, una serie de pecados que en origen están dentro de mí, en mis sentimientos que luego se vuelven acciones o actitudes.
Hoy, queridos hermanos, tenemos que meternos a nuestro interior, hacer una introspección para ver qué hay en nuestro corazón. Si hay cosas malas, cambia esos sentimientos o pensamientos par que haya bondad, paz, serenidad; en otras palabras, que en nuestro corazón reine Dios, reine Cristo, para que todo lo que salga de nuestro interior sean cosas buenas, santas; desde las palabras, actitudes, acciones, en relación con Dios, pero también con los hermanos: justicia, honradez, servicio, solidaridad, respeto por el otro, la paz. Que de nuestro corazón broten cosas buenas hacia los demás.
Cumplir la Palabra
Por eso qué hermoso el salmo responsorial: Quién será grato a tus ojos, Señor. Cada una de las frases del salmo son muy importantes. El hombre que procede honradamente que practica la justicia, que busca el bien del prójimo, busca lo mejor para el otro, que es generoso, que no busca el mal del otro sino ve por su bien, así seremos gratos a los ojos del Señor.
Por eso la primera lectura del Deuteronomio nos dice ‘Escucha los mandatos y preceptos que te enseño para que los pongas en práctica’. No aprendérmelos solamente, sino ponerlos en práctica. Cumplir los mandamientos del Señor, eso es lo que te hará un hombre sabio y prudente, que conoce la voluntad de Dios.
Igual el apóstol Santiago, en la segunda lectura dice: ‘Acepten dócilmente la Palabra que ha sido sembrada en tu corazón, pongan en practica esa palabra y no se limiten a escucharla.
Cuando vamos a la misa, primero tenemos el banquete de la Palabra de Dios, que es proclamada y reflexionada, hay que ponerla en práctica, siempre
Por eso le pedimos a Dios en la Oración Colecta: Dios de toda virtud, de quien procede todo lo que es bueno, infunde en nuestros corazones el amor a tu nombre, que concede que crezcamos en nuestra vida diaria haciendo el bien.
Le pedimos a Dios siempre que nos dé su gracia, entendimiento, conocimiento, ciencia, sabiduría para vivir la coherencia en nuestra fe, vivir lo que creo, al escuchar su Palabra ponerla en práctica y no caer en ese fariseísmo.
Que nuestro corazón y el de nuestra sociedad estén llenos de Dios para que broten cosas buenas y así construyamos una sociedad más justa, más honesta y que nuestra Iglesia sea llena de Dios, donde nos alimentamos y vivimos el testimonio de servicio, amor y caridad cumpliendo esos mandamientos que Cristo resume en el amor a Dios y al prójimo.
Que tengan un domingo maravilloso, una semana llena de bendiciones, alegría y gozo. Les quiero y les bendigo siempre. Cuídense mucho. Abrazos.