Lectio Divina correspondiente al 21 de mayo de 2023, Domingo de La Ascensión del Señor…Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/ IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Mateo 28, 16-20.
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, lo adoraron; ellos que habían dudado. Jesús se acercó y se dirigió a ellos con estas palabras: -Dios me ha dado toda autoridad plena sobre el cielo y la tierra. Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿Dónde se da el encuentro final entre Jesús y los once discípulos?
Al verlo los discípulos ¿qué fue lo primero que hicieron?
¿Qué palabras iniciales les da Jesús?
Después de esas palabras ¿cuál es la misión que les confía a sus discípulos y en qué consiste?
Al despedirse Jesús, ¿qué es aquello que les hace saber?
Breve Estudio Bíblico
San Mateo, al comienzo de su evangelio presentaba a Jesús como el Emmanuel, que significa Dios con nosotros (cf. 1, 13). Ahora, en el último versículo de su escrito, nos comunica esa misma realidad: “Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos” (28, 20b). El lugar del encuentro final entre Jesús y sus discípulos sucede en Galilea donde inició su misión (cf. Mateo 4. 12. 17) y es donde les llamó por primera vez y lo escucharon (cf. Mateo 10, 1-16). Finalmente, es donde les confía una misión: ir y hacer discípulos a todos los pueblos. Además, les indica el cómo realizar este encargo misionero pidiéndoles bautizarlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les ha mandado (cf. Mateo 28, 19-20). Es también el lugar del encuentro la montaña de la revelación (cf. Mateo 17, 1). Aunque algunos dudaban de Jesús como el Mesías y de su resurrección, terminaron adorándolo como un signo de apertura a la presencia y soberanía de Dios. Esta autoridad que confiesa Jesús le es otorgada por Dios Padre y manifiesta su identidad: todo está bajo sus pies y es la cabeza suprema de la Iglesia (segunda lectura). Revela también la plenitud de la divinidad (cf. Colosenses 1, 19) de la cual hace partícipe a los discípulos para llevar a cabo la misión e ir por el mundo como testigos con la fortaleza y la presencia del Espíritu Santo (primera lectura). El ser discípulo y ser bautizado en el nombre de Dios significa asumir el compromiso de vivir desde su voluntad y hacer presente, con las obras y el testimonio, el Reinado de Dios en la tierra. La ascensión del Señor no es ausencia, no nos quedemos mirando al cielo. Vivamos esta realidad: ¡Jesucristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado y está con nosotros, todos los días hasta el fin del mundo!
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
¿Cómo busco respuesta a las dudas que tengo de Dios, de mi fe y de la Iglesia? Entre esas búsquedas ¿está un sacerdote, religiosa, o laico preparado que realmente me pueda apoyar en disipar esas dudas? ¿Estoy interesado en conocer mi fe por medio de alguno de los Institutos de formación en mi diócesis, escuelas bíblicas o grupos de formación en mi comunidad?
Una de las razones del envío misionero es “hacer discípulos” lo cual no se debe entender en un sentido proselitista. Nuestras comunidades parroquiales, ¿se ocupan por cumplir la misión confiada por Jesucristo o caemos en un activismo religioso?
Reflexionemos sobre aquello que hacemos más en nuestras comunidades. ¿Buscamos la continua formación en el conocimiento de Dios, el vivir los sacramentos y la verdadera caridad o estamos más interesados en vivir nuestra fe desde un servicio que no nos comprometa y mueva de nuestras comodidades?
¿Eres un católico alegre? ¿Qué te mueve el saber que Jesucristo es la cabeza de la Iglesia y nos ha hecho saber que está presente todos los días hasta el fin del mundo?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús,
que tu Espíritu ilumine nuestras acciones,
suscite en nosotros el deseo de conocerte, amarte y seguirte.
Sea nuestra fuerza para vivir lo que tu Palabra nos ha hecho ver.
Señor Eterno,
sabiendo que estás con nosotros todos los días hasta el fin del mundo,
reanima de todo bautizado los corazones, la fe y el amor por el prójimo.
Y así, amando los bienes del Reino,
vivamos y anunciemos como testigos la alegría de tu Resurrección.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe:
«Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos» (Mateo 28, 19a).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
En este domingo de la Ascensión del Señor se nos ha encomendado una misión: ¡Seamos una Iglesia en salida!
Propuesta: ¿Cuál es mi Galilea? Participemos de las actividades misioneras en nuestras comunidades parroquiales y vivamos como testigos la alegría de la Resurrección. Hagamos el propósito de inscribirnos en alguno de los institutos de formación en la diócesis para conocer y alimentar nuestra fe. Oremos por toda persona que lleve la Palabra de Dios a distintas partes del mundo, oremos por nuestra Iglesia.
Primera Lectura: Hechos 1, 1-11
Salmo 46
Segunda Lectura: Efesios 1, 17-23
Color: Blanco