Pbro. Leonel Larios Medina/Comunicólogo
Me ha sorprendido en estos días la desorganización con la que se está aplicando la vacuna contra la COVID para las personas mayores de 60 años. Pienso que es un signo del rechazo a las instituciones sanitarias que ya tenían tanta experiencia en las campañas de vacunación y que podrían haber sido muy buenos asesores para hacer frente a una emergencia de vital importancia ante la crisis sanitaria. Parece que la voz de las instituciones no es digna de ser escuchada, sobre todo por quienes están acostumbrados a gritar en plazas y calles. De nuevo el que grita, pierde capacidad de escucha.
Existe una norma social tan antiguo y que ahora se ha visto patente en las calles de Parral. La gente haciendo filas enormes, con gran desinformación, ni cómo, ni qué pedirían, apoyados por familiares que oyeron que llegarían las vacunas, y que solo habría tres días para recibir la primera dosis. Yo me pregunto: en pleno 2021, donde te llega un producto desde cualquier parte del mundo con un clic y transferencia ¿No podrían haberlo organizado mejor, definiendo grupos de más de 80, otro de más de 70 y otro más de 60? En el registro pidieron correos y teléfonos celulares ¿no saben mandar mensajes de textos a las personas responsables de nuestros hermanos mayores, que no tienen la culpa de una tecnología tan avanzada?
No sólo me quedo con el hecho puntual de los primeros 3 días que iniciaron con el caos, buscando sobre la marcha ir tomando un orden ya con la gente en la banqueta, bajo el sol, sobre botes o esperando el turno de ser sustituido en la fila cuando llegue tu abuelita… Si así está la vacunación, creo que es un síntoma de cosas peores al interior de más instituciones que el tiempo está deteriorando. Que este gobierno no esté haciendo las cosas más organizadas, no deduce que los gobiernos anteriores estén libres de sus culpas o de otras faltas como corrupción o mal uso del poder; pero cada servidor público deberá dar cuentas en su momento de su desempeño exigiendo tenga el perfil y la preparación para ejercerlo.
Me da miedo la gente que no sabe política, y empiece a gobernar, así como los acostumbrados a robar amparados por sus amigos del mismo talante, o favores debidos a otros. Haciendo una comparación, me daría miedo que me operara del apéndice un estudiante de medicina en su primer año, con muy buenas intenciones de aprender, argumentando que ya vio tutoriales y que sobre la marcha irá viendo que hace. ¿Usted lo permitiría? Los grandes retos, exigen grandes decisiones y sobre todo profesionales. No sé dónde estará la falla, en que eslabones pareciera iniciar la desorganización. Te dan un folio que no importa, citan a todos al mismo tiempo y empiezan por orden alfabético… ¡pobres los de apellido Zubía! Tuvieron que llevar lonche y hasta casa de campaña.
Algo es cierto, salieron de su cautiverio muchos adultos mayores deseosos de volver a la plaza a socializar, o a visitar nietos y familiares que los ayuden en su soledad. Quizá vimos más de los que imaginábamos. Y es que la ciencia no puede quedarse en la imaginación, para eso son los datos y las computadoras. Los invito a no encandilarnos con las cifras de vacunas aplicadas, sino mirar los millones que faltan por recibir el “elixir de la libertad”. Estos grupos poblacionales son los más vulnerables ante el virus, su cuerpo desgastado por construir un país que parece estarse desmoronando. Fortalezcamos las instituciones, seamos mejores ciudadanos, esto no puede esperar, no pensemos que ser justos y eficaces se consigue con el tiempo y sobre la marcha.